Los Dolomitas tienen un gran problema del que muy pocas personas suelen hablar.
Hace unas semanas visitamos por
primera vez los Dolomitas. Somos amantes de las montañas y era un destino prácticamente obligatorio para nosotros. Organizamos un recorrido desde Milán hasta Venecia haciendo un tour por los
Dolomitas de Südtirol. En total pasamos unos seis días conociendo estas montañas.
LA LLEGADA
Tras aterrizar en Milán partimos en un coche hacia la zona de
Bolzano. Nuestra primera base fue Nova Levante / Welschnofen, un tranquilo pueblo que tiene acceso a
Carezza, una de las estaciones de Dolomiti Superski a través de un flamante telecabina de 10 plazas:
LA PRIMERA JORNADA
Al día siguiente comenzamos nuestro programa de visitas. En los días precedentes una borrasca había traído frío y nieve. Nos dirigimos hacia el famoso
Val di Funes (que también tiene algunos remontes). Gracias a esta borrasca las montañas del Odle lucían este bonito aspecto:
Más tarde hicimos una bonita ruta por la cascada de Barbiano y como quedaba aún tiempo nos acercamos al
altiplano de Sciliar, un paraje que quita el hipo. Casualmente (o no) también hay ahí una estación de Dolomiti Superski:
Alpe di Siusi.
Aquí se pueden ver algunas laderas de pistas con la nieve ahí cerquita… (¡pronto!):
Pero qué decir de las vistas hacia esas montañas… (dónde por cierto están algunas de las estaciones “core” de Dolomiti Superski):
El atardecer se acercaba ya, así que decidimos volver por otro camino para echar un vistazo a las
Torres del Vajolet… ¡y vaya si las vimos!
A estas alturas ya empezaba a sentirme incómodamente complacido con estas montañas dolomíticas. Ya solo quedaba pasar un pequeño paso de montaña más para volver a nuestro “campo base” en Nova Levante (Nigerpass o Passo Nigra). Pero claro, ellas tenían que pasarme por los morros otra vista así en la parte alta de la estación de Carezza:
Y luego acabar de sacarme de quicio con estas vistas sobre el
Latemar:
Con la noche cayendo sobre nosotros buscamos cobijo en nuestro apartamento. ¿Qué había ocurrido? ¿Qué era esa sensación tan rara? ¿Por qué todo tenía que ser asquerosamente bonito?
Nos dormimos esperando que por fin al día siguiente las cosas fueran de otra manera… quizás más vulgares...
LA SEGUNDA JORNADA
El segundo día amaneció algo fresco y con algunas nubecillas.
Tomamos dirección hacia
Val di Fassa y
Canazei teniendo que transitar por pueblos encantadores rodeados de remontes que partían en todas direcciones.
En todo caso, me concentré y subí con mi coche de alquiler las rampas del
Passo Pordoi, ese que tantas veces vi en el Giro.
En el puerto hacía bastante frío y hasta pisamos algo de nieve fresca. Por fin pudimos quejarnos y maldecir el mal clima italiano.
Las vistas hacia el Passo Sella nos devolvieron a una dura realidad… esos engreídos Dolomitas nos enseñaban otra vez imágenes de postal… ahí las tenéis:
Con la esperanza de que la vertiente oriental nos mostrara algo más convencional caminamos hacia ese lugar. Allí cerca había unas bonitas pistas con algo de nieve. En esa dirección está la estación de
Arabba:
Tal vez en ese punto fui consciente de las ganas que voy teniendo ya de esquiar otra vez… Para relajarnos un poco nos dirigimos hacia el pueblo de
Alleghe… alejado de referencias al esquí. Eso creía yo… ya que tiene también un acceso y pistas hacia
Civetta y unas vistas empalagosamente hermosas con esas pedazo de montañas y ese lago de color verde.
Como la tarde avanzaba decidimos ir regresando a Nova Levante, esta vez por el
Passo Fedaia. Paramos a contemplar el lago Fedaia y
La Marmolada. Vista insultantemente dichosa… “repite conmigo, no pasa nada, te acabarás acostumbrando”- me decía a mi mismo - “no es para tanto”.
Allí tienen este curioso y viejuno artefacto que sube al Refugio Pian dei Fiacconi.
“¡Chúpate esa Marmolada! aunque… parece tan divertido”...
De nuevo tuvimos que pasar el suplicio de cruzar Val di Fassa y para colmo escuchando todo el tiempo el “qué bonito” y el “cómo me gusta” de mi chica.
La verdad es que hay de ser de piedra, como esa malditas agujas, torres y paredes verticales alucinantes que hay por todos los sitios para que no te guste. ¿En qué lugar dejan estas montañas a otras que había visitado antes o en las que me había criado?... hay preguntas que es mejor no responder, supongo.
De vuelta por la estación de Carezza hacemos una paradita para ver al atardecer el
lago di Carezza o Karersee.
Llevo una mirrorless de gama baja, así que únicamente pude capturar algo así… nada que ver con la realidad os lo aseguro. Una vista así viola la mente y el espíritu.
Atormentado, atribulado y apaleado por tanta belleza deposité mis esperanzas en la mañana siguiente.
TERCERA JORNADA
El tercer día más calorcito y tiempo espectacular.
En la agenda varios puertos míticos más del Giro: Passo Sella y Passo Gardena para comenzar el día. Además cambio de base: de Nova Levante
nos vamos a San Vito di Cadore (cerca de Cortina d’Ampezzo). Día para conocer lo más granado de Dolomiti Superski, su core, su centro neurálgico, su alma.
Tras el suplicio de cruzar otra vez el Val di Fassa llegamos al
Passo Sella. Incluso desde ahí aún me parecía oír los cantos de sirena de ese valle maldito, aunque por el otro lado llegaban también melodías y aromas muy seductores y atractivos… entre tanto miraba con aparente y fingido desdén esas laderas y el glaciar de la Marmolada más allá:
El Sassolungo y el resto de sus colegas rocosos ya no tenían ningún efecto sobre mi. Aún no sé por qué me tomé la molestia de tomar tantas fotos… y eso de
Val Gardena seguramente sea una bebida azucarada o algo así...
El Passo Gardena está cerca, de hecho ambos puertos se ven mutuamente. Pensé “bah, el Gruppo del Sella no es para tanto” antes de echarme a llorar.¡Qué bajón!
Con la esperanza de encontrar en el horizonte alguna montaña fea o al menos vulgar miré en dirección contraria, hacia
Alta Badia. Todo fue en vano (ese lado también mola):
Me alegré pensando para mis adentros: “Seguro que los pringaos que hacen la Sella Ronda hacen aquí colas y pasan frío…”
Colfosco y Corvara no ayudaron nada. Me resultaron lugares muy agradables.¡Dios es que nadie sabe descuidar aquí el aspecto de las viviendas como hacen en el Pirineo francés!
Nuestra ruta nos llevó hacia el
Passo Valparola cruzando pueblos impecables y tranquilos con pistas entre pinos…¡indignate! Vedlo:
Tras comenzar el descenso del Passo Falzarego empezamos a encontrar pistas en rincones encantadores e ideales… sin duda entrábamos en el infamemente adictivo mundo de
Cortina d’Ampezzo. Efectivamente, ahí estaba Cortina:
El pueblo en sí no tiene gran cosa, además de un ambiente tranquilo, calles chulas, vistas espectaculares alrededor…
… y muchas, muchas, muchas referencias al esquí:
Ahí les tienes fardando en plena vía pública de su nueva telecabina…
Decidimos refugiarnos en nuestro apartamento y alejarnos de esa presuntuosa Cortina d’Ampezzo que tanto me recordó a lugares como Chamonix o Zermatt…
Nuestro coqueto y bien equipado apartamento a los pies del
Monte Antelao me sacó de quicio. Hasta los dueños fueron superamables con nosotros. Otra gran patada en los huevos de este viaje… ¡joder que bien nos tratan aquí!
Decidí ahogar nuestras penas en alcohol… y otras exquisiteces locales:
CUARTA JORNADA
Rendidos a la evidencia de que “aquí es todo perfecto” arrancamos nuestro recorrido del quinto día. A fin de cuentas, únicamente debíamos resistir un poco más.
Poco que comentar en este sentido. El
lago di Landro nos lo encontramos por puro azar y más de lo mismo… otra maldita maravilla de vistas.
Y por supuesto nos vimos obligados a pasar por Misurina para ver las Tres Cimas de Lavaredo:
Nuestra insana curiosidad nos hizo cogernos un remonte esa tarde, el Rio Gere Son Forca que conduce a las proximidades del
Monte Cristallo, una de las áreas de esquí de Cortina.
Qué desatino…tal vez, una vez que lo pruebas no puedas parar… (“¡No!, Puedo dejarlo cuando yo quiera!”).
O un acierto, porque obviando el resto que tengo detrás, esta pista es muy difícil para mi nivel xD ¡Qué locura de pista! (Forcella Staunies). (“Ves, Cortina no es para tí melón”).
Para vivir un atardecer de ensueño como sólo estos ampezzanos saben decidimos castigarnos subiendo al
Passo Giau:
Y sí, parece que la maldita Marmolada nos persigue y la brisa sigue trayendo cantos de sirena desde allí (“Val di Fassaaaaaaa!... tía, ¿lo escuchas tú también?”).
Se divisan las Torres de Lavaredo (derecha) y en el medio el Monte Cristallo de antes… ¡espera un momento!
WTF :-O (Explosión de cerebro)... que haciendo zoom un poco vemos la pista negra de antes (la canal que se ve blanca a la izquierda)... de lejos parece más grande, más atrozmente difícil y más alta!!!!!!!
ÚLTIMA JORNADA
Y llega por fin nuestra última jornada dolomítica. Ya vemos la luz al final del túnel. Pronto seremos libres de volver a nuestras anodinas vidas lejos de montañas exageradamente hermosas, bellos paisajes y esquí por todas partes.
Claro, no sin antes pasar por detrás de una cascada en el
Val di Fanes:
¿Cuál? Una de las muchas que hay… ésta en concreto:
Como penitencia final nos acercamos a
Val Pusteria, visita a
lago di Braies incluída… el único lugar donde saboreamos las mieles de la masificación y la sobreexplotación, pero hermoso al fin y al cabo:
Llevados por nuestro júbilo ante nuestra pronta partida terminamos en Tassenbach (Austria) caminando junto a un plácido embalse… coronado por los arrastres de otra estación de esquí (St. Oswald)...
Otro lugar odiosamente chulo por cierto…
EPÍLOGO
En resumen: los Dolomitas un desastre.
Mejor no ir , porque no puedes evitar hacer comparaciones con otros lugares y casi siempre ganan los Dolomitas.
Acercarse a este lugar implica el riesgo de sentirse desgraciado de no estar allí. Podría resultar adictivo. Creo que a mi me echaron Val di Fassa, Alta Badía y/o Cortina en una bebida y ahora me apetece a todas horas ir allí.
Estoy pensando muy seriamente en aprender italiano y alemán.
NO VAYÁIS A LOS DOLOMITAS POR VUESTRO PROPIO BIEN
Foro Dolomitas Loser de Manual - Kinielas Dixit
