Cuando ya parecía que la temporada había quedado atrás, La Pinilla recibió una nevada por sorpresa. Poca cosa, dada la falta de base y lo caliente que andaba ya el suelo... pero suficiente para cubrir de un manto blanco la estación.
Ni corta ni perezosa, me armé de cámara de fotos y puse rumbo al paraíso. ¡Silver y Pyrene, temblad!
Desde el aparcamiento ya se veía que el final del Retorno estaba en un estado lamentable y no era ni medio esquiable
Sin embargo, al mirar hacia arriba se te quedaba esta cara
Los cuatro gatos que había en la base de la estación se concentraban en el Igloo:
Albatros, dispuesto a conquistar las cumbres nevadas:
En taquillas nos dijeron que estaban abiertas sólo las pistas de debutantes y el Mirador. ¡Vaya, y habían puesto en funcionamiento el huevo!
Hacía tiempo que no lo veía en funcionamiento, así que nos apresuramos a entrar.
Desde el telecabina se veía el final del Bosque impracticable:
La zona media del Retorno, muy deficiente (de hecho, todo el Retorno estaba cerrado):
La parte de arriba del Bosque, con piedras pero tentadora. Las huellas dan fe de que hubo quien no supo resistirse
Y las pistas de la zona alta, ¡sencillamente alucinantes!
El Portillón parecía recién salido de una pastelería, todo bañado en azúcar glas
En fin, que no pude evitar la tentación de calzarme unos esquís, aunque sólo fuera para dejar volar la imaginación unos segundos
Me harté a hacer fotos... ¡Aquello parecía el cielo celestial!
¿Está La Pinilla masificada?
Unos turistas que andaban por allí nos pararon para preguntarnos, alucinados, por qué no había nadie, con la fama que tiene La Pinilla de estar llena de gente los fines de semana. Tuvimos que explicarles que muy pocos se enteraron de esta última nevada, y que ya nadie se esperaba este regalo caído del cielo.
Piskel también anduvo por allí disfrutando de esta nevada de propina:
La salida de la cafetería de Gran Plató hacia Retorno ofrecía un paisaje espectacular:
Y las máquinas pisapistas, bien aparcaditas hasta la noche:
Llegados a este punto, me quedé sin batería, por lo que nos dirigimos todos al bar a tomar un tentempié. Probablemente será la última nieve que vea yo este año en directo, así que me quedo con un buen sabor de boca hasta el invierno que viene, a la espera de estrenar botas, volver a subirme a mis esquís y reiniciar la temporada en Sierra Nevada.
Por cierto, hoy domingo incluso alcanzaron a abrir el tramo alto del Retorno (hasta la silla del Testero). Mucho han debido de currar los pisapistas para abrir esa zona, que hace un par de semanas estaba pelada. Los que aún podáis ir, no os lo perdáis.
Nevada de propina en La Pinilla. Sábado 31 marzo 2007
Cuando ya parecía que la temporada había quedado atrás, La Pinilla recibió una nevada por sorpresa. Poca cosa, dada la falta de base y lo caliente que andaba ya el suelo... pero suficiente para cubrir de un manto blanco la estación.
Ni corta ni perezosa, me armé de cámara de fotos y puse rumbo al paraíso. ¡Silver y Pyrene, temblad!