Retomamos el relato donde lo dejamos
Día 3 - Val di Fassa
No podía ser… No podía ser verdad… El día que se apreciaba desde el ascensor del hotel no podía ser verdad…
El día anterior, cuando recogimos los forfaits, en la base del teleférico de Coll Rodella se informaba que la Sella Ronda estaba cerrada en ambas direcciones por trabajos de acondicionamiento de las pistas… una sirena visual avisaba del elevado peligro de aludes… pero hoy, tras ver el paisaje desde el ascensor, mientras desayunábamos miramos las aplicaciones y… ¡Todo abierto! ¡Sin viento! ¡Con sol!
Los desayunos del hotel merecen mención aparte. No muy variado, pero con una calidad excepcional. Café espectacular que te preparan en el momento. También preparan rápidamente zumos y platos calientes. El personal muy agradable y muy profesional.
Vuelta a la habitación, ya con nervios. Termina de apañar el equipo, que el primer día siempre cuesta un poco más. Bajas al guardaesquís, también muy bien acondicionado, te calzas las botas (hoy no te planteas que haces con esa tortura en los pies). Y te lanzas a la parada del skibus, que literalmente está en frente del hotel.
El skibus del valle, que no es gratuito, aunque tienen una importante rebaja comprados en el hotel, nos ha parecido que funciona bastante bien. Son varias líneas, que pasan cada poco tiempo en horas punta. El folleto de los horarios puede ser un poco inmanejable por su tamaño, pero cuando lo vas usando, lo domas con facilidad.
Por ser el primer día, se nos echó el tiempo un poco encima, y tuvimos que dejar pasar 2 buses llenos, pero en el tercero entramos sin problemas, y dos paradas después estábamos en… ¡Una cola impresionante para acceder al teleférico de Col Rodella!
La espera, que fue larga de forma objetiva, unos 45 minutos, y de forma subjetiva, porque el ansia viva empezaba a anidar en el espíritu, sirvió para observar un amplio repertorio de ropa y material de esquí para las próximas compras, y para enterarnos de cosas muy entretenidas, como que el teleférico de Col Rodella (funivia que dicen por estos lares) es un cacharro que en 2262 mts asciende un desnivel de 985 mts, desde Campitello di Fassa a Col Rodella, a un ritmo de 1200 pers/hora. Se trata de un autobús con capacidad para 125 personas.
El viaje en el teleférico fue muy parecido a un viaje en metro de Madrid en hora punta. Si la capacidad del bicho es de 125, pues 125 que entran. Muy bien organizado eso sí. Los tornos van dejando pasar sólo viajes completos, y se cierran mientras pasa al anden el siguiente grupo que montará. Dentro, pues un poco apretados, esquiadores, esquís, mochilas… ya digo que no te tienes ni que sujetar. Pero llegas arriba y te encuentras con esto…
Y se te queda una cara, que no nos iba a acompañar lo que nos quedaba de semana.
Una vez recuperado de la impresión de las vistas, empiezas a observar más cosas. Hace frío, pero el justo, el cielo es azul, el sol está ahí, y no se ve ni una sola nube… empiezas a andar y el sonido que hacen las botas sobre la nieves es muy peculiar, es un crujido que no habíamos oído antes. Cuando nos calzamos los esquís, se repite ese crujido tan especial que estuvo con nosotros toda la semana.
Y aquí surge la primera duda, que venía rumiando desde que decidimos el destino del viaje. Y es que mi nivel de esquiador turístico, subapartado paquete (hace poco que empecé en esto, y ya vamos tiñendo canas), hacía que estuviera preocupado porque desde este teleférico, que era el más cercano al hotel, se accedía a pista roja sí o sí. Pensaba que la pista sería rojilla, pero en esos momentos a mí, que siempre empiezo mis jornadas de esquí por una pista azulita, me parecía un verdadero muro rojo oscuro. Y… ni rastro de esa marca que dejan las pisapistas en las pistas… ¡Una capita de nieve recién caída! Pues todos mis miedos juntos: primer día, esquís de alquiler que no he probado (¿será la altura correcta? ¿el ancho correcto? ¿las cotas? ¿el material? ¿la marca?... que no son las flechas!!!! Que es el indio!!!!!), pista desconocida, ¡¡¡y roja!!!, prácticamente sin pisar…. Uuuuffff!!!!! Menos mal que mi mujer, que baja lo que le pongan, con lo que le pongan, me dio uno de esos empujoncitos que nunca vienen mal.
Primeros giros, y….. ¿Qué es esto? ¿Nieve? Nooooooo. Esto no puede ser nieve. ¡¡¡¡Increible!!!! Creo que nunca volveré a tener esa sensación. Es indescriptible. Nieve para cargar un tren. Una capa de polvo que no parecía tener fin. En algún momento he de reconocer que pensé que tal vez un poquito menos de nieve y un poquito más de pisado, me vendría muy bien… Pero no, sólo fue un ratito al principio. La calidad de esa nieve me dejo enganchado toda la semana. Esa nieve me hacía bueno hasta a mí.
Bajamos por la pista 3-Tre prácticamente en estado de conmoción. Creo que estábamos sufriendo un síndrome de Stendhal, pero en vez de en una ciudad como Florencia, en una estación de esquí que nos estaba dejando con la boca abierta desde el principio
No podía ser cierto. El paisaje era una postal viraje tras viraje. Los pinos estaban cargados de nieve, dando una imagen idílica de la pista.
La pista termina en Pian de Frataces, al lado de Lupo Bianco, por esta zona pasaríamos muchas veces durante la semana, ya fuera en un sentido u en otro. Tras un pequeño schuss y pasar por un túnel bajo la carretera, siguiente remonte: el telecabina que nos subiría a la zona de Belvedere. Primero de los muchos telecabinas que utilizaríamos durante la semana, éste con un soporte central para sujetar los esquís y todos sentados alrededor.
Las imágenes desde el telecabina seguían siendo de impresión
En esta zona de Belvedere, fuimos conscientes por primera vez lo que suponía la Sella Ronda en días de mucha afluencia. Ya se veía alguna cola de importancia en alguna silla. Intentamos evitarlas, y estuvimos un rato en la zona de Belvedere. Pistas rojas en su mayoría, cortas, con pendientes de cierta importancia al principio, que se suavizan al final. Eso sí, muy anchas, prácticamente se trata de una ladera esquiable casi en su totalidad.
Había llegado el momento de una parada técnica para un café, y retirar algo de ropa de abrigo, porque aunque las predicciones aseguraban temperaturas alrededor de los -10ºC, la sensación no era tal, y estábamos rozando la lipotimia. Por lo que elegimos uno de los varios refugios que habíamos visto. Esto de los refugios tiene su aquel, hay muuuuuuuchos, creo que debería haber un post en el foro para colgar fotos y comentarios de ellos. Es increíble la cantidad y calidad que hay. En este caso, elegimos la Baita Gherdeccia.
Decidimos poner rumbo a la zona de Buffaure-Ciampac, entrando en lo que sería una constante en este viaje, el esquí-ruta. Una sensación brutal de, no solo bajar una ladera esquiando, sino de transportarte del punto A al punto B utilizando el esquí y los remontes, y prácticamente sin repetir apenas pistas. Mientras hacíamos las maniobras para montar en el teleférico Alba-Col dei Rossi en sentido bajada hacia Alba, encontramos una de las pistas con una de las mejores vistas que encontraríamos. Se trata de la sucesión de pistas Gherdecia, Kristiania, Belvedere y Col dei Rossi. Desde ellas se admiran unas vistas del valle espectaculares.
(alguien que la gire y la ponga bien!!!!! por favor!!!! incapaz totalmente....



)
La bajada a Alba por el teleférico tampoco estaba mal. Este viaje lo hicimos prácticamente solos, aunque era un teleférico pequeño, sólo 100 personas por góndola. Al fondo se podía observar la pista negra Ciampac, que te grita que la bajes... no puedes dejar de mirarla!!!!!
Una vez en Alba, sales de la llegada del teleférico y en frente (a 10 mts) la puerta de entrada al telecabina que nos subiría a Ciampac… Que nivel de medios!!!! Telecabina para 10 personas sentadas (con unos curiosos orificios en el suelo para encajar los esquís) y totalmente acristalado. Desde este TC, se tienen unas buenas vistas del pequeño núcleo de Alba.
En esta zona de Buffaure-Ciampac había mucha menos afluencia que en la zona que habíamos dejado atrás. Pistas largas, fáciles y bien pisadas. Pista Orsa Maggiore, algo más de 2 kilómetros de suave pista roja, con unas vistas de infarto y prácticamente solos.
En esta zona, también se encuentra una de las pistas que nos enganchó, creo que fue la única pista que buscamos en varias ocasiones y varios días. Dicen que es la variante roja, para no hacer la negra Vulcano que desciende a Pozza. Aunque para nosotros, Vulcano era la variante rápida si tienes prisa por algún motivo, inexplicable aquí, y quieres llegar pronto a Pozza, ya que la pista principal era Panorama, una pista roja de poco más de 5 km, con las que serían las vistas icónicas de Dolomitas para nosotros. Una pista con palas de pendientes interesantes y constantes, que te permitían apretar, y con unas transiciones para dejarte llevar y admirar el paisaje, y una zona final mucho más llana pero igualmente bonita.
Entrada a la pista Panorama
Refugio en la pista...
Capilla en pistas...
Ahora tocaba deshacer el camino realizado para volver a nuestra base. Desde los cómodos telesillas se podía observar lo mucho que había caído en los días previos, y lo mucho que se había disfrutado en el fuera de pista (no nosotros, desde luego)
La variedad de remontes es mucha, montamos en nuestro primer remonte con capota. Aunque estos días no iban a hacer falta las capotas.
Ya de vuelta de nuevo a la zona de Belvedere. Desde la cresta de Col dei Rossi, se podía observar, con el Sassolungo al fondo, la zona de Col Rodella a la que nos dirigíamos.
Desde aquí, la bajada hasta la zona de Lupo Bianco era parte de la Sella Ronda, que a esta hora dejaba la pista del Bosco (pista larga, entre árboles y bonita) con unas bañeras curiosas casi en toda su longitud, bañeras que se sortearon de forma aseada.
De vuelta en Col Rodella, tomamos un algo para no caer desfallecidos
Como curiosidad, el garito tenía una terraza con una barra para copas, que estaba bastante animada, con gogos en plena actuación.
Col Rodella nos despedía de esta manera...
Hoy para despedir la jornada no faltó el strudel de manzana. Por cierto, aquí se cena muy temprano!!!! Y a las nueve y media de la noche: -8ºC!!!!!!
Día 4 - Val Gardena
No podíamos repetir día, era mucho pedir... O sí???? Qué nos depararía el ascensor????