Sólo habia una pega, o dudas, mas bien. Sería la primera vez en varias cosas. No sólo en subir la cumbre de los pirineos, también la primera en ponerme y hacer esqui de travesía, y la primera en ponerme unos crampones.
No debía ser así. En Marzo o Abril teniamos pensado practicar en Valdezcaray para que no me cogiera tan de nuevas, pero al final no hubo posibilidad. De modo que si o si, tuve que aprender a marchas forzadas el mismo dia de la ascensión.

Con todo, llegó el viernes, cargamos las cosas en la furgo, y carretera. Teniamos unas 4 horas para llegar hasta la valla de la pista de la besurta, colocada a la altura del Pllan d'Están.
Punto en el cual habriamos de pernoctar, ya que no estaba abierta toda la pista y nos obligaria a caminar más de lo planeado inicialmente.
Durante el trayecto llamaba la atención el verde del pantano de Yesa.

Ya en la pista, se aprecian los daños a causa de las avalanchas.

Llegada al "campamento base"

Dejamos preparado todo lo que pudimos, cena y a dormir. El día siguiente sería emocionante, pero muy largo.
Poco dormimos, a las 12 de la noche, seguian llegando coches, y a las 4:20 de la mañana ya se oian los primeros montañeros emprender su marcha.
Nosotros nos levantamos a las 5:15 y para las 6, caminando.
En esta toma adornada con la luz de los frontales,se "aprecia" el trajín de esos momentos, ajustando botas, cargando mochilas...

En mi caso, llevé mis botas de alpino, que al estar orientadas al freeride, permiten el desbloqueo de la caña. Esto hizo que, los esquis, fueran de prestado, de Jose, pero las botas las mias. Aunque para llegar a Llanos de la Besurta, como muchos otros, en zapatillas, y botas a la mochila.
Y comenzamos la primera ascensión, ya por nieve. Ésta, estaba algo esponjosa, de modo que no hicieron falta los crampones.

Al final de esta subida ya nos encontramos con el refugio de la Renclusa.


A partir de aqui, comienza otro de mis estrenos. Esquis a las botas, y a foquear. Los primeros 5´ buscando confianza, pero en seguida se les coge el punto.
Otra cosa mas, seria novedad este dia. Y es que pese a mis ganas de hacer buenas fotos, como suele decirse, si vas a setas, vas a setas. Este día necesitaria todas mis fuerzas y atención en la ascensión. Asi que tuve que "sacrificar" las fotos. Pese a esto, no fue un sacrificio total, ya que en Jose se despertó su pasada afición por la fotografia, de modo que se pertrechó la cámara, he hizo las labores de fotógrafo.

Y aqui, uno de los motivos por los que pasarse a los esquis. Jose, realizaria toda la subida con la tabla en la mochila. Eso si, en cuanto coja el nivel suficiente con esquis, dirá adiós a las pistas, para travesear todas las laderas que pueda. Me da a mi que esta será su última bajada con la tabla.

Poco después, estas primeras laderas, con inclinación y nieve algo dura, ocasionaros los primeros sustos. Dos franceses que iban en un grupo por delante nuestro, cayeron unos 80 m. Tuvieron suerte de no encontrarse ninguna roca por el camino, y que luego la ladera se suavizaba y pudieron frenar.
Nos sirvió para no bajar la guardia. No es una ascensión complicada, pero los despistes se pagan.
Esta parte se me hizo durilla. Es larga, empinada, el aductor derecho empezaba a quejarse. Momento para cambiar. Esquis a la mochila y bautizo de crampones.
Un lujazo, desde el minuto uno, comodísimo, seguro y facil. Para arriba!

El sol ya se alzaba poderoso y disfrutamos de una preciosa ascensión.

Tras estas laderas, llegamos al Portillón Superior. Aqui, la cosa cambia. Parada larga para reponer fuerzas, y algo fundamental. El objetivo ya lo teniamos a la vista.

Ahora una larga pero muy cómoda diagonal.


Las vistas, espectaculares. Eso si, un poco de calor.

Ahora ya no aguanto más Jose. Pasame la cámara que te saco yo a ti jeje

Nos acercamos al collado Coronas y ya se aprecia mejor la cima y sus aspirantes.

Una vez alli, otra parada para reponer fuerzas, y a seguir. Esta vez, crampones y esquis a la mochila.

Cerca de la cima, dejamos los esquis y la tabla y continuamos. Estamos ya muy cerca.


Y de pronto, alzo la vista, y ahí esta. La cima, la cruz, pero antes, el famoso paso de Mahoma.


Habia visto muchas fotos, pero hasta que te pones delante, no te haces una idea de lo que es. Tenia nervios, tenia miedo si, pero lo tenia claro, muy claro. De un buen maestro aprendi que el miedo no es malo. De hecho, nos mantiene alertas, nos pone limites y siempre que no sea excesivo, en ocasiones puede ser necesario. En este caso, no lo dude ni un momento y Jose, experimentado montañero, me daba mucha confianza. De hecho, la única duda era si pasar con o sin crampones.
Asi que la concentración estubo siempre por encima del miedo. Esperamos a que salieran un grupo de cuatro franceses atados con cuerda a la cintura con no menos de 3 m entre unos y otros, que le transmitian nula confianza a Jose, y adelante.
Una vez en el paso, despacio, pero sin pausa, sin dudar, y finalmente, cumbre.
Lo conseguimos!!


Lo logramos, pero como me dijo mi compañero de fatigas. Esto no se ha acabado. No hay que bajar la guardia a la vuelta. Aqui podemos ver la antecima, con montañeros, que ya han pasado, otros que se preparan para pasar, y otros, que ya tienen suficiente con la antecima.

Y ahora, la bajada. Tampoco habiamos de relajarnos, pues tras 7 horas de subida, las piernas no están frescas, la nieve no estaría perfecta, y en mi caso, también sería la primera vez que descendía con unos esquis de travesía. Acostumbrado a los mios, estos me parecían muy pequeños, ligeros y faltos de rigidez. No importaba, tampoco necesitaria las prestaciones de un esqui de freeride ahora.
Sólo disfrutar plácida y relajadamente de una bajada, de un dia, que no olvidaré jamás.



A la subida coincides con mucha gente. En la bajada, la cosa cambia y ya vas a tu aire.




El primer tercio de la bajada, nieve primavera muy disfrutona. Después, estaba muy lenta y habia que ir con cuidado por las grietas y rocas que podía aflorar.


Al final de la bajada hubimos de cruzar rios del deshielo. Aqui vemos a Jose buscando los puntos de apoyo.

Llegamos al Plan de Aigualluts donde impresionaban los pinos arrancados de cuajo de los reciantes aludes.

El fenomenal torrente de agua que se origina en el glaciar del Aneto...

...no va a la península, se filtra y desaparece en esta oquedad, y pasa a un tunel subterráneo a Francia.

De nuevo, zapatillas para llegar hasta la furgo, en un paisaje bellisimo.

Paiaje, que unos retratamos con medios digitales, y otros, con medios mas romáticos.

Una vez mas, nos impresionan la fuerza de los aludes.


Y con esta bella imagen, me despido. Un fin de semana inolvidable para mi y enormemente gratificante. Muchísimas gracias a mi amigo Jose por enseñarme la montaña desde otro punto de pista.