El camino es un trayecto por carreteras secundarias espectacular que sube por el puerto de Belagua después de pasar pueblos tan bonitos como Roncal e Isaba. Se nos había hecho un poco tarde y ya era de noche cuando cruzamos el puerto pero la nieve en la carretera era indicativo de lo que nos íbamos a encontrar al día siguiente en Arette. Al parecer había estado nevando durante viernes y sábado y fue el momento perfecto para probar las nuevas ruedas de invierno de la furgo, especialmente al cruzar frontera donde los trabajos de limpieza habían sido menos concienzudos y todavía quedaba bastante nieve y hielo en el asfalto. Gracias a las ruedas y la gran pericia de la piloto sobre las 8 de la tarde del sábado llegábamos por fin al parking de la estación. Había autocaravanas y furgonetas por todas partes, no me pare a contar pero seguro que estamos mas de 70, quizás de 100. Y si, al llegar los dos nos miramos sonriendo y recordando la frase de nuestros amigos, no tenia perdida, estábamos justo debajo de la silla.
El domingo empezamos el día vagueando un poco en la cama y desayunado con calma disfrutando de las vistas al Auñamendi que nos brindaba la ventana de nuestra furgo. No había prisa sabiendo que el lunes íbamos a tener la estación para nosotros solos. Igualmente la estación no es muy grande y aunque había bastantes colas nos dio tiempo a conocerla prácticamente en su totalidad. Todos los remontes estaban abiertos y pudimos disfrutar de las increíbles vistas desde el telesilla mas antiguo de la estación, una silla biplaza con asientos de laminas de madera y respaldo de hierro que parece darte una vuelta por las calles del pueblo. Las casitas que se dejan ver desde la silla parecen sacadas de un capitulo de Heidi. En ese momento decidimos que por la tarde daríamos un paseo para verlas mas de cerca y casi nos hicieron falta raquetas para volver a la furgo.
Ya por la tarde noche como bueno domingo que era la gente empezó a recoger sus cosas y de los casi 100 que éramos quedamos probablemente unos 30 vehículos vivienda. Solo quedaba cenar para recuperar fuerzas, poner una película en la tablet y meternos a la cama pronto para aprovechar el lunes.
El lunes amanecía de nuevo totalmente despejado igual que el domingo, así que nos pusimos las botas, cruzamos la calle y nos montamos en la silla, brutal, esto si es estar a pie de pistas. Ya conocíamos la estación así que hoy tocaba disfrutarla. Es una pena el terreno sea tan irregular porque había un montón de nieve fuera de pistas y unos arboles preciosos que invitaban a surfear a su alrededor, pero el riesgo de quedar atrapado en un plano o aun peor en un agujero parecía demasiado grande como para intentar una salida de pistas, así que nos hicimos la estación entera repitiendo las pistas que mas nos gustaron.
El día de snow llegaba a su fin y esta vez si, de camino a casa pudimos disfrutar de las vistas del valle de Belagua, espectacular cubierto de nieve. No lo había vuelto a ver así desde los tiempos de la semana blanca con el colegio cuando nos llevaban a hacer esquí de fondo.
Sin duda nos volvemos con un gran sabor de boca del fin de semana y no solo por los chuletones, sino porque hemos descubierto esta joya del pirineo occidental a la que seguro volveremos con nuestra furgo.
















