St. Anton. Un esquiador tiene que hacer lo que tiene que hacer, hasta que su destino sea revelado

Sin lugar a dudas estamos hablando de una de las mejores estaciones de esquí del mundo, tamaña afirmación la hago desde que a mediados de los años ochenta puse mis pies por primera vez en sus calles y en varios de sus remontes mecánicos...




Con el paso del tiempo, sigo reafirmándome en ello, siendo probablemente, la estación de Austria más famosa en todo el mundo. No solo estamos hablando de una de las cunas del esquí (junto con varias zonas de Noruega y Suiza), sino de toda una institución en los Alpes, formando parte de la asociación Best of the Alps.



Un poco de historia

Respetada y admirada por su historia, su tradición y por la calidad de sus instalaciones, en St. Anton sigue funcionando a pleno rendimiento la escuela de esquí mas antigua del mundo, abierta en 1921 gracias al empeño del esquiador austriaco Hannes Schneider quien, años antes, ya había colaborado en la creación del Club Alpino del Arlberg (1901) y la primera carrera de esquí (1904). Hannes Schneider llegó a labrarse un nombre en el mundo del cine participando en los filmes Der heilige Berg (La montaña sagrada) o Das Wunder des Schneeschuhs, Eine Fuchsjagd auf Skiern durchs Engadin, dirigidos por el pionero del cine de montaña Arnold Fanck, donde Schneider demostraba su buen hacer esquiando.



En 1907 fue contratado a tiempo completo como instructor de esquí y guía de montaña por el hotel Poste en St. Antón, Austria. Durante este tiempo, él continuó desarrollando y perfeccionando la técnica conocida como "Método Arlberg” (primer método unificado para enseñar a esquiar). Consistía en pasar del paralelo a la cuña para hacer el giro e inmediatamente pasar de nuevo al paralelo para trazar la diagonal. En 1928, Hannes y Arnold Lunn organizaron la primera competición internacional “Open Arlberg-Kandahar”. La competición se celebro en St. Antón y la gano un esquiador austriaco. Gracias a expertos como Pepi Jennewein, Rudi Matt de los años treinta y a Karl Schranz, el esquí alpino y Arlberg se han convertido en un símbolo de calidad a nivel global.



En 1931 se utilizaron fotogramas de uno de los filmes de Arnold Fanck para editar un libro sobre esquí que fue traducido al Ingles, obteniendo mucho éxito.
Pero no sólo de leyendas vive el esquiador moderno y hoy en día St. Anton se ha plantado en el siglo XXI demostrando su capacidad de innovación y desarrollo turístico, pero sin perder ni un mínimo ápice de la esencia alpina de antaño. Recuerdo perfectamente como la estación dio un salto de gigante tras acoger en el 2001 los Mundiales de Esquí. El pueblo sigue siendo encantador, pero la estación sigue avanzando hacia el futuro. La mayoría de remontes se han modernizado, destacando una maravilla arquitectónica y tecnológica como es el nuevo funitel de Galzig, cuyo diseño es, sencillamente, impresionante.



St. Anton, con sus calles, hoteles, chalets, restaurantes de montaña y su estación de tren, va mas allá del clásico pueblo tirolés. Con un ambiente de Après Ski extraordinario, los precios no son tan exagerados como pensaba tras volver a la estación hace dos años y sigo pensando que, por lo que me ofrece, St. Anton se mantiene en una línea alta, pero mas que correcta.



Blancura impecable

St. Anton forma parte del impresionante Anillo del Arlberg, un circuito de pistas que recorre en un círculo todo el dominio esquiable que nos ofrece el Ski Arlberg, (uno de los mas grandes del mundo) formado por St. Anton, St. Cristoph, Stuben y Lech - Zürs. De rodo el anillo, creo que las pistas mas míticas las encontramos en St. Anton, donde también encontramos la cota mas alta accesible en remonte mecánico, situada en la cumbre del Valluga (2.811m).



Al oeste de la población brilla con luz propia la salida del espectacular Galzig, un funitel que conduce a los esquiadores hasta la arista SO del Galzig (2.185m), una cumbre panorámica donde encontramos el restaurante Kandahar, el Bella Vita, el Verwallstube y el Patteriol Bar. Desde Galzig parten el teleférico Valluga 1 y el telesilla de tres plazas Schindlergrat. Ambos remontes nos situaran en una cota superior a los 2.600m, desde donde parten dos pistas rojas que me encantan (la 19 y la 14 en el nuevo mapa de pistas).



En la zona del Valluga encontramos un pequeño universo esquiable, donde la roca y la nieve se convierten en los protagonistas de aventuras inolvidables. Las cumbres del Weibschrofen (2.752m), Knoppenjochspitze (2.680m) Roggespitze (2.746m) y el Valluga (2.811m), sumergen al esquiador avanzado en el paraíso del freeride, ofreciendo varios itinerarios y pistas de gran belleza, contando con el apoyo del teleskí Valluga, el mas alto de la estación. En verano, cuando la nieve se retira, la estación nos ofrece una extensa red de senderos para disfrutar de unos paísajes completamente distintos, de una belleza sublime.



Desde la cumbre de la Schindler Spitze (2.660m), se divisa una panorámica preciosa, pero si queremos emociones fuertes, podemos subir hasta la cumbre del Valluga (2.811m) con el pequeño teleférico azul que sigue cubriendo el último tramo y una vez llegamos a la cruz…lanzarnos a través de un itinerario freeride realmente impresionante.



La belleza del paisaje se une a la espectacularidad del primer tramo del recorrido, que nos exigirá un buen nivel y una buena preparación física. Si no queremos lanzarnos por los fuera-pistas del Valluga, recomiendo subir igualmente para disfrutar de una panorámica excepcional, sobrevolando el dominio del Arlberg y parte del Tirol.



A nivel personal, me encanta el telesilla de cuatro plazas de Gampen (1.850m) que nos invita a descubrir un abanico interesantísimo de pistas azules que caen, literalmente, sobre St. Anton, siendo una de las mejores opciones para empezar a calentar al llegar a la estación, o para quienes no deseen complicarse en exceso los primeros días.



En Gampen encontramos un bar-restaurante ideal para reponer fuerzas, y una vez calentamos los motores, podemos seguir subiendo hasta la cumbre del Kapall (2.320m) donde encontramos el Kapall Restaurant. El nuevo telesilla de seis plazas Kapall, nos invita a descubrir las pistas del Schöngraben (con su teleskí) que descienden hasta St. Jakob (con su impresionante pista para descenso en trineo).



Desde Galzig, recomiendo bajar con tiempo hasta St. Christoph, desde donde podemos conectar otra vez con los remontes de St. Anton utilizando el telesilla de cuatro plazas St. Christoph. Si queremos conectar con Stuben, desde Galzig podemos bajar hasta la silla de seis Arlenmähder, que nos ayudará a descender hasta Alpe Rauz (Stuben). Una vez en el dominio de Stuben, podemos volver a subir hacia St. Anton con el telesilla de seis plazas Valfagehr…o conectar con Zürs, gracias al nuevo Flexenbahn (ojo a los horarios).



Otra zona preciosa para descubrir pistas de ensueño es la de Rendl (2.030m), al SO de St. Anton, accesible gracias al telecabina de Rendl. Cuatro telesillas cubren un area esquiable realmente preciosa, con pistas azules y rojas que harán las delicias de los amantes del esquí tranquilo, sin prisas.



Antes y durante el anochecer

No son los años, son los kilómetros…por tal motivo, si los años de momento no pesan, todavía podemos aprovechar para disfrutar del ambientazo que nos ofrece St.Anton tanto en las pistas, como a pie de pistas.



Y para los noctámbulos, recomiendo encarecidamente dejarse seducir por un entorno tan mágico e idílico como el que nos ofrece St. Anton. Sigo pensando que una buen estación de esquí es aquella que te permite seguir disfrutando durante la tarde y noche, tras una buena jornada de esquí. St. Anton nos ofrece una oferta gastronómica y nocturna realmente sorprendente y es que aquí la fiesta suele comenzar a partir de las tres de la tarde, terminando sobre las tres-cuatro de la madrugada dependiendo del local. En varios hoteles al registrarnos nos entregarán una tarjeta que nos permitirá acceder a varios establecimientos que suelen cobrar una pequeña entrada.



Recomiendo parar en el Galzig Bistro Bar, donde la cocina es excelente. En el Hotel Post tuve el placer de descubrir el Picadilly, donde, tal y como sucede en muchos locales de los Alpes, tienen dos pisos con música para todos los gustos. En la planta de arriba suelen tocar música en directo y en la planta inferior una animada discoteca nos animará a bailar hasta altas horas de la noche. Otras discotecas y locales a tener en cuenta son la discoteca Kandahar, el Bobo´s bar y el Anton Bar (muy reconocido). En St. Anton siempre suelo comer ensaladas, buena pasta y sopas muy variadas (la de verduras es muy buena). No puedo pasar por alto las carnes (ese pedazo de escalopa vienesa tan rica tras una jornada de esquí…), la cerveza y los postres...pueden llegar a ser mágicos.



Una mención aparte merece el Mooser Wirt, un precioso establecimiento que encontramos en la pista que desciende hacia el funitel de Galzig. El local es un auténtico festival durante la temporada de esquí, lleno de esquiadores, con su enorme terraza y su interior espectacular. Si nos quedamos a comer por la tarde tras una buena esquiada, disfrutaremos de un ambientazo de película.



Si esperamos un poco, observaremos como el restaurante se va transformando en un espacio lúdico único en los Alpes, que vende mas cerveza que nadie en toda Austria. En el Mooser Wirt la comida es abundante y sabrosa, destacando las excelentes carnes de la región.

Como llegar

Para llegar a St. Anton y el Vorarlberg en general, siempre suelo volar con Swiss hasta el aeropuerto de Zurich-Kloten o con Lufthansa hasta Munich. Volar hasta Innsbruck sería la opción ideal, pero de momento, no hay vuelos directos desde España. Con Swiss puedo facturar todo el equipo de esquí y no me cobran nada, algo que se agradece hoy en día. Me gustaría destacar que desde el aeropuerto de Zurich podemos alquilar un coche o utilizar el Arlbergexpress, un práctico servicio de autobuses que conectan directamente con St.Anton y sus poblaciones vecinas. Desde Zurich también podemos tomar el Railjet, uno de los trenes mas cómodos y mas rápidos de los Alpes, con paradas en Langen am Arlberg, St. Anton e Innsbruck. Desde Viena podemos tomar el Railjet hasta St. Anton en sentido contrario.




También podemos volar con varias compañías aéreas de bajo coste que ofrecen vuelos directos a las ciudades antes mencionadas, sin olvidar Friedrichshafen (Alemania), otro de los puntos de llegada a la región del Arlberg y St. Anton. Dependiendo de las ofertas de Austrian Airlines, en ocasiones nos puede salir mas rentable volar hasta Viena y tomar el Railjet, aunque el viaje sea bastante mas largo.


Las conexiones dentro de la región de Arlberg son realmente buenas, ya sea en autobús (conectando los cinco pueblos) en taxi o utilizando los trenes regionales. Desde Zurich, si viajamos desde el oeste, la carretera de montaña del Arlbergpass gana altitud progresivamente y en poco tiempo nos sitúa en St. Anton. Si subimos en coche desde Innsbruck, llegar hasta St. Anton es muy cómodo y rápido, gracias a la autopista y a la magnífica carretera que llega hasta la población (y continúa subiendo hata St. Christoph y el Arlbergpass.



La guerra fría en St. Anton

Para terminar, permítanme ustedes que les explique un detalle cinéfilo a tener en cuenta, pues en St. Anton se rodó en Mi doble en los Alpes (1967), una curiosa película de espías dirigida por dirigida por Franklin J. Schaffner, responsable de El Planeta de los Simios, Patton o Los niños del Brasil. La estación de tren, los chalets del pueblo, el teleférico del Valluga y varias pistas se utilizaron durante el rodaje del filme, aportando grandes dosis de realismo a la acción.



La película cuenta con Yul Brinner y Brit Eckland como protagonistas, esquiando a los pies del Valluga. El filme nos presenta a un espía norteamericano que investiga por su cuenta la muerte de su hijo, fallecido según la versión oficial, tras sufrir un fatídico accidente de esquí.



Víctor Riverola i Morera