¿Por qué este dominio y no cualquier otro? Respuesta sencilla: la compañía.
En enero la incursión fue con una amiga, camicace de las pistas, que buscaba emociones fuertes. Es decir, todo lo que no fuera una buena pistarraca (disculpad la palabreja) roja…ya no merecía la pena. Pero esta vez, era diferente. Mi acompañante era mi marido, que por cierto, esquía igual de bien que la anteriormente citada, pero su esquí es mucho más tranquilo. Así que, basándome en planos de pistas, videos de Youtube, reportajes de Nevasport e informaciones varias, me decidí por el Skiwelt con campamento base en Scheffau. Quizás me había hecho una idea errónea de la zona (coger algo sin conocer conlleva sus riesgos), pero me parecía más tranquilote que un Zillertal, un Saalbach o un Söelden.
Todo comenzaba como un Dejá-Vu, el mismo aeropuerto, a la misma hora, con la misma compañía aérea, pero con diferentes caras a mi alrededor. Por cierto destacar que viajar con Lufthansa es genial y si sumas una lowcost + maleta + equipo + desayuno…no difiere mucho de la tarifa economyclass y en ocasiones incluso sale más caro que la línea regular.
Pero ese no es el tema que nos compete. A las 05:30 del día 11 llegábamos al aeropuerto de Barcelona y dejamos el coche en el parking del propio aeropuerto, no en el de larga estancia. Si reservas por su página, la semana sale a 72€.
Como siempre, hicimos el check-in del equipo de esquí y tras el caos en el control, una espera de algo más de una hora y un embarque más que puntual, ya estábamos sentados en el avión para un viaje que se nos pasó como una exhalación.
Ya con todos los bultos sobre nosotros nos dirigimos al punto de encuentro con el transfer. A través del propio hotel nos agenciaron el transporte entre Münich y Scheffau con la compañía FourSeasonsTravel. El precio por persona de la ida y vuelta era de 88€, por lo que, como sabíamos de sobra que no nos moveríamos del Skiwelt, optamos por no alquilar coche.
Esperamos el transfer algo menos de 20 minutos y en un minivan de 16 plazas nos llevaron a Scheffau, hasta la puerta del hotel. No todos los pasajeros íbamos a la misma zona ni al mismo hotel, pero a todos nos dejaron en la puerta de nuestro alojamiento. Realmente, un 10 para FourSeasonsTravel.
Sobre las 14:30 llegábamos al hotel que estaba en la carretera principal, justo frente a los remontes de Scheffau y a un kilómetro del pueblo.
El panorama…pues no era el deseado, pero tampoco desolador.
Según nos contaban los del hotel este año ha sido un mal año de nieve para la zona. Les nevó en enero y en febrero, pero desde finales de febrero no ha caído gran cosa y además habían tenido temperaturas altas.
Mas…no desesperamos y decidimos ir a visitar el pueblo que se encontraba a 1km del hotel, en un paraje precioso y era pura tranquilidad. Con su iglesia con el tejado en punta, su único pub, sus varios gasthofs y hoteles y su cementerio.
DIA 12 DE MARZO: 1º DIA DE ESQUI.
La situación era clara. Día soleado, sin una nube en el cielo, domingo, buena nieve y muchas ganas de esquiar. Combinación que suena bien pero…el problema fue la cantidad de gente. Para cuando salimos del hotel dos de los 3 parkings estaban llenos y en ellos muchos autobuses.
La tónica del día, colas para coger el telecabina, cola para tomar un café, cola para comer y mucha muchamucha gente en unas pistas que por la temperatura se transformaba a medio día y que por el paso de los esquiadores estaba totalmente levantada, paposa y no muy agradable de esquiar. Así que hicimos una pequeña incursión a Ellmau y descubrimos muy parcialmente Scheffau.
DIA 13 DE MARZO: 2º DIA DE ESQUI
Tras la marabunda del domingo llegó la calma y con ella gozamos de lo lindo. Este día nos quedaríamos en SCHEFFAU
A pesar de ser una zona pequeña en el plano de pistas…la verdad es que nos lo pasamos en grande.
Empezaré diciendo que la zona de esquí de Scheffau tiene dos puertas de entrada desde la zona del pueblo. Son dos telecabinas que discurren paralelos con cierta separación y que acaban en la misma zona alta.
A nosotros nos venía más a mano la 61 ( aquí las cabinas y las telesillas se designan según el número de la pista a la que dan acceso) y realizaba un recorrido que duraba 20 minutos, con una estación intermedia.
Lo sé, esta foto da un poco de lástima, pero al menos por la noche hacía frío y podían conservar ese camino de nieve entre el pueblo y la zona baja, para que la gente que durmiera allí no dependiera tan solo de los autobuses. Esto es Austria.
Estación intermedia Cabina 61
El día comenzó a las 9 de la mañana. Tras la experiencia del día anterior, decidimos hacer la primera bajada hasta el pueblo, a sabiendas que si lo hiciéramos a partir de las 11:30-12:00 las zonas de cotas inferiores estarían impracticables.
Hay dos pistas que bajan hasta la base: la azul 62 que continúa con la 61, y la roja 60. Optamos por la azul pero sacamos fotos a ambas.
Zona alta pista roja 60
Zona media pista roja 60. Por la izquierda intersección y final de pista azul 62
Zona baja de la pista roja 60 (desangelada)
La pista azul 62 comienza en la zona izquierda del lugar donde acaba la cabina y su trayecto es sinuoso, estrecho y tipo camino, pero en el que coges velocidad, y no hace falta remar. El lugar es precioso, algunos tramos van entre pinos y resulta muy bucólico.
Intersección con la roja 60 en la que la pista azul 62 se convierte en 61
A partir de este cruce, lo que era un caminito se va ampliando en anchura hasta convertirse en una autopista.
Pasada la curva que se ve, tras un recorrido entre pinos la pista vuelve a cruzarse con la roja 60, pero en ese punto, al no haber nieve, no pudimos seguir por la azul y tuvimos que bajar la roja. De lo contrario, en lugar de acabar en la cabina 61 habríamos acabado en la 60 (que estaba cerrada).
A pesar de ver la zona baja tan pelada la nieve estaba espectacular. Tanto que bajamos la misma pista 3 veces seguidas, hasta que la nieve ya empezó a cambiar y optamos por seguir descubriendo la zona. Tan sólo decir que entre subir y bajar las 3 veces nos pasamos hora y media de las cuales 1 hora la gastamos en la cabina.
Habíamos cumplido con el pueblo y nos dirigimos a la zona posterior de la estación.
La silla que se ve viniendo hacia nosotros es la número 64 y las dos que se ven al fondo, como hormigas subiendo al hormiguero son las sillas paralelas 67 y 68. Lo que hay en frente, en realidad, no parece más que una loma esquiable pero según el plano ahí se ven de izquierda a derecha: roja 67 izquierda, roja 67 derecha y azul 65a
Como se ve en la imagen aquí empiezan las azules 61 (la que baja al pueblo que en realidad en principio se denomina 62) y la 64 que será la que te lleve hasta la base de la silla del mismo número.
Fuimos a coger las paralelas tras un café latte en la cafetería que está al lado de la silla 64. Por cierto, precios normales, nada abusivos y como siempre calidad de producto y servicio excepcional, aunque…por poner un pero…lo de hablar inglés…como que no lo llevan demasiado bien.
Bueno, llegamos a la base de las sillas y vemos dos entradas juntas. Ambas llevan al mismo sitio y piensas en lo absurdo de la instalación. Pero…ven un domingo y entenderás que de absurdo…nada.
Estación de salida sillas 67 y 68
Aquí nos encontramos la mejor nieve de la estación. Es la zona a la que se ha de ir a partir del mediodía, cuando todas las demás están paposas, estas pistas están espectaculares.
Las vistas desde arriba son simplemente preciosas. Se ven pistas por todos los lados y te haces una idea de la magnitud de la estación. Si miras a la derecha ves la estación de llegada de las sillas 70 (Scheffau), 71 (Brixen) y 6 (Brixen)
Si miras a la izquierda se ve Going y la parte trasera de Ellmau
En el centro Going prácticamente sin nieve. La silla que se ve es la 97 que es de Ellmau y la pista roja 97
Final de la última silla de Ellmau (silla 99), enlace con Scheffau. La pista que ves es la azul 97c
La única reseña que he de hacer de esta zona de Scheffau es que es un poco caótica respecto al plano de pistas y, en ocasiones, por más que miras y remiras el plano te quedas sin saber muy bien si vas por el sitio correcto o no.
La 65a es un caminito casi plano, pero con unas vistas interesantes.
Pista azul 65a
Si miramos a la izquierda hacia adelante:
Última silla de Scheffau, la 66 que da acceso a la pista roja 66
Si miramos a la izquierda y atrás:
Silla 71 de Brixen con las pistas rojas 71 y 72
En sí, la pista 65a no tiene ningún encanto más que…acabar en las rojas 67 y 68 que son divertidas y, como he dicho antes, con una nieve excepcional.
La parte trasera de esta colina sería el nexo de unión con Brixen in Thale. Pistas amplias y rojas con una nieve que aguanta muy bien hasta bien entrado el mediodía. Allí nos encontramos:
Pista roja 70
Pista muy ancha, que acaba en una silla de pinza fija (70) o que se continúa con la pista roja 69 que llevaría hacia la zona de Ellmau-Going
Silla 70
Al final de esta silla te encuentras con el punto de unión entre Brixen in Thale y Scheffau. Por supuesto…ni qué decir de las vistas.
Westendorf desde Scheffau
Scheffau
No iba a ser todo esquiar, así que paramos a degustar la gastronomía local
Con el estómago demasiado lleno, nos dispusimos a conocer la última zona que nos quedaba, que eran las dos pistas rojas 66 y desde donde estábamos era muy sencillo llegar por la 66a (caminito azul) hasta la silla 66.
Pista 66a
Desde 66a se ve la pista 71 que cataríamos dos días después
La silla es muy larga y llega hasta la confluencia con las cabinas 60 y 61 que suben del pueblo. Al llegar arriba las opciones de bajada son por ambas pistas rojas 60 o por un desvío azul 68a, que volvería a llevarnos, por así decirlo, a la cafetería de partida.
Eran las 14:00 y la nieve aún se mantenía bastante bien. Un poco papa, un poco levantado pero esquiable.
Vista de Söll desde la pista 66
Ya era hora de dejarlo. Se notaba que somos de los que pagamos gimnasio y no vamos. Así que, antes de rompernos nada, cogimos la silla, y después la cabina para bajar al pueblo. Ya había sido suficiente.
Scheffau es una zona que se entiende bastante bien en el plano, aunque en ocasiones puntuales te sientes como un pulpo en un garaje. Es curioso cómo una misma pista la adaptan a varios niveles de esquí encontrándote que si bajas por la derecha es roja y si bajas por la izquierda es azul, por ejemplo, y realmente la diferencia se nota.
En cuanto a sillas, pues no eran las más modernas. No había ninguna con capota, a excepción de la silla 64, muchas eran de pinza fija, pero realmente no hicimos cola y son bastante rápidas. No vimos ni un arrastre y nos pareció que el montaje tanto de instalaciones de esquí como de restauración eran perfectas.
A destacar el “skidepot” que hay en la base de la cabina 61. Una maravilla por 3€ al día.
Taquillas calefactadas para botas, guantes y cascos. Todo lo recogías al día siguiente seco y caliente. Se reservan en las taquillas de los forfaits, se abren y se cierran con los forfaits mismos y si se intenta reservar el domingo es difícil por la alta demanda.
