Cumpleaños esquiando en Astun y cenando en el Royal Hideaway de Canfranc. Existen tres opciones, el Canfranc express, con una estrella en la guia michelín y un sartenazo a la cartera de 170 lereles sin bebida, el 1928, que tambien esta en un vagon a continuacion del canfranc express, con dos menus, uno de 120 y otro de 85 euros. Finalmente puedes comer en el hotel en sí. Optamos por el menu de 85 en el vagón.
La experiencia: El lugar y el trato son exquisitos. Por encima de la media respecto a restaurantes de ese nivel. No puedo poner el mas mínimo pero al servicio. El ambiente es espectacular.
La comida: Aperitivos de autor ricos. Una Ostra con salsa cítrica espectacular. Los entrantes sorprendian menos, optamos por un pate de campaña (ella) y el foie (yo). El pate de campaña sorprendía más por los sabores de semillas y encurtidos. El foie correcto, en su puto perfecto, pero eso, foie. Sin nada mas que añadir, salvo las birutas de chirivias que lo acompañaba, idea que me he guardado, dado que soy un fan de las chiribias. Platos principales, corvina salvaje y solomillo rossini. La corvina estaba un poco seca. El solomillo estaba bueno, pero no sorprendía en nada. El postre fue una especie de natillas de chocolate que nos dejaron completamente indiferentes.
Respecto a las bebidas, pedimos un muy normalito viña Alberdi por el que nos metieron 45 lereles (300% respecto al precio de super). Terminamos tomando un par de cocteles en la cocteleria del hotel. Espectaculares los dos. La mujer es una maestra.
En general: A la vista de la pobreza gastronómica de la Jacetania, el lugar brilla. Te permite escapar del chuleton, el ternasco, las migas, etc…. Las cantidades son mas que de sobra. Yo soy tragón y me costo dormir con esa cantidad para cenar. Por el precio hay muchos sitios en españa que te ofrecen mas sorpresas gastronómicas. Por otro lado, el lugar y la atención son dificilmente superables.