Cabía la posibilidad que pasara algo así. Enero es un mes típicamente seco, y principios de febrero es cuando las grandes tormentas descargan su furia. Pero esto debía pasar cuando yo "ya no estuviera aquí, y estuviera allí".
Una hora y cuarenta y nueve minutos colgado al teléfono, me sirve para modificar mi reserva y asegurar un asiento en el primer vuelo que salga de La Ciudad, aunque eso no ocurrirá hasta domingo por la mañana:
- Señor, su vuelo no podrá ser directo, tendrá que hacer escala en Minneapolis
- Minneapolis? Ningún problema
Viernes por la noche, Nemo descarga su furia; tiempo para preparar el equipo.
Nemo en Central Park
Sábado el sol brilla, en el Parque 20cm de nieve lo convierten en estación invernal: niños con trineos en cada pendiente, gente con raquetas o esquís de fondo atravesando el Green,...yo aprovecho para salir a correr y presenciar el magnífico espectáculo
Central Park, estación invernal
Domingo por la mañana, La Guardia, vuelo con escala a Minneapolis, destino final: Salt Lake City. Embarcamos, y allí empieza la Odisea. Llego a Minneapolis con casi 3 horas de retraso. La nevada allí es aun intensa. Mi conexión ha marchado, y aun peor, en el próximo vuelo no hay plazas.
- Tendrá que volar a San Francisco, y allí le podemos dar un enlace a Salt Lake. Me tiene que confirmar de inmediato, porque el vuelo lo están embarcando ahora mismo. Si se queda, lo único que le puedo asegurar es su regreso a New York.
Salgo corriendo hacia la puerta de embarque del vuelo a San Francisco. Embarco. Dentro del avión, gente en camiseta y sombrero. La mujer sentada a mi lado, me cuenta que su destino final es Nueva Zelanda. Y yo con el anorak.
Llego a San Francisco con una hora de retraso. Alcanzo la puerta de embarque de puro milagro, subo en el minúsculo avión y caigo en un profundo sueño.
Mi primera visita (accidental) a San Francisco, el Golden Gate en la parte inferior
Llego a Salt Lake después de casi 12 horas de avión. Subo en el primer taxi que veo: ya no tengo energía para esperar al autobús. La carretera está nevada (lleva toda la semana nevando) y aunque el taxista lleva neumáticos de contacto, su viejo Lincoln Towncar de tracción posterior parece no conseguirlo. Animo al conductor, cruzo los dedos...y por fin llego: estoy en Alta
Lunes me levanto temprano. Desayuno fuerte. Hace sol, pero se ven nubes pasando a gran velocidad, viento suave. Me monto en Collins, y acto seguido a Sugarloaf, directo hacia el Ballroom. Primera impresión: el valle entero es esquiable, no hay límite entre la pista y el fuera pista, tampoco hay balizas, percibo varios esquiadores con mochilas equipadas con Airbag, el uso de fat ski es generalizado (mis Rotor con 84 de patín parecen de feria). Como lleva varios días nevando, el paquete es considerable.
Alta’s welcome
Y empieza mi borrachera de ski. Los primeros descensos los descargo sobre pendientes con algo de nieve nueva, pero con trazadas previas. Los 'moguls' son practicables. En la tercera subida a Sugarloaf veo un grupo iniciando un ascenso a pie justo por encima de Collins Return. Me uno al grupo. Primera bajada en terreno virgen. Gran flotabilidad, unos 30cm de espesor virgen bajo los pies.
Subida a Collins Return
Bajada Collins Return, aquí queda mi primera firma
Cambio de valle, hacia Catherine mediante Supreme. Pequeña subida a pie, y luego través largo hasta Snowshoe Hill (más tarde averiguo que sin la subida a pie, no se puede cruzar hasta allí).
Subida a Catherine, el tiempo cambia en apenas minutos
Expert terrain, mi terreno
Primer descenso técnico, especialmente el primer segmento, pues al tratarse de un coloir, requiere de giros cortos; en el último segmento se abre y vuelta a la flotabilidad gracias a la nieve acumulada por sucesivas avalanchas. El paisaje es estremecedor, las partes altas de matorrales (o árboles) se cruzan bajo los esquís; no hay percepción alguna de humanidad.
Vista al frente, cuerpo al centro, y a disfrutar
El cielo se encapota, y empieza a nevar. Regreso al Lodge a través de Wildcat Bowl. Casi me atrevería afirmar que esa zona es "peligrosa", especialmente con poca visibilidad: barrancos rocosos pronunciados con árboles que desembocan en precipicios. Para encontrar la salida una pequeña cuerda marca los precipicios, y hay que seguirla hasta encontrar una puerta: cruzar la puerta a veces significa bajar haciendo escalera, pues el margen es tan pequeño que imposibilita el giro.
Peruvian Lodge al fondo
Rotor en casa, home sweet home
Primera cena en el comedor del Peruvian Lodge. En la mesa, 8 adultos: una pareja de mujeres de NY, una pareja de hombres de Illinois, y una pareja (hombre y mujer) de Minneapolis. Las historias que cuentan que les han sucedido en la montaña demuestra que este no es un lugar de novatos: la primera historia que me sueltan es acerca un accidente cruzando los Andes que casi les cuesta la vida. En cada una de las 5 cenas que estuve allí presente, compartí mesa con gente de Australia, Japón, Suecia, Méjico, Alemania, Rusia; y dentro del territorio de los Estados Unidos: de NY, Nueva Jersey, California, Colorado, y Minnesota. Todos ellos grandes esquiadores, y si algo tenían en común era afirmar que esta es la mejor estación de esquí que han conocido. Tumbado en la piscina conozco a "Redman", autentica leyenda viva de Alta: 40 años esquiando aquí, conoce todos los secretos (¡si hablasen sus botas Salomon Sx92 de cierre posterior!), incluso conoció a la familia Engen (las fotos que cuelgan en el Peruvian Lodge de cuando se fundó la estación fueron donadas por él). El grado de cordialidad de todos ellos merece una mención especial. Sus historias en la montaña las guardo para algún día escribir otro reportaje.
Junto a Redman, un honor compartir momentos con una auténtica leyenda viva de Alta
Martes y miércoles la nevada se acentúa. Aún así la estación permanece con todos los remontes abiertos. Descubro la primera parte de Devil's castle, a través de las palas más cercanas a Sugarloaf: vuelta a las trazadas vírgenes. A través de High Traverse empieza mi exploración de West Rustler, otro bowl de carácter abierto: mucha pendiente pero que permite virajes amplios. Para acceder a los coloirs de Alf High Rustler, lo mejor es caminar una poco hacia arriba al inicio del través, si no, no hay forma de llegar a ellos.
Entrada a Devil’s castle
Bajada rápida a través de Little Dipper
La nevada el martes se intensifica. El miércoles desde la cima de Sugarloaf me fijo en que las sillas de Mineral Basin de Snowbird no funcionan. Parece ser que la zona lleva dos días cerrada.
Jueves de sol, me monto en el shuttle hacia Snowbird. Subo con el 'tram' de fabricación suiza hasta la cima (en el plano de pistas me entero que la estación está hermandada con Zermatt - pues ahora ya conozco a la familia entera).
Subida en el Aerial Tram directo a Hidden Peak
Mineral Basin continúa cerrada, pero atisbo una zona a mi derecha que parece totalmente virgen. Cruzo a través de Road to Provo hasta Last Choice. Descenso virgen, flotando, cubierto de nieve hasta la rodilla.
En el centro, través hacia Road to Provo
Vuelta arriba en Little Cloud. Llego en el momento acertado: se abre Mineral Basin, después de dos días cerrado debido a las nevadas intensas. Empieza la orgía de powder: través largo en Path to Paradise y descenso por The Brookends. Repito varias veces.
Vista general del través hacia The Brookends
Inicio del descenso en The Brookends
Mi firma en Brookends
Cambio de cara hacia Chamonix Bowl. Esto es un no parar.
Descenso del Chamonix Bowl, literalmente flotando
Hoy la montaña es nuestra. En la base de la silla Mineral Express todo son caras sonrientes, nadie duda que este es un día que recordaremos de por vida. A la 1pm paro un rato. Han sido 4 horas continuas abriendo traza.
Mi firma en Mineral Basin, en mi memoria para siempre
Durante la tarde exploro el resto de la estación descendiendo hasta las cotas más bajas. La única pista pisada de la estación es Chip's Run. Snowbird es sin lugar a dudas el paraíso del freeski, aquí las bajadas y las trazas las marca uno mismo. Mi ski track del día en el móvil me arroja los siguientes datos: 7.790m de desnivel, 18 bajadas, pendiente de hasta el 40%, 78.2Km/h velocidad máxima. Los Twin Peaks no me quitan el ojo de encima.
Descenso por Regulator Johnson, enterrado
Viernes aun depara una última sorpresa. Mi vuelo es a las 5pm, con lo cual apuro el día. A las 9am arranco en Alta la primera subida de la silla Collins, directo hacia Supreme. Escucho las detonaciones de los "patrollers" en Devil's Castle: la zona continua cerrada por riesgo de aludes.
patrollers en plena detonación en Devil’s Castle
Descenso por Catherine's: el terreno ya está muy pisado. Cuando llego a la base de la silla, atisbo los primeros esquiadores entrando en el "castillo": es mi momento. Subo directo hacia allí. Castle Apron es quizás la zona de mayor dificultad en Alta: llegar hasta allí requiere de un través largo que se combina con empinadas cuestas donde no es posible sacarse los esquís, hay que usar técnica de la escalera; los casi 3.000m de altitud no ayudan a la respiración. Inicio el través con varios esquiadores, que a medida que avanzamos, van desistiendo. Al final me quedo solo.
ascenso hacia Castle Apron, momento antes de la deserción masiva de esquiadores
Una pareja de patrollers aparecen por detrás de mí y me animan a seguir. Llegamos juntos a nuestro destino: una pendiente del 35% totalmente virgen. Me cuesta respirar. Miro hacia la bajada: ninguna traza. Los patrollers descienden primero mientras cojo algo de oxigeno, y me lanzo tras ellos. Desciendo flotando sobre un mar de powder: esto debe ser lo más parecido a tocar el cielo. Llego a la base, y mis piernas me tiemblan (ni cuando finalizo maratones las piernas me tiemblan así). La respiración es profunda, el júbilo intenso. Me digo a mi mismo: esto ya está, ahora ya puedes volver a La Ciudad.
Visualizando la traza, antes de saltar
Como algo antes de partir. Un comensal de la noche anterior se me acerca a la mesa:
- buscando entre los bolsillos he encontrado esto. Como me comentaste que este verano vas a ir, creo que te puede interesar. Te lo recomiendo, vas a disfrutar.
Y me entrega un plano de pistas de Portillo (Andes Chilenos). Yes.
Algunos consejos prácticos para los que os animéis a visitar Alta-Snowbird:
- existen varias aplicaciones para smartphones para seguir el estado de nieve. Algunas de ellas como "On the Snow" os darán información de las precipitaciones de años anteriores. Usad esa información para programar vuestro viaje. En Alta las mayores precipitaciones se producen entre la última semana de Enero y la primera de Febrero. Las precipitaciones de Marzo, aunque sean intensas, debido al aumento de temperatura, la nieve pierde consistencia de forma muy rápida
- nunca se entra en una zona de esquí cerrada. Nadie lo hace, y los patrollers están muy atentos a ello (en la base de cualquier silla te retiran el forfait). Puede parecer una contradicción que en una estación con tan pocas pistas marcadas suceda esto, pero es así, y en este aspecto son muy estrictos
- entrenad previamente a vuestra partida. Esta estación exige de buena forma física; si queréis explorar todos sus límites estad preparados para largas travesías y ascensiones a pie, o en escalera con los esquís calzados. Desniveles de 6.000m al día en powder requiere tener piernas
- el Peruvian Lodge es quizás el alojamiento con mayor encanto. Fundado el 1.948 (tal y como cuenta Pedro Maia en su fantástico reportaje acerca de Alta - desde aquí, gracias), dispone de unos dormitorios algo espartanos, pero la atmósfera no puede ser mejor: la gente viene y vive por, y para, el esquí. Un servicio gratuito de lanzaderas os transportará directamente a pie de remontes, ya sea en Alta o en Snowbird. La hora de la cena es mágica
- en Alta no hay bares, ni discotecas, ni actividad nocturna alguna, tan solo el bar del Lodge
- de las estaciones más parecidas a Alta y Snowbird, en Europa, lo único que se me ocurre es La Grave y Zermatt (zona de Stockhorn y Rothorn)
- usad fat skis que sean ligeros y flexibles (con un poco de rocker). Mi recomendación (aunque sobre gustos no hay nada escrito), un 98 de patín. En Delta Airlines cargan tan solo 25$ por transportar vuestros propios esquís, vale la pena
No es un adiós, es un hasta pronto
Desde aquí mis agradecimientos a Natashka, pues sin ella este viaje no hubiera sido posible, y a mis padres por haberme enseñado a vivir y apreciar la montaña,
Saludos a tod@s,
Ens veïem a Alta
N.A.P.
