
Fuentes de Invierno es el verdadero paraiso. Esquiar en Fuentes un día entre semana es la auténtica salud. La tranquilidad lo invade todo. Recuerdo con horror aquellos años 90 cuando en San Isidro nos aporreaban con música a través de los altavoces de las pilonas (hubo una temporada que nos amargaron con la cinta de Héroes del Silencio hasta límites insoportables). Pero este miércoles en Fuentes ha sido sedante. Os aseguro que ni una palé de cajas de valium puede darte esta sensación.
Había nevado el día anterior y los fuera de pistas tenían una capita de 3-5 cm de nieve nueva, que el viento posterior había dejado mínimamente dura... en vez de crema tenía una textura algo crujiente, muy poca cosa. La sensación era increible, y además debajo de la nieve nueva no se rascaba ningún tipo de nieve dura. Brutal.
La paz empieza cuando amanece y atraviesas los idílicos paisajes del Alto Aller (que bonito es Asturias):


La niebla tenue creaba un ambiente fantasmagórico:

La mole caliza del pico Torres nos saluda:

La llegada a la parte alta de Fuentes es especial, llegas como a una entrada mágica:

Pasamos la puerta...

Y una vez pasada la puerta accedes al paraíso:


Siempre se empieza por Entresierras:


El pisado en Fuentes de Invierno es muy bueno:


El sol asomaba:


Fuera de pistas aun vírgenes:

Preparando puertas para entrenar en la pista roja Aller:

Primeras huellas, los pocos que estábamos nos vamos animando. Fuentes es como algunas estaciones de la Columbia Británica o de las Rocosas, en el sentido de que las pistas son casi lo de menos








Esta era la capa de nieve nueva en cuestión:

Era un poco dura, como una costra crujiente de azúcar:

Los snowboarderos son los que mejor se lo pasan:



Los niños de la semana blanca tirándose bolas:

Aunque hubo nubes el día fue espectacular:






A las 14:00 h los esquís en el techo del coche, hay que bajar al mundo real y el paraiso será sólo nuestro recuerdo:
