Luz y colores en Dolomitas
Así que el reportaje resultado de nuestra segunda incursión dolomítica va a obviar pistas emblemáticas, remontes o restaurantes y va aprovechar el tiempo tan cambiante que disfrutamos durante nuestra semana en Colfosco para ilustrar como las montañas pueden aparecen ante nuestros ojos con líneas, sombras, luces y colores diferentes en función de si están acompañadas por el sol, la niebla o el atardecer.
Los esquiadores preferimos habitualmente sol y buen tiempo para esquiar, y tememos a las nubes, sobre todo si son bajas, porque merman nuestra visibilidad. Pero las nubes bajas y medias dan lugar también a imágenes y paisajes dignos de contemplar, unas imágenes y paisajes que a veces son enigmáticos...
Otras parecen anunciar tormenta…
Aunque con frecuencia la amenaza de tormenta se queda en eso, en una mera amenaza, y la niebla levanta poco a poco
No es extraño para los esquiadores presenciar el efecto mar de nubes desde las cubres más altas de una estación. La Marmolada y sus más de 3.300 metros son un buen lugar para ello. ¿O no?
Si nos aburrimos podemos utilizar con las gafas de sol o ventisca para hacer curiosos juegos con el color. Con y sin
El sol y la intensidad de su luz constituyen factores decisivos para que las montañas, las mismas montañas, parezcan diferentes. No es lo mismo el amanecer…
que los efectos que genera unas horas más tarde…
o cuando el sol brilla en lo más alto
Los árboles son capaces asimismo de crear curiosos efectos de luz cuando el sol todavía mantiene algo de fuerza
Pero el paso de las horas se acaba notando y la luz pierde poco a poco presencia
Eso sí, sigue con fuelle para iluminar las cumbres y prender fuego a algunas paredes dolomíticas
Y el sol se va escondiendo sin que los Dolomitas pierdan belleza
Y eso es todo. Es un resumen de lo que vieron nuestros ojos durante una semana en la que tuvimos de todo, sol sobre todo, pero también nubes y nieve.