Primeros pasos con esquís de Kitarín
Y el domingo amaneció un día muy soleado en Aranjuez, así que nos preparamos con ropa de abrigo y para Navafria que nos fuimos. Tenía ya ganas de ver esa estación de esquí de fondo, que por otro lado, será donde me inicie en el noble arte del esquí nórdico.
Según íbamos llegando la cosa se puso fea, muy nublado y con un viento fuerte, además del agua nieve que caía y el cielo muy cerrado. Pero ya que estábamos tan cerca, pues nada, vamos a por todas.
Lo cierto es que tengo que decir que las vistas del pantano de Lozoya eran impresionantes, aún con el cielo cargado de nubes y muy cerrado el tiempo.
Cuando llegamos, la nieve ya no era como la de las fotos que se colgaron le día anterior, pero, como muchas veces se dice, la intención es lo que vale, y como intención y ganas había muchas, pues no nos desilusionamos ni nada por el estilo. Había lo suficiente para pasar un buen rato disfrutando en familia, y mucho más que mi intención era ver como se desenvolvía el peque.
La estación presentaba este aspecto, que como ya he dicho, para nosotros nos sobraba y bastaba, aunque me hubiese gustado que estuviera mejor de nieve, todo hay que decirlo.
Nada más bajar kitarin ya empezo a revolcarse por la nieve y a jugar, unas veces hacía la voltereta, otras el angel, pero la cuestión es que le gustaba y disfrutaba en ese elemento que está acostumbrado a ver pero que hace años que no disfrutaba, pues su primera vez fue en Sestriere cuando tenía 8 meses, y la segunda en la Kdd de Nevasport en Cerler, que ya contaba con casi el año. Y Ahora cuenta con 4 añitos
Su cara de felicidad lo decía todo. Así que después de dejarle jugar un rato y disfrutar como el quería, vino la parte que me apetecía a mí, y le puse los esquís. Y con la ayuda de su mamá empezamos jugando con él para ver sus reacciones, y la verdad, me sorprendió, le gustaba y disfrutaba con ellos puestos.
En un principio jugando con él, dejando que arrastrase los esquís y que anduviese con ellos y llevándole de la mano hasta que cogió confianza y se desenvolvía él solo.
Luego le dejamos solo, que campease a sus anchas, y claro, no todo iba a ser perfecto, la culadita que no falte jaja
Pero como todo era un juego, pues nada, a levantarse y seguir, que parecía que no le molestaba lo más mínimo.
Y, claro, al final ya lo consiguió y terminó bajando una pequeña rampa el solo dos veces. Imaginaros las babas del padre lo cerca del suelo y del estado de congelación que estaban.
Pero, como se trataba de jugar, pasar la mañana y ante todo que no se cansase, pues también tuvo sus ratos de juegos con artilugios diferentes. Prefiero que le guste y lo tome como un juego, a que se canse y no quiera volverse a poner unos esquís. De hecho esta mañana me preguntaba que cuando íbamos a volver.
Tuvo tiempo de jugar mucho, divertise y tener su ratito de juegos con un amiguito que nos encontramos en la puerta de la recepción, tirarnos bolas de nieve y volver a rebolcarse. en resumidas cuentas una gran mañana y con un gran sabor de boca que me traje.
Y, claro, como buen esquiador que se precie, después de un gran esfuerzo llega el reposo y la comilona. Eso tampoco lo hizo nada mal el tío. Bueno, nosotros tampoco. Paramos en un restaurante Vasco que nos recomendaron ne Lozoya y no nos defraudó nada, el peque se zampó don huevos fritos con lomo y patatas y nosotros dimod buena cuenta de unos entrantes y un buen chuletón que estaba de muerte.
Espero que hayáis disfrutado y os guste el pequeño reportaje, que no es otra cosa que demostrar que los peques disfrutan y lo pasan de lo lindo. Y los padres también. Este será un grato recuerdo que tendré siempre muy presente y creo que merece la pena disfrutar y compartirlo con mis amigos. Vosotros, quien también os encanta la nieve y nuestro deporte preferido.