Reportajes Viajes y aventuras en la nieve de nuestros visitantes
Última actualización: 16/04/2024 a las 21:16:00 (CET)

Expedición Pamir 2010. Picos Voroviev (5.691 m), Chetyrekh (6.300 m) y Korjenevskaya (7.105 m).

Expedición Pamir 2010. Picos Voroviev (5.691 m), Chetyrekh (6.300 m) y Korjenevskaya (7.105 m).
A pesar de que me habían avisado de que podríamos tener problemas yendo al campo base de los picos Comunismo (7.495 m) y Korjenevskaya (7.105 m), ubicados en la cordillera del Pamir, Tajikistan, a mí me atraía más esa idea que la de ir a picos más masificados del Himalaya.
A pesar de que me habían avisado de que podríamos tener problemas yendo al campo base de los picos Comunismo (7.495 m) y Korjenevskaya (7.105 m), ubicados en la cordillera del Pamir, Tajikistan, a mí me atraía más esa idea que la de ir a picos más masificados del Himalaya. Quería descubrir esas montañas, más alejadas y remotas, e intentar su ascenso. Pero quién podría saber que habría tantos problemas que al final ni siquiera me dejarían días de sobra para intentar el Comunismo... Pero todo a su tiempo. Esta es la historia de mi expedición al Pamir.

Era 21 de julio cuando aterrizamos de madrugada en el aeropuerto de Dushanbe, capital de Tajikistan. Tras enormes problemas con el visado, que nos demoraron allí más de dos horas (no olvidar que estas pequeñas repúblicas de Asia central eran no hace muchos años parte de la antigua URSS, y por tanto, tienen una herencia burocrática enorme...), salimos del aeropuerto donde un supuesto contacto de la agencia a la que habíamos pagado todas las gestiones de papeleo y helicóptero (al campo base Moskiva se llega en este transporte) estaría esperándonos. Pero no había nadie. Tan sólo una mujer con un folio lleno de inscripciones en cirílico y rodeada de gente con pinta de alpinistas, a los que nos acercamos y a partir de allí seguimos sin saber mucho de lo que pasaría con nosotros. No hablar ruso en estos países en un verdadero problema, así que sólo quedaba encontrar algún europeo del este que lo hablara y chapurreara inglés para así, a base de traducciones por uno y otro lado, entender al menos la mitad de la película...

Nos llevaron a un piso en construcción a las afueras de Dushanbe a descansar, a unos 20 alpinistas, mientras nos preparaban los transfers para viajar esa noche a Jirgital, base aérea desde la que volaríamos al campo base. Tras un viaje larguísimo de 8 horas, por caminos horribles con corrimientos de ladera y desprendimientos de roca incluidos, llegamos a nuestro destino donde dormimos un poco y nos preparamos para coger nuestro vuelo a la mañana siguiente.



La pista de aterrizaje...



Pero tras esperar unas cuantas horas, supimos que el helicóptero no vendría. Nos dieron excusas para dar y regalar, que si problemas con el piloto, el helicóptero, el queroseno, pero el caso es que estuvimos esperando 4 días a que el maldito helicóptero llegara, 4 días de aclimatación perdidos en un proyecto que ya de por sí iba demasiado justo de tiempo, 4 días sin nada que hacer en Jirgital, donde por otro lado no hay nada que hacer.






(Jirgital visto desde 2.800 m, en un cerro cercano al que subimos para matar el tiempo)

Mientras tanto, la “base aérea” se iba llegando de alpinistas que iban llegando desde Dushanbe, lo que nos hizo entender que los tayikos estaban reuniendo gente para amortizar el viaje de helicóptero. Al final no fue más que eso. Pero nosotros habíamos perdido 4 valiosos días que ya no podríamos recuperar y que, por supuesto, nadie de ninguna agencia nos iba a compensar de ninguna forma. Para empeorar las cosas, mi compañero Antonio sufrió un cólico nefrítico que le complicaría mucho las posibilidades de ascender ya a alguno de los dos sietemiles.

El caso es que al cuarto día de espera llegó el helicóptero, el cual formó un revuelo enorme de niños que corrían para ver el aparato... Debe ser con mucho lo más emocionante que pase en este pueblo.





A la mañana siguiente, se formaron los grupos que volarían, a base de pagar dinero a los organizadores, hablar ruso y mostrar cierta “camaradería”. Yo, en mi condición de español y sin ganas de pagar ni un solo euro, sólo conseguí, a través de un ruso que me traducía, incluirnos en el cuarto vuelo a pesar de ser los primeros que llegamos a Jirgital... Pero al menos volaríamos ese día.


(mis compañeros, Antonio y Manolín)

Tras cargar el helicóptero y montarnos, empezamos el vuelo que nos llevaría por fin al campo base, a través de los valles que ascienden hacia las montañas del Pamir.











Hasta llegar al CB (4.300 m) desde donde el helicóptero volvió a Jirgital y nosotros pudimos contemplar boquiabiertos la enorme mole del Comunismo...





Las fotografías no son capaces de hacer justicia a la presencia física de la montaña, ni a su nivel técnico ni su peligrosidad. Impone mucho cuando la ves por primera vez, la verdad. El resto de la tarde la pasaríamos arreglando una tienda de lona bastante maltrecha que encontramos vacía y descansando el cuerpo de haber subido, en apenas 20 minutos, de 1.800 m a 4.300 m... A ver qué tal pasábamos la noche. Pero para mi sorpresa la pasé muy bien, sin dolor de cabeza ni malestar alguno.

Al día siguiente, en el que también teníamos pensado descansar, Manolín y yo fuimos a explorar un poco las vías del Voroviev (5.691 m) y el Chetyrekh (6.300 m), pues éramos los primeros en llegar y por tanto no había huella alguna ni encontramos referencias por ningún sitio acerca de estas montañas. Para empeorar más si cabe la escasa información que teníamos de cara a la planificación de los ataques a la montaña, el campo base no daba predicciones meteorológicas, por lo que cada vez que subías a un pico ibas sin saber si se iba a meter algún marrón en los próximos días... Nuestro plan era aclimatar en el Voroviev y el Chetyrekh, y después atacar alguno de los dos sietemiles en estilo alpino, ya veríamos cuál.

Así pues, al tercer día, Manolín y yo nos dirigimos a nuestro primer objetivo, el Voroviev. Caminata hacia el C1 (5.100 m).





Al llegar al C1 entró mal tiempo, que nos acompañaría toda la noche y el día siguiente...



A la mañana siguiente seguía nevando, pero tras decidir intentar la cumbre después de horas de espera, a eso de las diez de la mañana salimos dispuestos hacia arriba.





Tras unas duras palas de nieve, alcanzamos la arista cimera desde la que divisamos la punta del Voroviev.



Y cumbre, 5.691 m (no accedimos a la misma punta pues la parte de atrás es una cornisa de nieve).



De vuelta nos fotografiamos los dos en una antecima, con la punta cimera al fondo de la arista y la caída hacia el lado opuesto, en dirección al campo base.





Tras la cumbre, descenso rápido al CB a través de las morrenas del glaciar Valtera.







Tras descansar al día siguiente en el base, decidimos subir los tres hacia el C1 del Chetyrekh (6.300 m), a ver cómo respondía nuestro compañero Antonio. El Chetyrekh visto desde cerca del CB.



Y nos vamos para arriba.













Hasta llegar al C1 (5.100 m), en mitad del glaciar Moskiva, donde pasamos la noche.







Al día siguiente, empezamos a ascender las duras palas de nieve que se dirigen hacia el C2, a casi 6.000 m de altitud.




(el Voroviev)

Y avalanchas por todos lados...



No sabía que pudiera haber tantas avalanchas en las montañas. No os exagero, pero todos los días se escuchaban, incesantes, el rugido de las avalanchas y los desprendimientos de rocas con una frecuencia asombrosa, sin que importara si era de día o de noche. A todas horas, y todos los días. Algo asombroso (e inquietante...).

De camino hacia el C2, unos alpinistas checos nos comentaron que en este campo no había sitio para más tiendas, pues es un campo muy pequeño, por lo que decidimos quedarnos en una pequeña repisa de nieve a 5.500 m, para atacar desde ahí, a la mañana siguiente, la cumbre.



Aquella tarde, mi compañero Antonio no se encontró del todo bien y decidió que no subiría a cima (era arriesgar demasiado). Asimismo, mi otro compañero tampoco quiso hacer cumbre y ambos decidieron que bajarían al base e intentarían coger un helicóptero que les bajara del CB para volver a España. En esas condiciones, me vi solo para intentar la cumbre y regresar por el glaciar, pero ya que estaba allí, debía seguir con mi proceso de aclimatación si quería escalar en estilo alpino alguno de los dos sietemiles. Así pues, a la mañana siguiente, salí decidido para arriba.







Al llegar al C2 (5.900 m), seguí una huella que pensaba que me llevaría a la cima... Y así fue.



Pero me llevó hasta un grupo liderado por un guía del CB, quienes iban con cuerda asegurando los pasos más expuestos, pues las últimas rampas del Chetyrekh tienen mucha pendiente (unos 65/70 grados) y la nieve estaba muy mala. Mucha nieve e inconsistente, de la que cada paso no sabes si te va a aguantar y el piolet entra hasta el puño sin darte ninguna seguridad. Os lo aseguro, una de las escaladas más desconcertantes que he hecho. Y para colmo, escalábamos bajo una cornisa que daba a la cumbre...



Una fotillo en momentos comprometidos, de esas que me gustan...



Cuando el grupo llegó hasta la cornisa (era casi un pequeño serac), montó reunión en el hielo, rompió un poco la parte de arriba, y la escalaron, asegurando después a cada uno mientras superaba el resalte. En ese momento, yo, que iba solo, sin arnés y sin cuerda, me di toda la prisa que puede para llegar hasta ellos y gritarles: “ey, guys, can you help me?” A lo que uno me miró con cara rara desde lo alto del serac, me echó la cuerda, me la enrollé en el brazo izquierdo, y con el piolo en el derecho superé el resalte. Momentos curiosos sabiendo que tienes debajo de ti un patio de más de mil metros de caída hasta el glaciar, y vas a pulso con la cuerda... Pero finalmente, había alcanzado la cumbre del Chetyrekh, a 6.300 m de altitud.









El imponente Korjenevskaya (7.105 m), lo que había decidido que fuera mi siguiente objetivo.



Tras pasar un rato en la cima disfrutando de las vistas (la cumbre es una arista cimera bastante delgada), me acerqué a uno de los del grupo con los que había coincidido y le pregunté que por dónde se bajaba... A lo que me respondió que por el mismo sitio, pero rapelando.

Upsss...

Vaya, pensé, no me digas que no hay otro camino más fácil... Y esas circunstancias, sin arnés y solo, me vi en la delicada tesitura de recorrer la arista cimera, ir a lado opuesto de la pared por la que habíamos subido y, de cara a la pendiente y traveseando en las pocas ocasiones que la nieve no cedía y me dejaba avanzar lateralmente, abrí una larga huella de descenso en aquel enorme embudo de nieve inconsistente. Más de 300 metros de desnivel muy intensos y delicados, en lo que poco a poco y sin perder los nervios, fui acercándome a la base de la pared por donde habíamos empezado el ascenso de la misma. Demasiado riesgo para una montaña que tan sólo me servía para aclimatar, pensé, pero con paciencia todo se hace y al cabo de un tiempo llegué de nuevo al espolón de roca donde coger la huella que me llevara de nuevo a nuestro campo.



Rápidamente inicié el descenso hacia las tiendas, a 5.500 m, por si mis compañeros aún estaban allí. Pero lo único que encontré fue mi chaqueta de gore bajo la cual me habían dejado un depósito con mis cosas...



Tras hacer la mochila y comer y beber un poco, me preparé y bajé de nuevo al glaciar, camino del campo base. Debía darme prisa, pues iban a ser 2.000 metros de desnivel de descenso y además el glaciar es bastante largo. No quería que se me hiciera muy tarde por las morrenas...





Tras meter la pierna en una grieta y salir del apuro rodando por el suelo (sé de sobra que no se deben cruzar glaciares en solitario, pero no me quedó otra. Es una práctica que ni aconsejo ni expongo aquí a modo de ejemplo), llegué a la parte del glaciar en la que este pierde la nieve y tan sólo el hielo sucio y los escombros quedan encima.


(los poderosos contrafuertes del Korjenevskaya, 7.105 m)





Con las últimas luces de la tarde, llegué al fin al CB donde pude descansar aquella noche y despedir a mis compañeros que se iban al día siguiente.



Así pues, me quedé observando la rocosa cara sur del Korjenevskaya, sin saber qué hacer, pues me quedaba solo y tal vez sin muchas opciones de subir a ningún sitio (la cumbre no puede verse desde el Ccool smiley.



Pero hay que poner al mal tiempo buena cara, y esa noche busqué por el CB algún grupo que quisiera aceptarme... Sabía que una expedición rumana había perdido a uno de sus compañeros, quien había sido evacuado del CB por edema pulmonar, y que ahora eran tres compañeros. Tras hablar con ellos y conocernos en un rato, decidimos escalar juntos el Korjenevskaya en estilo alpino, pues ellos también habían utilizado el Voroviev y Chetyrekh (este último sin hacer cumbre) para aclimatar. Con este sistema, todo el trabajo de aclimatación tan sólo te sirve para eso, pero no para equipar la montaña. El grueso de alpinistas llevaban todo el tiempo montando campos de altura en el Korjenevskaya y bajando a descansar al base, pero yo al menos contaba ya con dos cimas conseguidas, aunque ahora tuviéramos que empezar el ascenso de este sietemil con mochilones de más de 20-25 kilos... Aún así, bajo mi punto de vista, prefiero mucho más el estilo alpino que el de campos, siempre que pueda utilizarse, claro.

Al día siguiente, temprano, nos reunimos en mi tienda para ultimar las cosas, y salimos decididos hacia el C1 avanzado del Korjenevskaya, a 5.300 m. Os dejo aquí, en una foto a una postal que encontré en el base, el esquema de ascenso de este pico.



Cruzando el glaciar Moskiva...





Empezamos a ganar altura por las pedreras.



Hasta que vimos la pared rocosa que tendríamos que escalar...





Tras ella llegamos a un valle glaciar, dominado desde abajo por la le lengua del mismo desde la que caen sin cesar rocas. Este valle hay que cruzarlo con rapidez, y prestando mucha atención a las piedras que van cayendo por todos lados...



Tras cruzar el valle, este se remonta por la parte izquierda del glaciar según se sube hasta encontrar el C1 (5.100 m).





Al llegar al C1, el mal tiempo se hizo más que patente y empezó a nevar.



Pero no había sitio en este campo (y ya lo sabíamos), por lo que seguimos hasta el C1 avanzado, 200 metros de desnivel más arriba.









Por fin llegamos al C1 avanzado, donde montamos nuestras tiendas, tras un duro ascenso de 1.000 metros de desnivel con mochilas muy pesadas.



Al día siguiente salimos temprano hacia el C2 (5.800 m), el cual se haya en una pequeña repisa de nieve bajo unas paredes de roca.





Llegados a un punto intermedio, la huella se divide en dos caminos. Uno más largo, que rodea un enorme grieta y sube al C2 bajo los paredones de roca y otra más directa que cruza la grieta y asciende una rampa de hielo glaciar equipada con cuerda fija. Cuando preguntamos en el base, nos dijeron que no hacía falta arnés, ni cacharros, ni nada (y es cierto que por ahora lo estábamos subiendo así, pero es más que aconsejable...), por lo que cuando nos dirigíamos a la grieta, un grupo de alpinistas nos dijeron que ni se nos ocurriera sin arnés, yumar y demás. Yo insistí a mi grupo que siguiéramos por ese camino, pero ellos prefirieron tomar el camino más largo.

Y menudo error.

Seguimos el ascenso hacia las paredes de roca.




debajo de la penúltima peña de la derecha se encuentra el pequeño C2)



Y bajo estas, la huella era más que peligrosa. Sin cesar (y sin cesar significa sin cesar), avalanchas de roca caían por todos lados. Y no unas pocas piedras; muchas. No nos quedó más remedio que recorrer más de trescientos metros parando cada poco, cruzando de uno en uno mientras el resto de grupo observaba las rocas que caían para gritar “back”, si el que cruzaba tenía piedras que caían por detrás de él, “front”, si las tenía delante, por lo que tendría que detenerse, o “down!!!” si debía sentarse en el suelo de espaldas a la pared de roca, cubrirse con la mochila, anclarse bien con el piolet y esperar los impactos... Fueron momentos muy tensos en lo que además, una avalancha de nieve producida por la rotura de un serac empezó a caer encima de nosotros, que salimos todo lo rápido que se puede salir corriendo por una huella en travesía en la que sólo cabe el ancho de una bota... Pero poco a poco, todo se hace. Ya vamos dejando abajo la huella de ascenso.



Hasta llegar al C2 (5.800 m), desde el que se tienen unas vistas espectaculares...







Tras pasar la noche, al día siguiente nos preparamos para subir al C3 (6.300 m), el que sería ya el último campo antes de atacar la cumbre. En este tramo se cruzan muchas grietas con puentes de nieve realmente pequeños...





La pendiente se acentúa llegando a un pequeño collado que nos dejará en la gran arista que asciende a la cumbre.





Pero al fin alcanzamos el collado (6.100 m) y nos dirigimos hacia un resalte de roca equipado con cuerda fija, que lo superamos escalando a pulso. En estos momentos sí se echaba en falta el yumar, o al menos una cinta con la que asegurarte a la cuerda...







A partir de aquí, seguimos escalando la dura arista hasta el C3.







Hasta llegar al C3 (6.300 m).





El Comunismo.



Atardece...



Tras tomar una suculenta cena (mis compañeros no tenían mucha hambre, a diferencia de mí, que arramblé con todo lo que había; buena señal) y dormir bastante bien, sin madrugar nada, salimos a cumbre a eso de las seis de la mañana.











Mientras íbamos subiendo, se empezaron a formar nubes que no se apartarían de la cumbre en todo el ascenso... Eso me desmotivó un poco, la verdad, pues no íbamos a ver nada desde arriba.





Pero no queda más que subir y subir, ganándole metro a metro a aquella enrome arista. Esta tiene tres torres de nieve/hielo que hay que superar, y que no nos harán ninguna gracia en el descenso...











Nos metemos en la nube...



A partir de este punto, a unos 6.800 metros, el ascenso se hizo muy pesado, avanzando en la niebla sin ver nada y muy desmotivados. La idea de haber empleado tanto esfuerzo para ahora llegar a la cumbre y no poder ver nada era realmente abrumadora. En ese momento, empecé a subir a mi ritmo, más fuerte que el de mis compañeros, y me distancié de ellos. Quería llegar a cumbre, tomar unas fotos de absurdo rigor en mitad de aquella densa niebla y bajar de una vez.

Miré mi reloj, que ya marcaba más de 7.000 metros, y seguí decidido hacia arriba. Me encontraba escalando una última travesía en mixto antes de llegar a la cumbre cuando, de repente y ante mi asombro, la nube que había estado toda la mañana ocultando la cima empezó a esfumarse...







En ese momento apreté todo lo que pude el ritmo, y con enorme ilusión recorrí los últimos metros que me distaban de la cumbre, con la intención de fotografiar lo que pudiera antes de la que las nubes volvieran a envolverlo todo. Y así, paso a paso, alcancé los 7.105 metros de la cima del Korjenevskaya, teniendo por delante, mientras mis compañeros llegaban, un buen rato en el que disfrutar esta magnífica cumbre para mí solo... Los que habéis estado en montañones como estos sabéis que es muy difícil expresar con palabras las sensaciones que experimentas en este tipo de cumbres, así que no intentaré una vana descripción y dejaré que sean las imágenes quienes hablen...







Al fondo, el Pico Lenin (7.134 m)







El Pico Comunismo (7.495 m)







Subieron conmigo los amigos de Sherpa.



Y por supuesto, el diablillo del foro montañero ondeó en la cumbre del Korjenevskaya. 7.105 metrazos para todos, salaos.



Estaba contento. Habían pasado 12 días desde que había llegado al CB, doce días en los que había conseguido llegar hasta cumbre de mi primer sietemil, habiendo escalando además el Voroviev (5.691 m) y el Chetyrekh (6.300 m), y me sentía muy fuerte...

El tiempo era bueno, y aunque hacía viento, el frío era más que soportable. Estuve más de 30 minutos en cumbre... Pero todo lo bueno acaba y había que pensar en comenzar el descenso, pues todo hacía presagiar que sería largo y duro. Unas últimas fotos, y emprendimos el camino hacia al C3.









Fue un descenso muy arriesgado y duro, debido al pésimo estado de la nieve. Mucha nieve y poco consistente, en la que cada paso había que asegurarlo mucho, pues se iba muchas veces... Una de ellas, descendiendo uno de los gendarmes de nieve, el pie se me fue totalmente y comencé a caer por la arista, en la que rápidamente comencé a intentar detenerme con el piolet. Pero al estar en la zona de la huella, con escalones en aquella nieve blanda, no conseguí nada y no fue hasta que salí de la huella y en el mismo límite de la arista, rozando ya la caída de muchos centenares de metros hacia uno de los glaciares del Korjenevskaya, donde conseguí pararme. Me quedé tendido en la nieve, con el corazón latiendo a muchísimas pulsaciones por minuto, y la respiración muy acelerada. Había estado cerca, pero todo había salido bien. Lo único positivo de todo es que el manejo de la autodetección con piolet lo tengo bastante bien dominado, algo básico para cualquier alpinista que se decida a meterse en montañones como estos. A partir de aquí, fui asegurando cada paso con mucha decisión, generando mucho desgaste hasta llegar al C3...







Al llegar al C3 (6.300 m), comimos un poco, recogimos las tiendas, y bajamos a dormir al C2 (5.800 m).





Al día siguiente nos levantamos temprano, recogimos todo el material, y empr

15 Comentarios Escribe tu comentario

  • #1
    Fecha comentario:
    06/09/2010 18:37
    #1
    impresionante

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  • #2
    Fecha comentario:
    06/09/2010 19:56
    #2
    Tremendo.Ya solo te queda el everest!!xD

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    • Gracias!
  • #3
    Fecha comentario:
    07/09/2010 17:54
    #3
    acojonante, BRAVO chaval...........
    que huevos!

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  • #4
    Fecha comentario:
    07/09/2010 22:54
    #4
    A C O J O N A N T E. Hay que tenerlos muy bien puestos para hacer algo así. Este és de largo el mejor report de montaña que he visto. F E L I C I D A D E S!!!!!

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  • #5
    Fecha comentario:
    08/09/2010 11:43
    #5
    Muy bueno el repor....
    Pero no te espusiste demasiado en la segunda ascension al hacerlo en solitario (resalte de hielo, pendiente de la pala, progresion en glaciar, etc...)
    Utilizabais estacas, tornillos o anclas para los sitios mas comprometidos..???
    Felicidades por las tres ascensiones..., por la cuarta... ya tienes escusa para volver.
    Saludos.....

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  • #6
    Fecha comentario:
    08/09/2010 13:07
    #6
    Gracias de veras por los comentarios, gente. En cuanto a la segunda ascensión, xabi..., claro que arriesgué, pero si se quieren tener garantías para escalar sin problemas un sietemil en estilo alpino, necesitas una buena aclimatación. Y con sólo haber dormido a 5.500 m en el Chetyekh, no me parecía nada suficiente... Tomé una decisión y asumí las consecuencias. En cuanto al uso de material, todos los picos los subimos a pelo (el sietemil tenía zonas de cuerda fija que daban algo de seguridad, aunque fueras sin arnés ni cacharros, pero es más que recomendable su uso).

    Un poco de templanza, sangre fría, y mucho entrenamiento

    Me alegra que os gustara el repor. Saludos!

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    • Gracias!
  • #7
    Fecha comentario:
    14/10/2010 11:47
    #7
    Pero tio como se te ocurre irte a escalar al Pamir con la poca experiencia que se ve que tienes, te vas a matar!!!. Vete antes a ensayar autodetenciones al circo de Peñalara y poco a poco a Pirineos,Alpes progresivamente chaval.Y todo como tu dices a pelo, sin autoasegurarte, que barbaridad!!!

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  • #8
    Fecha comentario:
    14/10/2010 18:13
    #8
    Joder, Uno de tantos, cómo te repites... Lo mismo me dijiste con otra caída que tuve en el Elbrus Oriental cuando lo escalaba en solitario... ¿Por qué dices que se ve que tengo poco experiencia? Llevo innumerables ascensiones en Sierra Nevada (nortes, espolones, aristas...) y otras en Gredos y Pirineos, Breithorn (4.167 m) y Mont Blanc (4.810 m) en Alpes, Elbrus (5.642 m) y Elbrus Oriental (5.621 m, en solitario) en Caúcasos, cerro Ocho Patos (4.890 m) 5.500 m en cerro Mulas muertas (5.897 m) y nevado Ojos del Salado (6.934 m, volcán más alto de la Tierra) en Andes, juntos con los picos escalados en este reportaje. Puede que sea joven, pero eso no me hace inexperto por ese simple hecho.

    Supongo que tu único proposito es meter cizaña como hiciste en mi otro repor del Elbrus, así que, como aquella vez te dije, esto es un foro público y yo no recomiendo a nadie mi manera de escalar (lo digo en la propia crónica), por lo que si no te gusta la actividad, lo siento.

    Un saludo.

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    • Gracias!
  • #9
    Fecha comentario:
    14/10/2010 21:34
    #9
    Mira Navarrete,llevo veintipico años federado, escalando, haciendo alpinismo y esqui de travesí. He hecho vías de dificultad en Pirineos, Alpes (Austria,Italia Alemania, Suiza), Andes, he realizado bastantes cursos de formación a nivel federativo, concretamente de escalada libre,escalada artificial,tecnicas de orientación orientación, etc ahora soy instructor de esqui alpino en la sierra madrileña, estoy ya por los cuarenta y tantos tacos y solo te puedo decir que tu manera de ir por la montaña aparte de suicida y carente de sentido común puede incitar a más de uno a meterse en los fregaos que tu te metes sin conocimiento.Pero además que gente te acompaña a las expediciones que te abandonan a tu suerte en medio de un glaciar para que vuelvas solo en medio de grietas y puentes de nieve... te aconsejo que te plantees tu manera de hacer alpinismo, que te formes a nivel de escuela de alta montaña de la federación y que por favor no publiques más estos reportajes y te los guardes para ti y tus colegas sin conocimiento, ya que podrían provacar indirectamente alguna desgracia a algúna persona sin experiencia que como tu no emplea el conocimiento y el sentido comun para salir al monte.

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  • #10
    Fecha comentario:
    15/10/2010 11:10
    #10
    Gracias por los consejos, Uno de tantos. Yo te daré otro; cuando te refieras a alguien que no conoces, intenta hacerlo con respeto.
    Por mi parte, seguiré haciendo montaña como me gusta y adviertiendo en mis reportajes que no aconsejo a nadie lo que hago cuando ante situaciones difíciles asumo el riesgo bajo mi propia responsabilidad.

    Ale, a disfrutar.

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    • Gracias!
  • #11
    Fecha comentario:
    01/11/2010 16:36
    #11
    Impresionante!.
    El alpinismo cada uno lo ve desde su punto de vista.
    Y cada uno lo hace como quiera mientras que no responsabilice a nadie.

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    • Gracias!
  • #12
    Fecha comentario:
    02/11/2010 13:53
    #12
    Gracias por esas palabras, Alejandro. Me alegra que te gustara el reportaje.

    Un saludo!

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    • Gracias!
  • #13
    Fecha comentario:
    16/03/2011 16:38
    #13
    ¡¡Que pasa Miguel!!! soy Ignacio, el de Pamplona. Joder que dejados que somos, anda que estuvimos tiempo allá y no nos intercambiamos ni un puto tfno... Muy buen reportaje. Joder si vienes para el norte aver si quedamos. CHAO!!!

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    • Gracias!
  • #14
    Fecha comentario:
    17/03/2011 15:50
    #14
    Por cierto Miguel, no habia visto los comentarios del foro, pero está visto que hay gente bastante arrogante, envidiosa y maleducada, que tiene mucha facilidad para hablar y juzgar a los demás.
    En la montaña cada uno decide lo que está dispuesto a exponer y esa es una decisión personal. Creo que todos los que practicamos la montaña concemos o debemos conocer las reglas de la montaña y asumirlas y a las personas que se acerquen por primera vez a las montañas así hay que transmitirselo. Yo ya se los problemas que tuuvisteis en el Pamir y el que desde fuera se quiera meter en medio, pues lo hace sin ningún conocimiento de causa, con lo que a lo que diga, pues aire. CHAO!!

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    • Gracias!
  • #15
    Fecha comentario:
    05/04/2011 18:12
    #15
    ¡Buenas Ignacio!

    Descarao, no nos dejamos ni un correo electrónico ni nada... Y siento la demora en contestar, pero suelo postear habitualmente en el foro montañero de nevasport, y poco en el general...

    Te dejo aquí una dirección de correo, aunque ahora estoy viviendo y trabajando en Líbano, jsjsjs, pero tengo por la cabeza algún otro proyecto de montaña del que podemos hablar...

    Todo bien por allí? Me alegro de haber vuelto a hablar contigo. Un fuerte abrazo.

    arista_oeste@yahoo.es

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    • Gracias!

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