En 1931, el Comité Olímpico Internacional decidió conceder la organización de los Juegos Olímpicos de invierno de 1936 a la ciudad alemana de Garmisch (la fusión con Partenkirchen ocurrió en 1935, sin efectos en la designación de los juegos).
Eso ocurrió en cuando Alemania todavía era un país democrático, y la designación de la organización de los Juegos de 1936 (los de verano fueron concedidos a Berlín) fue una forma mas de demostrar a Alemania que los resentimientos de la primera guerra mundial ya pertenecían al pasado.
Pero este no era el sentimiento mayoritario en Alemania y, en 1933, Adolf Hitler sube al poder con promesas de recreación del poder que Alemania ya había tenido en el pasado y con deseos de venganza por las humillaciones de los años transcurridos desde 1918.
Al principio se creó un gran incertidumbre sobre si Alemania organizaría, o no, los juegos, ya que Hitler había calificado los Juegos Olímpicos como una «invención de judíos y de masones», y declarado que un gobierno nazi nunca organizaría un evento de ese tipo.
Pero su compañero de partido y ministro de la propaganda, Josef Goebbels, lo convenció de la oportunidad que los juegos representaban como operación monumental de propaganda y de demostración de la superioridad de la raza aria, hasta el punto que Hitler le confió la coordinación de la organización de los juegos de invierno, para la cual habían sido reservadas enormes cantidades de dinero, utilizado sobretodo, en la construcción de infraestructuras deportivas, como el estadio de hielo de Garmisch y el estadio de esquí de Partenkinchen.
Con la subida de los nazis al poder y con el tipo de ideología y de practica que empezaban a ser seguidas en Alemania, empezó ha haber presión de muchos países para que la organización de los juegos fuera retirada a Alemania, pero el Comité Olímpico Internacional mantuvo su practica de no mezclar el Olimpismo con la política y no hubo cambios en los Juegos.
Uno de los mayores problemas que hubo, y que originó distintos llamamientos al boicot de los Juegos, fue la aprobación, en 1935, de las leyes de Nuremberg, que privaban a los judíos de los derechos civiles y los alejaban de la vida social y cultural en Alemania.
Aun así el Comité Olímpico Internacional consiguió un compromiso con los alemanes, los cuales garantizaron que la Carta Olímpica seria respetada durante los Juegos, y retirarían, temporalmente, los signos y posters anti-semíticos que existían en el sur de Baviera.
Como maniobra para aplastar las criticas que seguían sobre el Comité Olímpico Internacional, la antigua estrella del equipo de hockey alemán, el judío Rudi Ball, fue invitado a regresar de su exilio en Francia, para liderar el equipo alemán durante los Juegos.
Los juegos fueron inaugurados el 6 de Febrero de 1936 por Adolf Hitler en persona.
Una controversia que ocurrió en la ceremonia de apertura fue la cuestión del saludo Olímpico, que se hacía con el brazo derecho en extensión, justo como ocurría con el saludo nazi, lo que motivó que algunos países se negaran a hacer el saludo, como fue el caso de los Estados Unidos, de Estonia y de Finlandia.
El equipo canadiense haciendo el saludo olímpico
Para garantizar que nada de negativo pasaría para los medios de comunicación, solo fotógrafos alemanes fueron autorizados a registrar los eventos, y todas las imágenes fueron verificadas por los hombres de Goebbels antes de estar disponibles para distribución internacional.
La gran afluencia de público estuvo garantizada con la organización de transportes especiales desde Munich.
En el campo deportivo, una nota para el hecho de que estos fueron los primeros Juegos Olímpicos de Invierno en los cuales hubo pruebas de esquí alpino, siempre con los símbolos del régimen marcando presencia.
La gran potencia de los Juegos fue, como en las ediciones anteriores, Noruega, consiguiendo Alemania el segundo puesto, con 3 medallas de oro y 3 de plata.
El noruego Oddbjorn Hagen en su participación en la modalidad de Combinada-Nórdica donde gano la Medalla de Oro en esta disciplina.
Naturalmente que los atletas alemanes aprovechaban cuando subían al podio para hacer el saludo nazi.
Los más altos dignatarios nazis no podían faltar, como Hermann Goering, el jefe del estado mayor de aviación, aquí fotografiado al saludar al patinador alemán Ernst Baier, que ganó dos medallas, una de oro y una de plata.
Los Juegos fueron considerados un gran suceso deportivo y organizativo y, por esta razón y también por el creciente poder internacional de Alemania, el Comité Olímpico Internacional atribuyó otra vez, en 1939, la organización de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1940 a Garmisch-Partenkirchen, a pesar de que todo apuntaba para la elección de St. Moritz, en Suiza.
El comité organizador de los Juegos de 1940 fue creado el 1 de Julio de 1939 y, pasados 62 días, empezó la segunda guerra mundial.
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