Para muchas estaciones del Tirol el día de clausura de temporada estaba programado para el lunes contiguo al domingo de Pascua.
Sólo el complejo Serfaus-Fiss-Ladis, por algún desconocido motivo, había decidido cerrar el 22 de abril, un día más tarde.
La verdad era muy simple, querían demostrar que, aunque por poco, la tenían más larga......[size=x-small]la temporada[/size]

Y además, sabiendo que Ischgl cerraría con un concierto de Robbie Williams para no ser menos, Serfaus decidió poner en el cartel para el día del cierre uno de los nombres más aclamados del momento, la sex-symbol por excelencia

O sea: ¡Caperucita!

Caperucita se personó en la base de los remontes del pueblo de Serfaus para acceder a las pistas pensando que su presencia habría movido a las masas dada la alcurnia de su persona....

... Pero en el primer remonte no había cola, a decir verdad no había un pijo aparte del oso contratado por la estación para hacer de segurata.

¡¡¡¡Viva!!!!


También estos pasaron de Caperucita, ni una foto le pidieron, vamos, es que ni un miserable autógrafo.
No sé por qué me da que los gestores de la estación habrían hecho bien en proceder como les aconsejaron y por un poco más de pasta haber contratado al Malvado Lobo. Él sí que tiene un séquito de admiradores, un éxito garantizado.


En la llegada del telecabina otra prueba más de la decadencia de Caperucita, hasta la mascota de la estación le vuelve la espalda prefiriendo mirar las "pistas" que bajan a Fiss.

Furibunda y presa de la ira, la emprende a bastonazos con un inofensivo osito, culpable nada más que de querer afilarle los cantos con los dientes.

Por si fuera poco, el corazón de la estación, lugar designado para el encuentro con la celebridad y sus devotos fans, presenta un panorama desolador.

La decepción de Caperucita se palpa en el aíre, se empieza a plantear el dejar el show business y se pone a pensar en refugiarse allí mismo en algún lugar perdido en las zonas altas de la estación.

La verdad es que no hace falta ganar altura para rodearse del silencio de la natura, no se oyen ruidos en los alrededores y lo único que se mueve por allí son los remontes inexplicablemente vacíos.



La mirada de Caperucita está empañada por un velo de tristeza. Ella que siempre ha sido un dechado de alegría...
No logra comprender aquello que le está sucediendo.

Mientras divaga con el pensamiento coge un remonte, y cuando ha ganado altura y se vuelve y ve alejarse las pistas de Fiss y Ladis en deplorables condiciones, comprende al fin que nada queda atrás para ella...

De improviso algo se agita en la pendiente, ¿será un fan?...
Falsa alarma, era un pistero que adelantaba trabajo empezando a recoger balizas.


Las pistas negras de bajan desde Pezid no inspiran ningún temor a Caperucita,
¿será que la nieve está cremita y se deja domar o que la ausencia de gente le da seguridad?


El cielo parcialmente cubierto arroja sombras que acentúan la irregularidad de las crestas circundantes.

De repente se abre una grieta en las nubes del cielo que deja pasar los rayos del sol, y en ese preciso momento, en medio del silencio absoluto de las montañas, se eleva una melodiosa y hechizante voz, ¡es la voz del Malvado Lobo!

Volviéndose hacia Caperucita le dice que debe tranquilizarse, que su fama no se ha redimensionado, que la estación está vacía porque ha sido él quien así lo ha querido..., que ha reservado todo el dominio para ella como regalo, ¡regalo por el primer aniversario de los cuentos de Caperucita!

Al escuchar estas palabras Caperucita se libera y posa su rostro entre los almohadones del primer sitio que encuentra....


... Mientras el Lobo se relaja entre... ¡las primeras curvas que encuentra!




Ha llegado el momento de volver...

Por el camino de vuelta siempre pasa algo, como un despistado que para una ratrack para preguntar cómo está la nieve.


Caperucita si concede un momento de relax, en toda la temporada no se ha encontrado casi nunca libre esta hamaca,
¿será verdad que existe un alto porcentaje de esquiadores de salón?


Decide probar también las camitas, pero la pausa es breve... Una inesperada granizada la empuja a continuar con el viaje de vuelta a los orígenes.

¡¡¡¡¿¿¿¿Que esta pista está abierta????!!!!



Todos los refugios están cerrados a estas alturas...

... Los quitanieves parecen ballenas varadas en la playa.

Caperucita consigue llegar hasta el valle haciendo gala de una gran pericia para vadear las calvas de tierra que emergen en las pistas.

Aunque todavía le queda mucho que aprender, sobretodo cuando hablando de la técnica de descenso entre árboles.


Este día está lleno de sorpresas para Caperucita.

El Lobo con la excusa de que el precio del peaje es un robo a mano armada, ha rehusado desde siempre coger el tunel que comunica Suiza con la localidad italiana de Livigno... Pero hoy decide cogerlo, hay fotos muy explícitas



Livigno, el origen, acoge a la popular pareja con el máximo esplendor en todas sus vertientes.


Quien sabe, ¡a lo mejor estos dos vuelven a surcar la nieve antes del fin de temporada!

