
Muchas sorpresas al llegar a San Isidro. La primera, por fin, una mujer al frente de una estación de esquí (aunque creo que voy a encontrarme otras dos, en Navacerrada y en Sierra Nevada), Olga Alvarez. La segunda, una estación “mediana” que parece “grande”: 27,5 kilómetros pero cuatro valles, cuatro ambientes, cuatro horizontes diferentes. Y la tercera, un montón de nieve en todas partes a pesar de que sólo hay una pista con nieve de cultivo.

La estación tiene un paisaje espectacular, y aunque no hemos podido esquiar por todos sus rincones a causa de los efectos del temporal cantábrico de vientos huracanados, nos ha gustado que tiene montañas cerca (riscos entre los que se esquía) y también horizontes desde la parte de arriba, especialmente desde la nueva cafetería “El Rebeco”, estratégicamente colocada para poder ver el infinito y más allá en un día despejado.

“Somos una estación de trato familiar, de las más grandes de la zona, con cuatro valles que tienen todos distinta orientación”, nos comenta Olga Alvarez. “En un día claro, depende el lugar, puedes ver Picos de Europa o Palencia, Peña Santa, el Pico Agujas, Pico Toneo… Desde Riopinos ves Peña Oubiña”.

Precisamente nos hemos quedado con muchas ganas de esquiar la pista del Oso en Riopinos, que se ha ampliado y quiere ser una azul de referencia. “En San Isidro, lo ideal es comenzar el día esquiando con el primer sol en Requejines y bajar hasta el Valle del Silencio. Después se puede pasar a Riopinos a mediodía, un valle con paz y con sol. Y las últimas bajadas hay que hacerlas por Cebolledo”, nos orienta Olga Alvarez, aunque no hemos podido seguir sus consejos a causa de los destrozos del temporal. No obstante, lo que no podemos esquiar, lo acabamos visitando en una pisanieves. Y nos deja con el buen sabor que comentábamos al principio: San Isidro no es una estación enorme, pero esos cuatro ambientes le dan una personalidad encantadora. Cebolledo, un valle amplio y con muchas posibilidades de fuera de pista entre pequeños riscos, parece que es la estación, pero es sólo una parte: si quieres más intimidad, puedes moverte a los valles laterales.


Un poco más descolgada queda la zona original de la estación, Salencias. Está conectada “de subida” con un autobús y de bajada con un recorrido verde de 3,5 kilómetros. Es la zona más pegada a la carretera y tiene cuatro telearrastres con pistas cortas pero de todos los niveles. “En los cuatro valles tenemos pistas para todos los niveles, verdes, azules y rojas”.
San Isidro se fundó a finales de los 60 pero recientemente ha llegado un vecino. La estación de Fuentes de Invierno está ahí mismo, “al otro lado de La Raya”. ¿Qué es La Raya? Pues la “raya” de la frontera entre Castilla León y Asturias. “La Raya” no es sólo una forma coloquial de referirse a la frontera. Es también una preciosa urbanización, un bar y una zona que se llama así. De hecho, hay esquiadores que toman una percha azul en Salencias y se pierden (sobre todo con niebla) acabando en la estación vecina. Y algunos esquiadores que se tiran desde la parte alta de Fuentes de Invierno y tras un pequeño fuera de pista acaban en San Isidro. Hay un proyecto para conectar estas dos estaciones, estas dos comunidades autónomas y estos dos mundos de esquí oficialmente…. Pero ya lo explicaremos con detalle en el próximo reportaje, el de Fuentes de Invierno.


Las principales novedades de este año han sido la mencionada ampliación de la pista del Oso, la nueva cafetería panorámica El Rebeco, la potenciación del alquiler de material de esquí, el nuevo sistema de forfait (recargable o desechable) y la remodelación de la cafetería de Salencias.


En San Isidro hemos encontrado una estación más grande de lo que nos esperábamos cuando empezamos este Reto 33 Estaciones, llena de nieve natural y, como siempre ocurre en estos casos donde hay pocos cañones, con fronteras difusas. El pisado y las “piruletas” delimitan lo que es pista y lo que no. Pero, visualmente, todo está lleno de nieve. Y por tanto, todo se puede esquiar. Tanto las pistas que vienen en el mapa como las que sólo vienen en la imaginación.
