Hola. A pesar de que dije que la temporada había terminado para mí, aquí estoy de nuevo contando que he estado esquiando en Sierra Nevada..... en junio. Concretamente, el 11-6-11, que además, es capicúa. Día excepcional, por tanto. que no debemos dejar pasar sin hacer algo “excepcional”.
Y ¿qué se puede hacer en estas fechas que sea excepcional? Por supuesto, esquiar. Cuando en mayo vas por ahí diciendo que has estado esquiando, la gente se sorprende; aún más, en junio. Pero aún así, eso está ya visto. Hay que buscar algo más novedoso...... ¡Ah, ya está! Combinar esquí por la mañana y baño por la tarde. Eso...... ummm..... eso ya lo hice hace un mes y medio..... Bueno, a ver, puedo.... ¡subir a la nieve en bicicleta! ...... eso también lo hice, hace un mes. Vaya. Entonces ¿qué hago? Mira, me voy para la sierra con los esquís, la bici, el bañador, y la canoa, y una vez allí, ya se verá.....
Bueno, pongámonos serios, que esto lo va a leer gente importante. Una vez decidido que quisiera subir “un día más”, lo primero es convencer a Loreto. “Ve donde quieras, pero por la tarde vamos a la playa” ¿A qué hora? “A las cinco” De acuerdo.
Por lo tanto, la salida ha de ser una salida express, sin grandes pretensiones, nada de subir al Veleta ni emplear tiempo por aquí o por allá. Hay que organizarse para que la cosa cunda.
El problema está en la aproximación. La nieve comienza en Borreguiles, y el coche se queda en la Hoya de la Mora. Andando, con los trastos a cuestas puedo tardar facilmente más de una hora. Pero si (aprovechando experiencias previas), lo hago en bici, puesto que la carretera está limpia, puedo llegar a Borreguiles más rápido. Y sobre todo, volver al coche al regreso. Decidido, voy en bici. Un momento. La bici está todavía “convaleciente” de la subida al Mulhacén del otro día. No está usable. Pues me llevaré la otra, que además, es plegable y cabe mejor en el maletero del coche. Así que hay que acoplarle el portaequipajes, y ver cómo encajo el equipo en ella, que en la otra ya lo tenía estudiado, pero en esta no. Bueno, cuando llegue allí, ya veré qué hago.
Por supuesto, hay que madrugar bastante. A las cinco está bien. Son dos horas y cuarto de coche. Para echar a andar a las siete y media..... está bien.
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... Pero cuando te acuestas cerca de la una de la madrugada, levantarse a las cinco es..... posible.... pero no probable. ..... Al final, salí de casa a las 7:45. Al pasar por El Ejido, hay buena visibilidad, y la sierra se ve así, detrás del edificio Torrelaguna (114 m de altura):

El mulhacén, a la derecha la Alcazaba, y más lejos y a la izquierda, el Veleta.
Ya cerca de Pradollano, el Veleta desde el otro lado:

Llegué a la Hoya de la Mora a las 10:15, y entre montar la bici, los trastos en la bici, etc, etc, echo a andar con la bici a las 10:50.
Por cierto, la nueva forma de montar las cosas en la bici es mucho mejor: las botas en su bolsa, los esquís atravesados sobre las botas, y los bastones también, y todo sujeto con elásticos. Sencillo, y rápido. Y la bici, colaborando..... se quedaba de pie con la patilla, incluso con todo el equipo ya encima. ¡Qué maja!

Hay que superar un desnivel de 150 m., sobre todo al principio del recorrido, de unos 3 km. Ni la bici, ni el ciclista, ni el equipaje son “especialistas” en subir puertos de montaña..... así que.... a empujar la bici se ha dicho.
Tras media hora llego al desvío, por encima del telesilla V. de las Nieves. A partir de aquí es llano. Estupendo.

Un poco más adelante me encuentro un grupo de caminantes, hablamos, me retratan, comentamos, y sigo.

Llego a Borreguiles a las 11:30. Llamo a Loreto. ¿Se me ve en la webcam? “Parece que sí. ¿Eres una mancha delante de las pisapistas?”

Sin pérdida de tiempo, aparco la bici junto a una pisapistas

(esta vez le pongo el candado), me pongo los “trastos de matar”, y, con el permiso de la autoridad, “la esquiada comenzó a las 12 de la mañana”. Eran las 12 en punto de la mañana, cuando, con un sol radiante, el “maestro” comenzó su faena..... ¿la hora de los señoritos? ¿¿¿????
Y qué faena, señores...... mírenlo cómo se arrima.... cómo le pone el capote delante al toro. Un toro que por el pitón derecho tiene mucho peligro, siendo más noble por el izquierdo, lo cual el “maestro” reconoce inmediatmente, actuando en consecuencia.


Y por fin, tras varios quites por chicuelinas, verónicas, revoleras y un sin fín de puyazos que el toro “Monachilero” recibe con valentía, termina el primer tercio de la lidia.

A continuación, el maestro procede con la suerte de banderillas, se prepara, y, con decisión, planta las banderillas en todo lo alto del morlaco, berrendo en negro, saludando a continuación al respetable, montera en mano.


Y ya por fin, siguiendo los tiempos reglamentados, y sin escuchar ningún aviso, procede el matador a desarrollar el tercer tercio de la faena.
¿Qué cómo estaba la plaza? La plaza estaba....... abarrotá:

Bebe agua, coge los trastos de matar, y comienza la faena de muleta. ¡Y qué faena, señores! Pases de pecho, al natural, manoletinas, estatuarios.....






(Como saben los entendidos, hasta el rabo, todo es toro)
una faena completa, que termina pidiendo al presidente el indulto para este bravísimo toro que se ha portado como todo un campeón. La plaza, llena de pañuelos blancos, apoya la petición, que es concedida por la presidencia.
El torero sale de la plaza a hombros de sus seguidores, y llega hasta el aparcamiento de la Hoya de la Mora en volandas, en unos minutos, despidiéndose de la afición hasta la próxima ocasión.

De regreso a casa, y según estaba previsto, nos vamos a la playa, a eso de las 5:30. La tarde es magnífica, la mar serena, y las boyas del límite de cercanía para embarcaciones, recién puestas.... son como las sirenas que me llaman, ven, veeeennnn, veeeeeennnnnnn....... y allá que voy, nadando hasta la boya y vuelta, del tirón, sin descansar: 760 brazadas en total. Mientras nado me voy acordando de todo lo hecho hoy..... ahora cuando llegue descansaré en la arena. Pero: “papi, ¿jugamos a las palas?” venga..... y así transcurre la tarde. Por supuesto, ningún bañista de los de por allí sospechan que alguien haya estado esquiando esa mañana y ahora esté allí, disfrutando de la playa con ellos. Mantengamos el secreto.