Mi primera paradita fue aquí mismo:
Aparqué el coche, puse un pie fuera, y casi me vuelo. Uf, qué mal asunto.
Las taquillas estaban cerrrrrrrrrrrrrrrrradas, y me acerqué a la escuela de esquí para preguntar. Allí me contaron que no abrirían en todo el día por viento, y me enseñaron las previsiones para mañana y pasado: malas, malas. Dijeron que posiblemente mejorase para el finde...
Después de un café, aunque habría sido mejor una tila, me lié el goretex a la cabeza y me fui hacia Navacerrada, como quien va a por tabaco. Quione me informó de que Valdesquí estaba cerrado, pero ya puestos a hacer el ganso... le dije adiós a La Pini...
Y hola a Navacerrada!!
La nieve estaba muy bien y la pista (solo una abierta) con muy poca gente. Y aunque se oía algún ¡¡yujuuuuuu!! y algún ¡¡síiiiiiii!!, que daba bastante envidia, era ya demasiado tarde y había mucha niebla. Así que me di un paseo...
... y me metí por aquí...
Desde luego, si quería nieve... ¡la había encontrado! Qué gustazo...
A mi vuelta, vi que aún había gente esquiando.
Pregunté dónde estaban las taquillas, y me contaron que a tomar ventisca. Y verdaderamente tenían razón. Hasta que empiecen a organizarse (que ya va siendo hora), está todo bastante incómodo... El aparcamiento en una punta, las taquillas en otra, las pistas en otra más...
Y me fui a seguir cotilleando.
Nevaba un poquitín, y hacía bastante rasca.
¡¡El corazón congelao!!
...Aunque no para todo el mundo...
Jo, era verdad que las taquillas estaban muy lejos de los remontes. Si hubiera tenido que ir con todos los trastos, me habría enfadado un poco (pero poco).
25 euracos costaba hoy la pista
Y nada, que yo sigo sin estrenar mis esquis, y con el alma en vilo.
Después de un aperitivillo en Venta Marcelino, remodelada que quién la ha visto y quién la ve, me volví al coche antes de quedarme así:
