Desde hace unos años Espot se ha dedicado a organizar pruebas de la copa del mundo de Telemark, y este año ha organizado el mundial de la especialidad.
Sábado 16
El sábado subí a medio día al Pallars, y aproveché la tarde para subir al Port de la Bonaigua y ver la cantidad de nieve que se ha acumulado este año, en que el puerto ha estado cerrado hasta 40 días. La verdad es que no me decepcionó, las imágenes hablan por si solas.



Aún estaban sacando nieve de la carretera:

Pero a nuestro tema, que la Bonaigua es un tema colateral, pero me ha parecido interesante mostrarlo.
Domingo 17
El domingo era el último día de los campeonatos del mundo de Telemark, y quería verlos, pero el día se levantó mal con niebla y nevando.
A primera hora la base de la estación presentaba este aspecto:


A pesar del mal tiempo, los campeonatos no se suspendieron.
La prueba era el sprint individual. La prueba consta de dos partes muy diferentes. La primera es una bajada de puertas como las de una prueba de alpino, al estilo de un slalom gigante, con un salto hacia el final de la pista.
Vista de la pista donde se realiza la prueba.

Pasando una puerta con la característica postura para girar de lo esquiadores de telemark, al tener el talón libre.


A partir de aquí viene la diferencia con una prueba de esquí alpino, los telemarkers deben realizar una curva peraltada de casi 360º:

Y la prueba continua con una parte en que la pista es casi plana. Los competidores entran en un recorrido entre puertas, amarillas, en forma de curva en que al ser plana se debe remar, o impulsarse mediante el paso de patinador.



Después de la curva, llega el principio de la parte final, plana totalmente, donde compañeros de equipos y contrincantes, se animan sin cesar en un ambiente muy sano, aún y teniendo en cuenta que se juegan un campeonato del mundo.



Fijaros en la longitud de los bastones, mucho más largos de lo normal en esquí alpino, para poder remar mejor.
La parte final ya es la entrada en meta, que está en clara subida.


Los competidores llegan a la meta absolutamente agotados:

Como se puede ver, no dejó de nevar en toda la competición, y por la tarde aún nevó más, se estaba preparando el regalo final.


Subiendo el telesilla de la parte superior, el Bosc

La nieve se deposita sobre las sillas


Y bajando la pista La Roca, no para de nevar.



Todo muy bonito, aunque la verdad se necesitaba limpia parabrisas para las gafas, pues la nieve se acumulaba sin remedio, no dejando ver nada.

Con tamaña nevada la verdad es que se preveía que el día siguiente podía ser algo especial, el regalo final está servido.
Lunes 18
El pueblo de Espot se despierta blanco:

Unos 2 cm. de nieve que dejaron la carretera de subida a la estación con estas estampas:


Los árboles nevados siempre dan una visión más bucólica, más propia de latitudes más al norte. A mi me recordaron mi estancia este invierno en Avoriaz, en que pillé una muy buena nevada, pero esto es otro reportaje que tengo pendiente.
Ya se presagiaba un gran día de esquí, con una nieve no solo polvo, sino virgen.
La subida desde la base por el telesilla de La Roca nos mostraba esta vista de la estación en su parte baja:




Desde la cota más alta de la estación:

Nos encontramos entre 20 y 30 cm. de nieve virgen en las pistas que no se habían pisado.
La pista U, la que baja por debajo del telesilla del Bosc, fue de las primeras que disfrutamos. Nieve virgen como yo no había “catado” nunca. La nieve nada húmeda y suelta era una auténtica gozada, y bajar con los esquís haciendo “subnievismo”, totalmente hundidos en la nieve virgen (llevaba esquís de pista) y sin verlos, una sensación increíble:


La pista del Estadi estaba pisada y preparada para entrenos de competición:

La pista Tres sin pisar, con la misma cantidad de nieve virgen que la U, una pasada:

En la parte baja de la estación también había la misma nieve, así estaba la pista La Roca, sin pisar y en un perfecto estado:


De vuelta a la parte alta de la estación, la pista Tres está ya bastante esquiada, pero, con esta nieve aún es un placer bajarla.


No había estado en Espot y me ha gustado como estación, buenas pistas, buenas pendientes, buenos paisajes y árboles, que a mi entender le dan a una estación un toque más “natural”. Recomiendo visitarla.
Resumiendo un fin de semana muy completo con un poco de todo, paredes de nieve impresionantes en la Bonaigua, competición, una nevada formidable y un último día memorable.