Utilizando un traductor queda así, más que preocupante...
No es de Italia ahora que Austria debe temer los concursos provenientes del Coronavirus (aunque hasta ahora las infecciones han sido principalmente de nuestro país). Ni siquiera es de China, que ahora ha pasado el pico de la emergencia. Austria tiene el brote más peligroso en su hogar en el remoto valle de Paznaun en Tirol. Las autoridades sanitarias internacionales consideran que esa zona tiene un riesgo muy alto, como Lombardía y, hasta hace unos días, la provincia china de Wuhan.
El nombre de Paznaun probablemente dice poco, pero si agregamos que en ese valle se encuentra Ischgl, una de las principales estaciones de esquí en los Alpes, entonces todo queda claro. Ischgl no es solo un poderoso centro turístico, con 238 kilómetros de pistas y remontes capaces de transportar a 134,000 personas por hora, sino que también es la meca del après-ski y la vida nocturna. Aquí, cada temporada comienza llamando a artistas como Elton John, Tina Turner, Diana Ross, Bon Jovi, Gianna Nannini, James Blunt en el escenario. El ballet Scala llegó aquí un año. Es por eso que Ischgl también se llama la "Ibiza de los Alpes". Por esta razón, cuando va a los remontes por la mañana, es casi normal encontrarse con personas con botas de esquí todavía en sus pies, que regresan tambaleándose por una noche que pasa bebiendo en bares o discotecas.
Es en esta fábrica de diversión sin límites de tiempo que el Coronavirus lanzó el ataque. Puede suceder. Sucedió en Wuhan y sucedió en Codogno y sus alrededores. Los chinos y los codogneses no tienen la culpa. Pero la culpa de Ischgl radica en haber ocultado el hecho durante más de una semana, para evitar las repercusiones en la economía turística del valle. Mientras tanto, la infección se ha extendido.
20.03.14 Huéspedes que huyen de St. Anton Today Tyrol es la tierra con el mayor número de personas que dieron positivo (264 de 870 en Austria, según datos actualizados ayer por la tarde). La mayoría de los infectados se encuentran en la zona de Paznauntal y cerca de St. Anton am Arlberg. Pero desde Dinamarca, lejos de Islandia y, sobre todo, desde Alemania, informes de docenas, tal vez cientos de personas que se infectaron durante sus vacaciones en Ischgl, que una vez regresaron a casa, sin darse cuenta de ser portadores del virus, propagaron la infección entre sus compatriotas.
Frente a la inercia irresponsable de las autoridades locales, el viernes el gobierno federal ordenó la cuarentena y el aislamiento de toda la Paznauntal (Ischgl, Kappl See, Galtür) y St. Anton am Arlberg, y desplegó el ejército en las puertas del valle Nadie puede salir, nadie puede entrar. Solo los turistas no austriacos pueden regresar a casa con las debidas precauciones.
El valle tiene aproximadamente 9.500 habitantes. En el momento de la imposición de la cuarentena había 8,000 turistas; como muchos en St. Anton. A pesar de la extrema gravedad de la situación, las estaciones de esquí han permanecido en funcionamiento hasta ayer y en las pistas y en las estaciones del valle ha habido el hacinamiento habitual, sin la menor precaución para evitar la propagación de la infección. Esta elección imprudente se justificó con la necesidad de evitar el caos en las partidas, pero en cambio muchos parecían no querer perder las ganancias del último fin de semana de la temporada.
Al final, alguien contará los pases de esquí vendidos, alguien más de las personas infectadas o fallecidas gracias a esta apuesta. Mientras tanto, está surgiendo una imagen alarmante a nivel europeo. La primera señal ya había llegado el 5 de marzo desde Islandia: 14 esquiadores habían dado positivo en el regreso de Ischgl. Pero esa alarma sonó en vano. El mismo día, de hecho, la Tierra del Tirol emitió una nota para definir "médicamente improbable" que los islandeses habían contraído la infección en Austria. ¿En base a qué elementos? Sobre la simple declaración de un pasajero del avión que había traído turistas a casa, según el cual estaba a bordo otro pasajero infectado en Italia.
Incluso si esa declaración se considerara confiable, hubiera sido prudente tener al menos algo de control. En cambio, no se hace nada. Nada se hace incluso cuando el barman de après-ski Kitzloch, el legendario y concurrido lugar de reunión y bebida en la ciudad, prueba el amortiguador positivo tres días después. En los días siguientes, el número de personas infectadas aumenta, pero aún no se toman medidas. Además, los decretos emitidos mientras tanto en Viena prohíben las reuniones de más de 100 personas en lugares cerrados y 500 al aire libre y en Ischgl uno se siente tranquilo, porque esos umbrales no se superan.
Mientras tanto, se han reportado informes de cientos de infecciones en Gran Bretaña, Dinamarca, Alemania, Noruega, además de las reportadas por Islandia. Muchos son atribuibles a Ischgl. En Dinamarca, por ejemplo, 200 personas dieron positivo por Coronavirus el sábado pasado. Según las autoridades sanitarias de ese país, una buena mitad de las infecciones eran atribuibles a Ischgl. Noticias similares provienen de Noruega (donde el número de infecciones es significativamente menor) y de Gran Bretaña. Entre las personas supuestamente infectadas (no pudimos conocer los resultados de la prueba) figuran en el médico de Chichester, que había estado en Paznauntal con amigos.
Pero el mayor desastre ocurre en Alemania. Y solo puede ser así, porque el mayor número de visitantes a Ischgl y St. Anton proviene de este país. Alrededor de la mitad de los 1,4 millones de pernoctaciones por año son alemanes, a lo que hay que añadir los esquiadores diarios, que llegan en autobús desde las cercanías de Baden-Württemberg y Baviera. Muchos de ellos habían regresado a casa en los últimos días, trayendo consigo la sorpresa del virus. Die Welt informó el viernes de 80 casos en Hamburgo. Otros informes de personas infectadas en Ischgl aparecen en los periódicos locales de Baden-Württemberg, Hesse, Renania-Palatinado, Renania del Norte-Westfalia.
El Ministerio de Salud de Hesse publica en su página web la lista (anónima) de personas infectadas con el virus y sorprende la frecuencia de Ischgl, indicada como "lugar de supuesta exposición".
Frente a este escenario, el gobierno de Viena el viernes pasado compensó la inercia de los líderes regionales, finalmente organizó la cuarentena para aquellos en el valle y envió a los militares a controlar sus salidas. Mientras tanto, han pasado 8 días desde la primera señal de advertencia, en la que el Coronavirus pudo propagarse sin limitación. Y se esperaban otros dos días antes de detener las plantas.
EN LA IMAGEN, una calle concurrida de Ischgl, donde las plantas permanecieron en funcionamiento a pesar de la cuarentena, y los turistas que huían a pie de St. Anton, en busca de una manera de llegar a Innsbruck.
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La montaña nevada me da vida...
Editado 1 vez/veces. Última edición el 16/03/2020 16:06 por xdrive3.
