Buenas tardes,
Recién llegado a la ciudad por temas de estudios, en mi agenda he anotado ya mi 15o día de esquí. 15 días en una temporada atípica como esta es un auténtico regalo, cosa que no significa que no haya que buscar esos regalos. De momento, los quince días he subido a pata, con pieles o sin ellas, solo o acompañado. En estas jornadas, algunas más largas y otras más cortas, he tenido ya un surtido completísimo de condiciones, con días de niebla, de sol, de viento y de nevada. Nieve dura, nieve vieja, nieve húmeda, nieve primavera e, incluso, nieve polvo. Algunos días salimos pronto, otros; muy pronto, y otros, como los que conciernen este pequeño reportaje, más bien tarde. Una forma de aprovechar el día, haciendo conscientemente la media jornada de esquí por la tarde en vez de por la mañana como es usual, para así aprovechar cuando la nieve ablandece y las luces del sol bajo de diciembre lo bañan todo de dorado.
17 de Diciembre, Jueves
Son las 12:50 cuando empezamos a foquear en el Refugi del Fornet, a 1375 metros. Teníamos dudas sobre la cantidad de nieve que habría en esta excursión, pues ni las cotas ni la orientacion eran especialmente favorables. Confiamos y acertamos, saliendo del refugio con 25 cm de nieve compacta acompañadas de un Gran Pirineo (creo, no tengo ni idea de perros) imponente, que vive a su bola en territorio del oso pardo. A veces lo perdemos, para encontrárnoslo unos metros más arriba investigando cadáveres y esqueletos de animales diversos. Nos tenemos que quitar los esquís un par de veces pero en general nieve contínua hasta arriba.
Una vez fuera del bosque ganamos altitud rápidamente. Esta orientación Oeste presenta zonas con innivación algo irregular por el viento y la orografía ondulada.
Llegamos al Port de Salau. Sopla un viento fresco, nos mantenemos resguardados en las ruinas que se encuentran en el puerto, comemos algo y seguimos. El sol nos iba acompañando intermitentmente en la subida, parece que ahora viene para quedarse:
El objetivo inicial era el Montalt o Montaut, un bonito pico que friega los 2500 metros. Las laderas son empinadas y herbáceas, y se ve abundante actividad de pequeños aludes basales de cuando la nieve estaba húmeda. Llegando a una arista que nos separa del valle culminado por el Montaut, la nieve endurece, el sol va bajando y el avance es lento. La bajada tampoco es del todo sencilla debido a las aludes basales, los múltiples barrancos y las zonas de piedras o sin nieve. No vemos claro como llegar arriba ni si sería posible bajar en condiciones, por lo que decidimos unánimemente abortar misión: un pico secundario y bajamos, otro día subimos con más horas de sol por delante. Las vistas son espectaculares de todas formas.
La subida al pico secundario sin nombre, con los esquís en la espalda, nieve dura pero cómoda para clavar las botas. Menos nieve de la esperada en el lado francés, de nuevo con mucha actividad avalanchosa.
El sol ya se va escondiendo, esperamos ventanas entre las nubes del horizonte para empezar la bajada por una palita orientada al sur con una nieve deliciosa.
Y así vamos bajando con nieve crema hasta abajo, consiguiendo llegar a la pista forestal y al coche por el barranco sin quitarnos los esquís en momento alguno.
Bajada preciosa, con vistas muy bonitas y muy aislada del bullicio del otro lado del macizo de Marimanha. El sol escondiéndose ofrece espectáculo, llegamos al coche con las últimas luces precisamente sobre el Montaut, y a casa con el cielo ya con las primeras estrellas. Medio día en la montaña aporta sensaciones y experiencias que en la ciudad soy incapaz de encontrar en semanas...