Este es un viaje de esquí quizás un poco atípico tanto por la duración, 16 días, como por el destino, Steamboat (Colorado).
Los vuelos tanto de ida como de vuelta fueron a través de Lufthansa vía Frankfurt. El trato con los empleados de dicha compañía en los aeropuertos de Barcelona y Denver exquisito, no así en el germano, donde dicho personal fue bastante frío.
Salimos de Barcelona el 29 de enero a las 6:35 y llegamos a Denver a las 15:15, una vez allí y localizada la empresa de alquiler de coches AVIS, nos llevaron hasta las oficinas en autobús para recoger el vehículo. En el aeropuerto de Denver las casas de alquiler de coches están todas localizadas en una zona.
Una vez hechos todos los trámites, pusimos rumbo a Steamboat en “nuestro” flamante Cadillac Deville.
Solo dejar Denver empezó a nevar, la cosa prometía....los copos como nueces...y yo con un miedo terrible a patinar (ahí nadie usa cadenas por más que nieve)...la verdad es que el coche no hizo ni siquiera un amago de patinaje;...tras casi 5 horas de viaje llegamos por fin al hotel Best Western Ptarmigan Inn. El hotel perfecto, a pie de pistas y con buenos servicios, y el personal muy atento.
El día siguiente lo dedicamos a descansar y fuimos a recorrer el área de esquí a pie y luego los alrededores Downtown en coche, que es la zona más comercial. Una de las características de Steamboat es su ambiente típico americano, el pueblo parece anclado en el pasado oeste y está rodeado de ranchos, incluso hay un rancho de búfalos no muy lejos. Algunos ofrecen paseos a caballo o en carro y cena típica con cawboys.
La estación está muy bien comunicada por autobuses gratuitos que circulan durante todo el día y parte de la noche, así que no es necesario coche propio.
Ya descansados del viaje y hecho una idea de donde estábamos...nos preparamos para esquiar.
Sólo acercarte al área de esquí te “asaltan” los “ambassadors”, vamos los relaciones públicas de la estación, personal muy simpático y amable que lo primero que te preguntan es como estás y te ofrecen el mapa del día, un mapa de la estación donde están señaladas las pistas que han pisado esa noche, también se ofrecen para cualquier problemilla que puedas tener, como guías para recorrer algunas pistas...etc.
A pesar de que la estación no es muy grande, las pistas están perfectamente señalizadas, muy bien pisadas, y con una nieve muy seca. Y también ponen mucho cuidado en balizar zonas peligrosas o señalar rocas...ramas...o cualquier peligro que pueda haber en la pista.
Como suele pasar en Norteamérica, las pistas están clasificadas en verdes, azules, negras y doble diamante.
Las verdes suelen ser caminos y alguna zona baja de la estación. Algunas azules tienen una inclinación que aquí se podría considerar roja pero suelen ser anchas y tal inclinación no suele ser constante. Las negras son...pues eso, negras, las pisan de forma aleatoria y entonces pueden bajarse sin demasiada dificultad, pero cuando no están pisadas...son un cúmulo de bumps. Y las doble diamante son zonas por medio de bosque, roca...y con mucha pendiente. También hay zonas entre pistas por las que está permitido bajar y con variada inclinación, son tramos entre árboles, pero son bosques tan tupidos que al no haber demasiada nieve eran casi impracticables. El esquí entre árboles es una de las características de esta estación.
La estación no tiene grandes infraestructuras como pueden ser Aspen o Vail, pero no se queda pequeña. Los remontes sin ser lo “último” son correctos, tiene una góndola, un telesilla expres con capota, varios telesillas desembragables más y otros tantos “normales”, curiosamente en muchos telesillas no hay barra de seguridad y al principio sorprende.
Hay en Downtown una zona con pistas de salto, donde hacen competiciones incluso por las noches.
Las colas son inexistentes, ya que usan el sistema de barreras con paso alterno, de esta manera se evita que te pisen los esquís, se formen aglomeraciones...los listillos que se quieren colar...un sistema que deberían implantar todas las estaciones, ya que es cómodo y rápido. También hay dispensarios de kleenex y mapas en cada entrada a un remonte y en los restaurantes de las pistas. Además hay paneles informativos que indican los minutos que tienes que esperar para cada remonte, en la mayoría ponía 0.
El forfait tiene un código de barras que te leen en puntos estratégicos, al entrar en la góndola y algún otro remonte, además tiene un resguardo que arrancas y te guardas, así si lo pierdes antes de las 12 del mediodía, te dan otro para poder seguir esquiando.
Hay “ski patrols” por todos lados que van haciendo rondas por todas las pistas...el segundo día mi marido y mi hijo se acercaron al borde de la entrada de una doble diamante para hacer unas fotos, con lo que no se veían y yo me quedé esperando en la “puerta” y enseguida se presentó un ski patrol para preguntar si tenía algún problema. Para entrar tanto en las doble diamante como en las áreas de nieve virgen hay puertas señalizadas “gates” que abren o cierran dependiendo del estado de la nieve.
La escuela de esquí infantil está separada de la de adultos, y es parecida a una guardería, mesitas donde pintar...juegos varios....etc. Monitores infantiles que hablen español no hay muchos. Has de inscribir al crío rellenando un montón de formularios y marcando todo su equipo, los guantes, el mono de esquí, botas...todo. Nosotros dejamos a la niña casi todos los días y a jornada completa, ya que por unos US$ 100/día los tienen entretenidos desde las 8:30 que abren hasta las 9:30 que se los llevan a esquiar, luego hacia las 12:30 se los llevan al restaurante de arriba de la góndola a comer, también en un comedor especial y con menús adaptados a sus gustos, y luego vuelven a esquiar hasta las 15:00, la estación cierra a las 15:30. El primer día evalúan su nivel y dependiendo de este los llevan a esquiar por unas zonas u otras. A todos les ponen una especie de pulsera que, vía satélite, pueden localizarlos si se extravía alguno, incluso los padres pueden saber en cada momento dónde está esquiando su hijo. Este sistema también está en alquiler para los esquiadores que lo quieran, grupos, familias, etc., ideal si se va con más gente y se tienen distintos niveles.
Steamboat tiene también uno de los Half Pipe más grandes de Estados Unidos, el “Maverick”, donde se ven riders profesionales entrenando. El área está dividida en dos zonas, una para expertos y otra para novatos, aunque ambas están abiertas al público, desaconsejan entrar en la “profesional” si no se tiene suficiente nivel, eso sí, hay un socorrista motorizado vigilando constantemente.
También hay al lado la zona “Nastar” donde durante unos días a la semana se puede bajar una pista perfectamente pisada y con buena inclinación pasando puertas de manera cronometrada, además, dependiendo de la marca que haces te dan una medalla (un pin) bronce, plata u oro, e incluso después se pueden ver los resultados en internet. Se pasa un rato muy divertido sobretodo si compites en grupo o con la propia familia.
Tras varios días de desespero porque no nevaba, por fin llegó el ansiado polvo, el genuino powder “champagne”, tras nevar durante toda la noche esto es lo que encontramos.
Todas las pistas con nieve recién caída, bueno y cayendo, ya que estuvo dos días seguidos nevando.
Nunca había visto a la gente disfrutar tanto, gritando y cantando bajando por las pistas, la verdad es que en este tipo de nieve es mucho más fácil esquiar que en la que nos podemos encontrar en Europa o incluso en Whistler; es tan seca que aunque te caigas y reboces en ella, te sacudes y no moja, hay que probarlo para poder entender el porqué de la fama del powder de Colorado.
Ya en la segunda semana y tras haber catado el “champagne blanco” decidimos hacer algo de turismo, lo más cerca que encontramos y también diferente fue el Dinosaur National Park, un paraje árido y desértico donde se hallan unas famosas excavaciones llenas de fósiles de dinosaurios. El parque está un poco lejos, a unas 200 millas en el vecino estado de Utah pero vale la pena por el cambio radical de escenario.
Al día siguiente vuelta a esquiar y ese día casualmente también esquiaba Billy Kidd, una atracción más de Steamboat. Billy Kidd es el director de la estación, y fue medallista olímpico y campeón mundial, también es el esquiador con sombrero de cawboy que sale en casi todas las fotos promocionales de la estación. Durante algunos días esquía y da una “clase” a la gente que le quiera seguir. La clase consiste en la bajada de una de las pistas azules, él va explicando de forma amena los conceptos básicos de este deporte mientras va demostrando lo que explica.
Después por la noche, nos lo volvimos a encontrar casualmente y subimos con él en la góndola manteniendo una charla muy interesante sobre la estación, el esquí, su trayectoria profesional, etc.
No es que se pueda esquiar de noche, no...lo que pasa es que en uno de los restaurantes organizan barbacoas amenizadas con música country en vivo, y bueno, yendo con niños pues...es otra forma de pasar una velada divertida.
Otro entretenimiento nocturno de la estación es deslizarse por una pista con “flotadores” gigantes, está más que nada dirigido a los niños pero muchos adultos no se resisten a probar.
Entre esquiada y esquiada llegamos, sin darnos cuenta, al final de nuestra estancia y qué mejor despedida que bajar una doble diamante?, total no teníamos nada que perder y si sufríamos algún percance tampoco sería demasiado traumático puesto que habíamos disfrutado durante dos semanas de esquiadas increíbles.
Primero una bajada de calentamiento por una pista azul y otra negra, y tras comprobar que no nos temblaban demasiado las piernas, nos decidimos a bajar la Chute 2, la verdad, fue un rollo por la cantidad de bumps enormes que había, muchos árboles y fuerte pendiente, vamos, como todas las doble diamante de Steamboat, al menos en esta no encontramos rocas. Tengo que decir que mi hijo se la bajó como si nada, es lo que tiene haber esquiado desde los 3 años y tener la inconsciencia propia de los 14.
El sábado 12, a punto de partir hacia Denver, aprovechamos para realizar las últimas compras por la base de la estación y dar una última ojeada al precioso paisaje que nos rodeaba.
Nos dimos cuenta de que las vacaciones habían terminado cuando desde la ventana del avión divisamos los Pirineos. Ahora nos queda esperar que, en un espacio de tiempo no muy largo, podamos volver al paraíso blanco americano.
COMENTARIOS FINALES
Quedamos gratamente sorprendidos de la amabilidad de la gente que enseguida está dispuesta a echarte una mano, ya no sólo en las pistas de esquí sino en la carretera, la calle, en cualquier lugar y a cualquier hora.
No hay casi turismo extranjero por lo que tampoco encuentras a mucha gente que hable español, así y todo, hacen todo lo posible para entenderte y hacerse entender.
En toda el área de Steamboat Sprins sólo hay tres restaurantes donde dejen fumar, y solamente cigarrillos.
Las propinas son obligatorias, no suelen estar incluidas y rondan entre el 15-20% del total de la cuenta del restaurante.
En muy pocos sitios preparan café expreso, lo normal es café de filtro, que más bien parece agua sucia, aunque al final acabas por acostumbrarte. Curiosamente hasta en las tiendas tienes cafetera para servirte un café, crema de leche, azúcar, incluso en el cajero de un banco encontramos una bandeja con coockies y el mencionado café.
La gente conduce de forma tranquila y cívica, respetando escrupulosamente los pasos de peatones, aunque se suelen saltar los límites de velocidad, no es por muchas millas/hora. Quedamos extrañados de la poca vigilancia policial que hay, sólo vimos dos coches de policía durante todas las vacaciones.
En cuestión de comer, se come bastante bien, a parte de los establecimientos tipo McDonal’s, Pizza Hutt, Kentaky Friend Chicken, etc. que son como los de aquí; si se va a restaurantes “normales” la comida es buena, quizás un poco más especiada que la de la península y más o menos los precios son como aquí, y generalmente tienen menús disponibles, tanto para adultos como para niños. Sí es cierto que el vino, en particular, suele salir caro (una media de US$5 la copa ó US$24 la botella) pero una buena cena bien se merece un “sacrificio”, sino, siempre se puede pedir un refresco o cerveza que suelen servir una buena cantidad.
Un consejo para el que quiera viajar hacia/desde EEUU, que no cierre las maletas ni con llave ni con código de seguridad; a nosotros nos registraron una al salir de ahí y cuando llegamos a casa, dentro encontramos una nota diciendo que “su maleta ha sido seleccionada aleatoriamente...y bla bla bla” y pidiendo disculpas por si habían roto algo. También aconsejando que la próxima vez no cierres la maleta con llave, etc. Por suerte, no nos rompieron nada, y eso que estaba cerrada con código de seguridad, ahí se demuestra que de poco sirven tales cierres.
Los precios son, en general, muy similares a los de España, siendo ahora más ventajoso viajar a EEUU por la devaluación del dólar.
El viaje nos lo hicimos a medida, y el vuelo y hotel nos lo tramitó una agencia de Barcelona que se dedica a viajes de este tipo, ya que ningún paquete vacacional se adaptaba a lo que queríamos, así y todo, nos salió más ventajoso, económicamente hablando, de lo que nos habría costado el haber cogido uno “estándar” y ampliarlo. Además, así pudimos elegir las fechas de los vuelos, incluso las horas de salida, el tipo de alojamiento que queríamos (un hotel ski in/ski out), los forfaits (que los cogimos sólo para 6 días, ya que para los otros días los compramos directamente en la estación), el alquiler del coche (que tramitamos directamente desde internet, sin intermediarios).
Malacaton