Una gestión y una elección
Contamos en el mercado de esquí alpino, con muchos profesionales que nos ofrecen un asesoramiento admirable, acerca de las botas que se ajustan a nuestra morfología y nivel del esquí, dado que disponen de recursos suficientes para evaluar a cualquier esquiador.
Solo tenemos que “exprimir” ese conocimiento con una buena comunicación con el profesional, pero no nos olvidemos que dependerá mucho de nuestra honestidad cuando tengamos que explayarnos acerca de nuestro nivel de esquí, “el real”, si es que somos conscientes de nuestra condición física.
Cualquier “pero” con las botas de esquí, suele significar que no son las adecuadas a la morfología del esquiador, o no le corresponden por su nivel de esquí.
Sobre las botas que “circulan” por las pistas
Pues de todo. Todos vemos, escuchamos y tenemos conocimiento en mayor o menor medida, de las características de este material, del que quizás se pueda decir que es el más importante y el que más habría que vigilar para evolucionar y disfrutar el esquí. Podemos estar de acuerdo en considerar a nuestros pies, como el punto de partida de una técnica correcta.
Hablando del grueso en general, se oye quizás más hablar del confort de las botas, y menos de sus prestaciones técnicas:
- Talla
- Horma
- Termo formaciones para adaptar el canting
- Ganchos para adaptaciones de la pierna
Sin entrar en las elecciones de las botas por “colorines” que combinen con pantalones o esquís y concluyendo en la creencia de haber personalizado las botas.
Insisto, siempre hablando del grueso del colectivo esquí, en el que se desconocen o se olvidan de aspectos más técnicos que merecen toda nuestra atención, no solo en el momento de la compra, sino a lo largo de la vida de las botas para su optimización y probar todas las señales posibles que nos ofrecen y que son directas al movimiento:
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“Peeeeero”, no pretendamos que una bota dotada de todos estos recursos lo haga todo, porque hay que tirar de propiocepción, en este caso poniendo el foco en el valor del contenido de la bota.
Si tengo un coche de 300 cv y pienso que soy un gran piloto, añadiendo que el entorno me “adula” por el continente y por mi verborrea, puesss, no salimos del circuito “cuando de lo que se trata, es de conducir con destreza en cualquier “pista” y con el coche que toca.
Si no entiendo más allá del porque tengo que apoyar las espinillas..., y me quedo sólo en el “truco” (buen recurso rápido para la pista), pues nos perderemos lo interesante de comprender que es lo que hacemos dentro de nuestras botas y la interpretación de cualquier movimiento o presión que reciben nuestros pies.
Más allá del apoyo de las espinillas (truco estupendo en pista) existe la flexión de los tobillos y el cómo y por qué requieren destreza y fortalecimiento.
Tengamos lo que tengamos, hay que darle valor
Cuando hemos comprado unas botas de esquí “online”, o en el “super” vaya por generalizar, es decir, sin asesoramiento, no nos queda otra que aprovecharlas y darles valor incorporando nuestros recursos.
Cuando hemos comprado unas botas con un buen asesoramiento, debemos plantearnos si optimizamos todo el valor de sus prestaciones, alineadas a nuestro nivel de esquí. Es decir, construir un contenido de lujo y disfrutar de un continente como se merece. En definitiva, técnica por dentro y por fuera.
Las botas de esquí alpino son posiblemente el principal recurso material para poder estudiar la técnica desde los cimientos. Somos de los que pensamos, que debe satisfacer más el control de la técnica, que el “colorín”, o la bota que se convierte en “escayola” que en muchos casos anula la evolución técnica por falta de sensaciones, y ni se entiende el “porque”.
Todas nuestras habilidades motrices, correctas o incorrectas, se transmiten del contenido de las botas (pies, tobillos, tibias) a los esquís, y no cabe duda de que es nuestra mente, con la mayor información posible, la que da las ordenes en cada escenario.
Sacando el pie de la bota
Si el “Flex” de los tobillos no es correcto, también difícilmente variaremos el centro de gravedad.
En el artículo anterior hablamos de la vital importancia de las sensaciones en el apoyo 100% de nuestros pies, en un medio de equilibrio dinámico, con exigencia de movimiento lateral (flexión y extensión), en el que sometemos a los pies a diferentes presiones con diferentes recursos, dado que este control es la prioridad en este entrenamiento.
Una falta de flexión en los tobillos y sus transmisiones a los pies nos limitaría todos nuestros recursos.
Al igual que en el esquí, si nos falla la flexión de los tobillos, no seríamos capaces de realizar el movimiento lateral de flexión y extensión que nos requiere la biomecánica de estos equipos. Tendríamos un equilibrio comprometido y por lo tanto desaprovecharemos los muchos recursos que nos ofrece este entrenamiento, del que no nos cabe duda de que arroja buenas transferencias para el esquí.
La carga y descarga de presión analizada desde las diferentes flexiones de los tobillos hacia los pies (siempre sin impacto), es lo que hace comprender todos los puntos de presión en las plantas de pies y el control de nuestro centrado, tanto en un correcto equilibrio, como en la provocación de un desequilibrio también controlado.
Cambios de velocidad, resistencias, centro de gravedad, son algunos de los recursos que provocan el reconocimiento de las diferentes presiones en los pies, y que buscan ampliar rango de recorrido en la flexión del tobillo, con el objetivo de extractar todas las sensaciones posibles que contribuyan a dar valor a la técnica del esquiador.
Quítate las botas. Construye una buena técnica de posición
Partiendo de lo esencial “el apoyo 100% de los pies” como requerimiento imprescindible en este entrenamiento, y con exigencia del control de un buen centrado, un correcto reparto de pesos, pies alineados a la cadera, podemos observar en el siguiente vídeo diferentes flexiones de tobillos con simplemente una muestra de la mecánica del movimiento base.
El entrenamiento se construye de abajo a arriba sin avanzar mientras no se afiance el apoyo plantar dirigido por la flexión de los tobillos, y por lo tanto experimentando el efecto de los cambios de presión en el centrado del "patín".
Un binomio que es sometido a diferentes velocidades, resistencias y cargas, con el fin, primero de entender, comprender, para pasar a la automatización de este gesto, dado que es prioritario para entender paulatinamente el resto de la técnica que ofrece el entrenamiento y que requiere este orden; de pies a cabeza.
Si falla la flexión del tobillo, se lo lleva todo de calle comprometiendo principalmente el equilibrio.
Podemos imaginar al visualizar el vídeo, las diferentes regulaciones de presión que se generan simplemente en el movimiento básico del entrenamiento y podemos dar por hecho el fortalecimiento articular y muscular.
Gestos técnicos desde los pies, pues creemos que sí. Si logramos automatizar este gesto correctamente, pasando por la asociación y educación de la propiocepción del esquiador, y aunque suene extraño "disociando" la técnica del esquí en el entrenamiento, resultará un valor muy interesante para posteriormente interconectar su técnica y ampliar el potencial del esquiador.
Ponte las botas. Afloja y amplía sensaciones
Cuando llega la temporada, las ganas nos pueden y nos ponemos las botas con exactamente los mismos hábitos, posición de ganchos, apoyos... vaya lo normal.
Sabemos que, en entrenamientos específicos en nieve, se experimenta la flexión del tobillo y por lo tanto el efecto de las distintas presiones en la planta de los pies, aflojando ganchos, principalmente los superiores de las botas.
Parece claro que se ha de partir de un cierto nivel, pero todo gradualmente como requiere el esquí, es posible.
Resulta muy interesante reflexionar acerca del grado de dependencia que tenemos de las botas. Les damos órdenes y nos dan órdenes. La pregunta es ¿hay equilibrio en este reparto de órdenes?
El sentido común llevado a la seguridad y el disfrute, las ganas de evolucionar la técnica, la curiosidad por lo que nos ofrecen las nuevas tecnologías y /o la adaptación a los recursos de los que cada uno disponemos, son aspectos para combinar y dar un poco de alegría al tema.
Y qué tal si empezamos por nosotros, nuestra morfología, nuestra preparación física, nuestro nivel, nuestra compresión y entendimiento acerca de este reparto de órdenes.
Nos encontramos en un entrenamiento donde podemos valorar - experimentar tanto los recursos de nuestras botas, como los nuestros, y la combinación de ambos, por ejemplo:
- Análisis para la valoración de un índice de flexión adecuado.
- Experimentar distintos rangos de flexión de tobillo (presión, apoyos) aflojando gradualmente ganchos.
En definitiva, un medio para experimentar con las prestaciones de nuestras botas y los diferentes ajustes mecánicos posibles, pero acompañando una previa comprensión de las instrucciones que tengo que realizar desde el contenido.
Todo lo que podamos experimentar resulta muy interesantes para aclarar conceptos y evolucionar y/o corroborar la técnica.
“Si no tengo el nivel, o el físico, o los conceptos claros, ni disfrutaré, ni evolucionaré”.
Vamos descubriendo un entrenamiento con transferencias muy positivas para el esquí
Transferencias muy positivas para el esquí, pero siempre sorprendemos al usuario en su primera vez, con una indicación importante; "olvídate del esquí" para comprender. Tarea nada fácil jeje.
La tendencia de un usuario esquiador en su primera vez en PRO SKI, es la búsqueda del equilibrio con el apoyo en la parte delantera del pie (puntillas), y a aplicar su propia técnica de esquí, cuando realmente de lo que se trata es de partir de su propiocepción y educarse para que paulatinamente vaya asociando en el aprendizaje, y la técnica que le gustaría lograr en las pistas.
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La posición de las rodillas y su efecto en los cantos (interior y exterior). Seguimos interconectando
Nos vemos en verano
