El instinto Suicida
‘Al aprender y enseñar a esquiar nos enfrentamos con un serio problema de diseño’, cuando les digo esto a mis alumnos debutantes adultos casi al comienzo de la primera clase suelen abrir mucho los ojos y casi se pueden leer sus pensamientos: ‘¿Y éste de qué va?’
Más o menos lo mismo ocurre cuando mi frase de introducción es aproximadamente: ‘Tenemos un problema genético’.
Las sonrisas aparecen cuando aclaro: ‘La especie humana no está genéticamente diseñada para deslizarse montaña abajo sobre unos esquís’.
Y aquí entra en escena el enemigo que intentará evitar a toda costa que consigamos nuestro propósito, muchos lo llaman miedo, pero creo que no es un eufemismo llamarlo por su nombre: el instinto de conservación de la especie humana, o, si así lo prefieren, el instinto suicida.
Antes de ponernos los esquís suelo comenzar por preguntar a mis alumnos si están familiarizados con algún deporte. Además de darme una idea de sus capacidades de movimiento, esto nos da un fundamento para introducir lo que llamamos ‘la posición atlética’. Una posición de equilibrio dinámico que nos permite reaccionar en cualquier dirección rápidamente para recuperar el equilibrio perdido por fuerzas externas, o para ejecutar una acción, por ejemplo la del portero de fútbol frente a un lanzamiento directo.
Esta es la posición de base para el deslizamiento en una traza directa sobre los esquís: todas las articulaciones ligeramente flexionadas (incluyendo los tobillos), manos y brazos ligeramente adelantados, pies separados bien plantados en el suelo y la mirada orientada hacia donde nos dirigimos.
Peeero….
Aquí entra en acción el ‘instinto suicida’, y si no lo ven claro, observen:
Adultos que saben permanecer de pie en equilibrio
tan pronto como se ponen en movimiento deslizando por la pendiente parecen ser empujados hacia atrás desde su pecho por una fuerza mágica
que les impide mantener su posición atlética y provoca que las espátulas de sus esquís pierdan contacto con la nieve.
Es el ‘instinto suicida’ que intenta huir de la pendiente.
Cuando giramos la cosa se complica aún más, pues el ‘instinto suicida’ huye de la pendiente alternativamente cada vez que iniciamos un giro, y como consecuencia de ello provoca que todo el peso recaiga sobre el esquí interior que es el que precisamente apunta hacia donde NO queremos ir.
Las consecuencias de tal proceder pueden resultar poco gratificantes
Y con esto queda aclarado el tema del ‘instinto suicida’, poderoso enemigo a combatir en nuestro camino de aprendizaje.
El saber a quién nos enfrentamos es de gran ayuda a medio y largo plazo. ¿Cómo se combate? Ya ha sido tratado aquí y en muchos otros lugares, pero lo esencial Master Carolus dixit 'piensa cuesta abajo', 'mira hacia adelante', y '¡siente los pies!'
Saludos cordiales,
Miguel