La práctica del deporte del esquí alpino, aparte de ser poco exigente en el plano físico , como dice un médico emérito amigo mío
, es incómoda y coñazo. Levantarse temprano, soportar colas, andar con las botas apretadas y con lo esquís a cuestas como un nazareno, hacen que la incomodidad de este deporte corra pareja a la del buceo con escafandra
Sin embargo, el placer de disfrutar de las cumbres, de sentir la velocidad bajo tus esquís y de pasar un día completo de deporte sin demasiado esfuerzo, compensa tanto trabajo
Con más de sesenta años esquiando año tras año por los sitios más variopintos y dejándome una pasta, me diréis que es una reflexión absurda e incongruente con mi proceder, pero realmente he llegado a una edad en la que sólo hago aquello que me apetece. O sea, que soy mayor
Recuerdo cuando era joven yo veía a mucha gente, incluso de mi edad, que subían a Sierra Nevada y no se les ocurría ponerse unos esquís. No los entendía.
Pero resulta que ahora si los entiendo.
Entiendo a los que organizaban timbas de póker en el Albergue Universitario hasta las tantas de la mañana, sin preocuparse por el día siguiente
Entiendo a los que pueden desayunar tranquilamente y sin prisas, leer la prensa o un libro y tomarse el aperitivo sin que le aprieten las botas.
Entiendo a los que pueden prolongar la cena y las copas, sin miedo al "verás mañana"
Entiendo a los que en mis tiempos jóvenes, se dedicaban a tantear ( o toquetear) a nuestras novias o amigas no esquiadoras mientras nosotros practicábamos extraños rituales sobre las cumbres. Algún día escribiré una novela sobre una guapa dama que aprovechaba las horas de esquí de su legítimo poseedor, para convertirlo en un ejemplar destacado de la fauna montés ibérica
Entiendo el mito de Sísifo, pero la verdad es una dura condena impuesta por los dioses
Entiendo a los que no se dejan engañar con el "parte de nieve" de Cetursa
Entiendo a los que prefieren la fórmula I al esquí alpino (Michel Schummaker)
Entiendo a los que les gusta Sierra Nevada por lo que es no por lo que le dicen que es
Ahora comprendo, quizá demasiado tarde a mis amigos, unos vivos y otros muertos a los que eso de ponerse unas tablas en los pies, para sufrir un martirio es innecesario para disfrutar de un lugar privilegiado, a saber y perdonando los olvidos:
Antonio Zayas
Fermín Camacho
Carlos Osorio
Tina Taylor
Cachi Geler
Pedro Montañés
Boby Lorente
Carlos Olmedo (padre)
Martin Gómez
Etc. etc.
Saludos