
¿Dónde se empezó a esquiar en España? Cuestión polémica, y debatida cuando hablamos de ponerse los esquís y tirarse por al nieve. Navacerrada, Nuria, La Molina, Candanchú… Muchos acreditan esquiadores en la segunda década del Siglo XX. Se acude entonces a datos más objetivos: ¿dónde estuvo el primer remonte? Ahí, La Molina muestra como más antiguo el arrastre de Fontcanaleta en 1943.

Pero en Candanchú nos hablan como más antiguos dos arrastres, de dos propietarios distintos, a los que los esquiadores se subían comprando tickets y entregándolos en cada viaje, como en las ferias.

Sea quien sea la decana, Candanchú es una histórica y le faltan sólo un par de empujones para ser al estación perfecta. El primero, económico, y está en camino. Un grupo de familias de referencia Alierta, Solans, Forcén y Yarza, los mismos que rescataron el Zaragoza de fútbol, han comprado la estación pirenaica que estaba en situación límite. Esa inyección económica permitirá salir de las turbulencias (la estación, 100% privada, ha saneado ya sus números) y acometer poco a poco una renovación de remontes e instalaciones. Y tal vez algunos sueños: una posible ampliación de dominio hacia Rioseta y Loma Verde. El segundo empujón sería unirse físicamente a la vecina Astún y configurar un dominio non-stop de 105 kilómetros.

El resto, Candanchú, a quien llaman “los Dolomitas españoles”, lo tiene. Lo primero, una belleza fuera de lo común. En nuestro recorrido de este año por las 33 estaciones de la Península, hemos visto todo tipo de espectaculares paisajes. Hemos esquiado con los ojos desde el Puigfalcó en Boí, o en los valles abiertos de Baqueira y Formigal, o en los circos recogidos de Nuria o Tavascán… No hay ninguna estación de esquí sin paisajes, pero lo de Candanchú es muy especial: la montaña está ahí mismo. Bajas entre sus cañones, subes en la silla junto a sus piedras. Ese paisaje de roca negro y blanca nieve, tan agreste y contrastado, es impresionante.

Pero además de esquiar con los ojos, en Candanchú se esquía con las piernas a todos los niveles. “Nuestro plano de pistas para aprender a esquiar es insuperable. Son 360 grados, con la cafetería en medio, en los que según vas girando va aumentando la dificultad. Aquí han aprendido muchos esquiadores de toda España, empezando por la familia real al completo”, nos comenta Pere Gómez, director general de Candanchú, un trotamundos del mundo de la nieve. “He visto casi todas las estaciones españolas y muchas fuera de aquí, y no he visto nada parecido en paisajes a Candanchú”.

En Candanchú, efectivamente, es fácil dar el primer paso con los esquís. Pero también se puede ir subiendo de nivel hasta el máximo. Es esquí en estado puro. Subir a La Tuca Blanca y bajar entre sus cañones y palas de gran desnivel es un gran reto. Y para los más valientes, el mítico Tubo de la Zapatilla, junto a Escornacrabes de Baqueira, el top del hall of fame de las pistas negras en España.

Más puntos fuertes de la estación: tiene un pie de pista con 1.500 apartamentos, además de hoteles… Ese es uno de los talones de Aquiles del cercano Valle de Tena, donde nos han trasladado que el sueño es acabar haciendo una macroestación Formigal-Panticosa-Astún-Candanchú con pie de pista en Jaca, precisamente por la escasa oferta de alojamiento que hay en el Valle de Tena. En Candanchú no hay problema para dormir. Incluso en algún edificio del que es posible salir con los esquís puestos en la silla. Y en Candanchú es posible hacer esquí alpino, esquí de fondo (35 kilómetros non-stop cruzando la frontera yendo y viniendo hasta Somport), esquí de montaña (itinerarios propios que pronto ofrecerán cronometraje opcional) y hasta tiene un estadio único en nuestro país de biatlón blanco (tiro+fondo).

Pese a las dificultades económicas, Candanchú ha presentado algunas mejoras este año, como la ampliación del parking, que ha permitido batir el récord de esquiadores en un día de la estación: 6.120. A ello han contribuido también las nuevas facilidades para esquiar en Candanchú, como la potenciación de la venta online o incluso la instalación de tres cajeros (dos en la estación y uno en Jaca) que permiten sacar el forfait a cualquier hora, cualquier día, como si fueras al cajero automático. Esta es una novedad ingeniosa que no habíamos visto, y que te enseñamos en una de las fotos de este reportaje.

Sólo le ponemos un “pero” a Candanchú, además de la prevista renovación de algunos remontes: es una estación difícil de “navegación”. Si es tu primera vez y no cuentas con guía, es fácil perderte o hincharte a remar en los planos hasta que la visitas por segunda vez y te conoces todos los trucos (ir cogiendo altura en las sucesivas perchas…).
Un par de curiosidades poco conocidas. “Candanchú”. El nombre no tiene mucho en común con la zona… ¿De dónde viene? Pere Gómez lo investigó porque nadie conseguía darle respuesta: “Procede del nombre francés Camp d´Anjou –“Camp danyú”-. Era un campamento militar de los franceses de la dinastía Anjou”. Lo de la mariquita en el logo es lo más raro que hemos visto en un logo de esquí. “Se supone que es porque en esta zona hay muchas en verano”.

Y más cosas que llaman la atención. La primera, que hemos compartido silla con algunos asiduos de la estación y hemos encontrado “militantes”. Sus esquiadores aman Candanchú y la defienden con pasión. “Es verdad que tenemos un grado alto de fidelidad. Tenemos muchísimos abuelos, padres e hijos esquiando juntos, tres generaciones juntas en Candanchú. Y también, desconozco la razón, tenemos un 80% de familias numerosas entre nuestros forfaits de temporada”. La procedencia de los clientes también llama la atención: “Por este orden, vascos, navarros, madrileños y zaragozanos”.

Llegar a Candanchú ha sido un placer, pese a que nos hemos topado con un día duro de lluvia y nieve, niebla y escasa visibilidad. Menos mal que conocíamos la increíble belleza de sus paisajes de otras visitas. Y a pesar de todo, hemos disfrutado con nuestras dos bajadas preferidas aquí: desde el Tobazo por Sarrios; desde la Tuca por Cornisas, Pista del Paso y Lomas. ¡Una gozada para los ojos y para las piernas! ¿Y el tubo de la Zapatilla? Pues no. Lo siento. Aún no me atrevo…

Nuestro próximo destino: Cerler