<HTML>Estas clases van dirigidas a todo aquel interesado en el mundo de la enseñanza del esquí. No se pretende que sean unas clases magistrales a nivel técnico, sino simplemente una guía para el esquiador en proceso de aprendizaje. Antes de comenzar nos gustaría recomendar que es siempre conveniente seguir las indicaciones de un profesional especializado, tanto por la calidad de su enseñanza como por la seguridad que ofrece. Nosotros desde aquí queremos colaborar en la difusión de este deporte con una breve exposición de lo que serían unas clases de esquí en pista para los distintos niveles. Esperamos que sean de vuestro agrado y consigan su objetivo.
Para cualquier pregunta o aclaración no dudéis en contactar con nosotros.
A continuación os presentamos los diferentes niveles:
Principiante:
Material
Adaptación al material
Descenso directo
Cuña
Giros en cuña
Nivel Intermedio:
Iniciación al paralelo
Paralelo
Experto:
Paralelo conducido
Carving.
Principiante:
Material.
En primer lugar y antes de comenzar, vamos a presentar el material necesario para la práctica del esquí. Se compone básicamente de material duro y blando. El material duro lo forman esquís, fijaciones, botas y bastones; el material blando es tan importante como el duro y está compuesto de ropa de esquí, gafas de sol, guantes, gorro, gafas de ventisca, mayas, forros polares, ... No podemos olvidar utilizar siempre cremas solares de alta protección debido a que las radiaciones solares son muy intensas en alta montaña.
Esquís: el esquí se compone de espátula (parte delantera), puente (parte central) y cola (parte trasera). La suela del esquí está hecha de un material que nos permitirá deslizar y las tiras de metal a los lados, llamados cantos, serán los que nos harán posible frenar y girar. Los esquís a elegir deben ser Carving (más anchos en espátula y cola) ya que facilitan enormemente los giros. La medida en este tipo de esquís dependerá de cómo de anchos sean, cuanto más anchos más bajos; nosotros utlizaremos unos Easy Carving (más información en el último apartado) y que sean de nuestra altura o más bajos.
Fijaciones: están compuestas por puntera (parte delantera) y talonera (parte trasera). Debemos asegurarnos de que un especialista revise el correcto funcionamiento de nuestras fijaciones con el fin de evitar lesiones.
Botas: la talla de las botas de esquí debe ser la misma que la que utilizamos en zapatos convencionales. Para ponernos las botas, soltamos primero todos los broches y las abrimos tanto como sea posible. No es necesario, al contrario de lo que mucha gente piensa, usar dos pares de calcetines o usar unos calcetines muy gruesos, debemos usar un par de calcetines más bien finos para que la sensibilidad entre el pie y la bota sea máxima. Introducimos el pie, asegurándonos primero de que el calcetín está bien estirado, y de que los broches quedan hacia fuera; a continuación empezamos a abrochar de abajo a arriba (normalmente las botas de alquiler son de entrada posterior y suelen tener un solo broche). Una vez ajustada colocamos el pantalón por fuera, evitando así la entrada de nieve. Para asegurarnos de que las botas nos quedan bien debemos adoptar la posición del esquiador que, como más adelante veremos, es flexionada hacia delante apoyando la espinilla contra la lengüeta de la bota. Deben quedar bien ajustadas (no muy apretadas) para que nuestros movimientos se transmitan sin problemas directamente a los esquís y esquiar resulte, por tanto, mucho más fácil. Es muy importante que nos sintamos cómodos con ellas, ya que de ello va a depender, en gran parte, nuestro aprendizaje y progresión. Sólo llevaremos las botas ajustadas cuando vayamos a esquiar, mientras tanto dejaremos los broches sin ajustar de manera que caminar resulte más cómodo.
Bastones: la medida de los bastones debe ser tal que al darle la vuelta al bastón, colocando la empuñadura en el suelo, y cogerlo por debajo de la arandela, nuestro codo forme más o menos un ángulo recto. La forma correcta de coger los bastones es introduciendo la mano en la correa por debajo y agarrando el puño y la correa al mismo tiempo.
Ropa de esquí: la ropa en general debe ser de abrigo e impermeable. Los calcetines deben cubrir hasta debajo de la rodilla y deben ser finos (ofrecen un mejor contacto y sensibilidad con la bota).
Gafas de sol o de ventisca: como hemos comentado ya, la radiación solar es muy peligrosa para los ojos y debemos siempre usar gafas que ofrezcan protección contra los rayos UVA.
Guantes: sugerimos llevar siempre unos guantes impermeables, que no se mojen en contacto con la nieve.
Transporte del material: con las botas ya puestas, el transporte de esquís y bastones es sencillo. Colocamos los esquís juntos y sobre el hombro con la punta hacia delante, quedando detrás las fijaciones y con la otra mano llevamos los bastones. Deberemos tener cuidado al desplazarnos con los esquís al hombro con las personas de nuestro alrededor, en las zonas donde haya mucha gente es preferible llevarlos verticales.
Una vez que conocemos el material y sabemos lo que debemos utilizar, estamos ya preparados para empezar a esquiar.
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Adaptación al material:
Debemos elegir un sitio idóneo para empezar, un lugar llano será perfecto. Una vez allí, separamos los esquís y los ponemos paralelos sobre la nieve. A continuación ajustamos las botas, como ya explicamos con anterioridad, y nos ponemos los esquís. Para colocarnos los esquís nos apoyamos sobre los bastones y ponemos primero la punta de la bota sobre la puntera de la fijación y luego el talón presionando hacia abajo sobre la talonera. Oiremos un click que significará que la fijación está cerrada. Si no conseguimos que la fijación se cierre puede ser debido a que tenemos algo de nieve pegada en la suela de la bota; unos simples golpes sobre la bota con el bastón suelen ser suficiente para limpiarla.
Primeros pasos.- Ya sobre los esquís lo primero es saber cuál es la posición correcta que debemos adoptar. Se caracteriza por una ligera flexión hacia delante de tobillos, rodillas y caderas, presionando ligeramente con la espinilla sobre la lengüeta de la bota. A continuación realizamos varios ejercicios en parado con el fin de familiarizarnos con los esquís y su comportamiento en la nieve, como por ejemplo: bajar a tocar las botas, levantar un esquí y el otro alternativamente, levantar sólo las puntas o sólo las colas, dar pequeños pasos laterales manteniendo los esquís paralelos, deslizarlos adelante y atrás, realizar pequeños cambios de dirección (moviendo las colas dejando fijas las espátulas y moviendo las espátulas dejando fijas las colas), dar un pequeño saltito, ... Se podrían enumerar muchos más, pero con éstos sería suficiente.
Ahora llega el momento de desplazarnos con los esquís. Al principio los pasos con los esquís se harán levantando el esquí de la nieve y poco a poco intentaremos deslizarlos. Para girar mientras caminamos apoyamos los bastones, lo que nos dará más seguridad, y realizamos el giro levantando los esquís dando pasos muy pequeños y dirigiéndolos en la dirección deseada. Debemos realizar este ejercicio hasta que nos sintamos cómodos sobre los esquís.
Una vez en este punto, buscamos una pendiente suave con el fin de aprender a subir con los esquís. Tenemos dos formas para subir una pendiente: en escalera o en tijera. Subir en escalera suele ser más sencillo; los esquís deben estar perpendiculares a la pendiente y nuestras rodillas inclinadas hacia la montaña (canteando de esta forma los esquís). Nos desplazamos ahora hacia arriba con pequeños pasos laterales, ayudándonos con los bastones, manteniendo siempre los esquís paralelos y perpendiculares a la pendiente. Para subir en tijera nos encaramos a la pendiente y colocando los esquís en V (las espátulas abiertas y las colas cerradas) y las rodillas hacia dentro (clavando los cantos interiores de los esquís), caminamos hacia la montaña clavando los bastones por detrás.
Descenso directo:
Ahora que nos manejamos con los esquís, estamos dispuestos para empezar a deslizar. Partiendo del lugar en el que nos encontramos, colocamos los esquís en la dirección de la pendiente apoyando los bastones delante para no deslizar. Flexionando tobillos, rodillas y cadera hacia delante, manteniendo los esquís separados más o menos la anchura de la cadera y con los brazos extendidos dirigiendo los bastones hacia atrás, nos dejamos caer manteniendo esa posición hasta pararnos en el llano. Es importante mantener el mismo peso sobre ambos esquís. Volvemos a subir hasta el mismo punto y realizamos este mismo ejercicio introduciendo ligeras variantes encaminadas a mejorar nuestro equilibrio sobre los esquís. Éstas son por ejemplo, bajar a tocar las botas, leventar un esquí y otro alternativamente, dar un pequeño salto, dar pasos paralelos a un lado y al otro, ...
Cuña:
El siguiente paso es aprender a frenar, para lo que vamos a utilizar la cuña. Es el nombre que recibe la forma en la que ponemos los esquís para frenar (L). Primero lo hacemos en parado. Abrimos las colas de los esquís y mantenemos las espátulas juntas (sin cruzar) con las rodillas flexionadas y ligeramente hacia adentro. Hacemos ahora un sencillo ejercicio para mecanizar este movimiento de apertura de la cuña: volvemos a poner los esquís paralelos y con un pequeño saltito abrimos la cuña. Para realizar la apertura de la cuña en movimiento aprovechamos la flexión de la que partimos (descenso directo) para extender las rodillas tirando de las colas hacia fuera y presionando con ambas piernas por igual. Este movimiento será suficiente para detenernos. Una vez conseguido intentamos realizar la apertura antes, es decir, que durante la bajada llevemos la cuña cada vez más tiempo. Ésto nos permitirá mantener una velocidad controlada. Es importante observar que al abrir más la cuña reducimos la velocidad y al cerrarla la incrementamos. Un error bastante común es no inclinar las rodillas ligeramente hacia dentro, como consecuencia no canteamos los esquís y por tanto ni reducimos la velocidad ni frenamos.
Giros en cuña:
Pasamos ya a realizar cambios de dirección usando la cuña. Recordemos que en el ejercicio anterior el peso iba repartido sobre los dos esquís y la trayectoria que seguíamos era recta. Pues bien, los giros en cuña se basan principalmente en un cambio de peso o presión sobre los esquís. Este cambio se realiza mediante un movimiento de extensión y rotación de la pierna en el sentido del giro deseado. Es decir, si lo que queremos es girar hacia la derecha tendremos que extender y presionar más sobre el esquí izquierdo y viceversa, siempre sobre el esquí exterior a la curva. En un giro o viraje hablaremos siempre de esquí exterior y esquí interior.
No debemos olvidar que es importantísimo estar siempre apoyados sobre los cantos de los esquís (rodillas ligeramente hacia dentro), con el fin de tener siempre el control sobre la velocidad y de girar sin problemas. Los errores más comunes se producen principalmente al intentar girar el cuerpo hacia el lado al que tenemos intención de dirijirnos, lo cual provoca que la cuña deje de ser simétrica y que perdamos la toma de cantos sobre el esquí que estamos presionando. El resultado es que no se produce ningún cambio de dirección. El tronco superior es totalmente pasivo, lo que significa que todos los movimientos se realizan con el tronco inferior y que el superior queda totalmente inmóvil.
Probamos primero a un lado y luego al otro. Después nos centramos en un solo lado y hacemos unos cuantos ejercicios auxiliares con los cuales corregir los errores que nos impiden girar correctamente. Realizar el giro mediante varios golpes de talón por extensión de la pierna, llevar los bastones en bandeja y dirijidos siempre en la dirección a la que apuntan las espátulas (también se puede hacer con los brazos extendidos hacia delante sin bastones), ir con las manos sobre las rodillas, ... Todos estos ejercicios debemos hacerlos hacia los dos lados. Una vez que podemos girar a uno y otro lado sin problemas intentamos enlazar unos giros con otros.
Es conveniente resaltar que al mejorar nuestro nivel de esquí debe aumentar proporcionalmente la dificultad de la pista y la velocidad de realización de los ejercicios, de no ser así podemos quedar estancados en nuestro aprendizaje. Debemos buscar siempre una pista en la que tengamos absoluto control sobre los esquís pero que nos permita al mismo tiempo experimentar nuevas sensaciones.
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Nivel Intermedio
Iniciación al paralelo:
Realmente nuestra meta es esquiar en paralelo, la cuña es un mero paso en la progresión al paralelo. Para ello empezamos por colocar los esquís paralelos sólo al final del giro, primero a un lado y luego al otro, acabando en lo que llamaremos diagonal (unión entre giros). Ya hablamos con anterioridad de esquí exterior e interior al giro, debemos ahora introducir el esquí del monte y el esquí del valle. Como sus nombres indican el del monte es el de la parte alta de la montaña y el del valle el de la parte baja.
Vamos a centrarnos un poco más en la posición de diagonal. Ésta no es más que la adaptación de la posición de descenso directo a la pendiente. A diferencia de esta última, la posición de diagonal es asimétrica y no simétrica. Esto significa que en la diagonal la flexión de la pierna del monte y la del valle no son iguales, la primera va más flexionada que la segunda y soporta, por tanto, menos presión. Debe ser una posición relajada y cómoda, en ningún caso forzada. Eso nos lleva a comentar que el esquí del monte está un poco más adelantado, tanto más cuanto mayor sea la pendiente. Los hombros deben ir dirijidos siempre en la dirección en la que nos desplazamos. La toma de cantos, como hemos dicho, se consigue inclinando las rodillas ligeramente hacia el monte. Es bueno realizar, como siempre, algunos ejercicios auxiliares, todos ellos en movimiento, para mejorar esta posición: bajar sin bastones o con ellos en bandeja, flexionar las rodillas hasta tocar las botas, elevar el esquí del monte (y posteriormente el del valle), dar un pequeño saltito, realizar cambios de huella (pasos paralelos al monte y al valle), mover las rodillas al monte y al valle para sentir la reacción de los esquís, ...
Es el momento de ocuparnos de la apertura y puesta en paralelo de los esquís. Partiendo de la posición de diagonal, abrimos la cuña desplazando la cola del esquí del monte y giramos normalmente. Una vez llegamos al final del giro flexionamos e inclinamos la rodilla del monte hacia la montaña, cambiando así el apoyo del esquí de un canto a otro y haciendo que deslice fácilmente hasta colocarse paralelo. Un ejercicio auxiliar de gran ayuda para realizar este, al principio, complicado movimiento es ayudarse con una mano, es decir, empujar la rodilla suavemente hacia la montaña. La presión queda siempre en el esquí exterior, que pasa a ser el esquí del valle al terminar el giro (en la diagonal). Es importante mantener en la diagonal ambas rodillas inclinadas hacia la montaña, canteando así ambos esquís y consiguiendo un buen apoyo, y presionar más sobre el esquí del valle, que será el que soporte un mayor peso.
Suponiendo que dominamos ya la posción de diagonal y la apertura y puesta en paralelo de los esquís, debemos ir abandonando poco a poco la cuña y pasar a girar en paralelo. Dado que es un paso bastante complejo debemos realizarlo en etapas sucesivas. Primero colocamos los esquís paralelos un poco antes de finalizar el giro, luego hacia la mitad del giro y finalmente desde el principio. La técnica es la misma en todo momento, lo único es que nosotros hablamos en la diagonal de la inclinación de la rodilla del monte y en el giro ésta pasa a ser la interior; toda esta nomenclatura es un poco engorrosa hasta que uno se familiariza con ella, pero no es más que eso, nomenclatura. Lo importante es saber en cada momento a qué nos estamos refiriendo. Al intentar colocar los esquís paralelos en la zona de la curva se suele perder, las primeras veces, el apoyo en el esquí exterior, lo que hace que nos desequilibremos. Es importante no perder este apoyo para que la curva se desarrolle con normalidad, y concentrarnos única y exclusivamente en colocar el esquí que queda en el interior paralelo, flexionando e inclinando la rodilla correspondiente hacia el centro de la curva. Seguramente el momento más crítico y difícil será el comienzo de la curva.
Paralelo:
El problema que se nos presenta ahora es cómo podemos comenzar la curva sin ayudarnos de la cuña. Recordemos que para girar lo primero que hacíamos era abrir un poco la cuña mediante un movimiento de extensión de la pierna exterior, lo que provocaba una mayor presión sobre el esquí de fuera y nos hacía girar, y luego flexionar e inclinar la rodilla interior hacia el centro de la curva, lo que llevaba al esquí interior a colocarse paralelo. El objetivo a conseguir ahora es realizar esos dos movimientos simultáneamente, es decir, extender la pierna exterior y flexionar la interior al mismo tiempo; de esta forma los esquís se mantienen siempre paralelos. Llamaremos a este movimiento "pedaleo". Otro movimiento importante que precede a los anteriores y que debemos introducir ahora es el de la inclinación del cuerpo hacia la pendiente al inicio del viraje, con el fin de que los esquís dejen de estar canteados y que nuestro cuerpo caiga en la línea de máxima pendiente.
La secuencia de movimientos para iniciar un viraje en paralelo sería la siguiente:
Inclinación cuerpo - extensión pierna exterior - flexión-inclinación rodilla interior
Durante el resto de la curva debemos mantener la presión sobre el esquí exterior y la posición adquirida al comienzo del viraje.
Seguro que muchas veces te preguntabas para qué servían los bastones, pues bien, la respuesta es que hasta ahora para poco, nos ayudaban a desplazarnos con los esquís y nos daban equilibrio y confianza. En realidad, aparte de para lo dicho, su uso más importante es marcar el comienzo de los virajes. Este marcaje se realiza clavando ligeramente el bastón correspondiente a la altura de la espátula justo al final de la inclinación del cuerpo hacia la pendiente. Siempre marcamos el giro con el bastón que queda en el interior de la curva. Este movimiento nos hace a menudo adoptar posiciones indeseables, como es por ejemplo girar el tronco superior al clavar. Todo esto se evita sabiendo que la clavada de bastón se realiza con un suave movimiento de muñeca y extendiendo ligeramente el brazo. Una vez hemos marcado el viraje el bastón vuelve a su posición habitual y la curva continúa como ya sabemos.
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Experto
Paralelo conducido:
Ya conocemos groso modo la técnica necesaria para esquiar en paralelo. En este apartado no vamos a introducir nada realmente nuevo, lo único que pretendemos es estudiar un poco más a fondo una curva en paralelo y ver así cómo podemos influir en el desarrollo de la misma.
Dividimos la curva en dos mitades o fases: fase de inicio y fase de conducción.
Fase de inicio: comprende hasta la mitad de la curva. Sobre esta fase ya hablamos en el apartado anterior, pero veamos qué podemos mejorar en ella. Como sabemos, el viraje comienza con una extensión-inclinación del cuerpo hacia la pendiente, esto provoca que los esquís dejen de estar canteados y que nuestro cuerpo caiga en la línea de máxima pendiente. Ya finalizando esa inclinación del cuerpo clavamos el bastón y comenzamos a extender la pierna exterior al mismo tiempo que inclinamos la rodilla interior hacia el centro de la curva. Cuanto más marcados sean estos movimientos más rápido se transmitirán a los esquís y mejor será el inicio de la curva.
Fase de conducción: esta es una fase sobre la que hemos hablado poco y en la que se hace más hincapié en el canteo de los esquís. Existen dos tipos de conducción, la conducción derrapada y la conducción cortada. En la derrapada la toma de cantos no es muy acusada y los esquís derrapan, de ahí su nombre, ésta es la que nosotros ya hemos aprendido. En la cortada, por el contrario, la toma de cantos sí que es más acusada y los esquís ya no derrapan tanto, sino que podríamos decir que cortan la nieve, ésta es la que nos ocupa en este momento. Al viraje paralelo utilizando la conducción cortada es a lo que llamaremos paralelo conducido. Esta fase debe comenzar con una flexión del cuerpo con el fin de maximizar la extensión de la pierna exterior y aumentar así, por tanto, la presión sobre el esquí exterior. Si a esto le sumamos un mayor canteo de los esquís, el resultado será un viraje conducido.
Es importante detenernos por un momento en la posición del cuerpo ya que ésta jugará un papel crucial en la conducción del viraje. Como hasta ahora, los hombros deben ir siempre en la dirección de los esquís. Si en la fase de conducción rotamos los hombros hacia uno u otro lado el resultado será que los esquís derrapan. El control del derrapaje debe partir de las rodillas y en ningún caso del cuerpo; un ejercicio interesante para notarlo es inclinar las rodillas hacia el monte y el valle, alternativamente, mientras nos desplazamos en una diagonal.
Cuando el dominio sobre el paralelo es óptimo, es el momento de ir reduciendo el radio de giro de los virajes. Es decir, pasar al Viraje corto. Realmente lo único que varía de un viraje de radio medio a uno de radio corto es la velocidad y coordinación del esquiador a la hora de realizar los movimientos. Es muy importante mantener un ritmo en la bajada y no olvidar la clavada de bastón, quizás sea aquí donde más notemos la necesidad de los bastones.
Dentro de este tipo de viraje tenemos el Wedeln, cuya técnica es totalmente diferente. Este viraje es más utilizado, por ejemplo, en esquí de baches o en nieve profunda. Sus características principales son esquís juntos y hombros dirijidos siempre al valle, es decir, que los hombros no acompañan a los esquís. Este hecho hace que la conducción en este tipo de virajes no sea totalmente cortada.
Carving:
La introducción en el mercado de una nueva generación de esquís, denominados Carving o Parabólicos, trajo consigo una revolución en la enseñanza y técnica de este deporte. La única y gran diferencia entre este nuevo tipo de esquís y los que podríamos llamar "clásicos", es la forma propia del esquí, lo que técnicamente se denominan las cotas del esquí. Éstas son las medidas que presenta el esquí en espátula, puente y cola, y que determinan el radio de giro aproximado del mismo. Ahora debemos tener en cuenta tanto la longitud como las cotas del esquí a la hora de decidir cuál nos conviene. El que la longitud media de los esquís haya disminuído se debe única y exclusivamente a que la superficie del esquí y el peso de la persona están íntimamente relacionados, es decir, a cada persona le corresponde una superficie de esquí que soporte su peso; antes todos los esquís tenían la misma anchura y el cálculo dependía sólo de la longitud de los mismos; ahora los esquís tienen cuatro medidas importantes: longitud y anchura en espátula, puente y cola. Esta razón ha llevado a la mayoría de los fabricantes a confeccionar unas tablas donde calcular fácilmente qué esquí es el que nos corresponde según nuestras características.
Los esquís Carving son acosenjables a todos los esquiadores, incluso principiantes. La razón es que la progresión en el aprendizaje es mucho más rápida, es realmente más fácil esquiar con esquís Carving. Todo lo que nosotros hemos contado hasta ahora es aplicable usando tanto esquís convencionales como Carving, pero el rendimiento es mucho mayor con los últimos. Esto hecho reafirma que no son, ni mucho menos, una moda; de hecho, prácticamente no se fabrican ya esquís convencionales.
Los esquís carving se clasifican en tres grupos según su radio de giro:
EASY Carving (fácil): es ideal para iniciarse al Carving y para los iniciados en el esquí que aún no han probado con el Carving. Radio de giro 18/25 m.
FUN Carving (extremo): virajes a alta velocidad de radio corto. Radio de giro 10/18 m.
RACE Carving: esquís para profesionales expertos y amantes de la velocidad, virajes conducidos, diferentes nieves y pendientes.
El Carving es básicamente esquiar en un paralelo totalmente conducido. O sea, esquiar siempre apoyado sobre los cantos de los esquís, no dejarlos planos sobre la nieve. Los Fun Carving, por ejemplo, son muy inestables en línea recta debido a su corta longitud y gran anchura. Cuanto más anchos, más bajos y más inestables son. Como sabemos, cantear bien los esquís requiere una gran movilidad en las rodillas, de ellas depende la posición de los esquís sobre la nieve. Por eso, los primeros ejercicios irán encaminados hacia ese punto.
Buscamos una pendiente muy suave, en la que la velocidad sea reducida, y nos dejamos caer en línea recta con los esquís planos y las piernas separadas aproximadamente la anchura de la cadera. Inclinamos a continuación ambas rodillas (de forma paralela) hacia un lado y, haciendo ligeramente el movimiento de pedaleo (extensión exterior - flexión interior) sin hacer ninguna presión sobre los esquís, observamos cuál es su reacción. Notaremos que tienden a girar solos a medida que inclino las rodillas. Lo hacemos varias veces hacia uno y otro lado con el fin de sentir esa reacción. Es conveniente observar la huella que dejan los esquís en la nieve para saber cuál ha sido la evolución de la curva. Si lo hemos hecho correctamente, en la nieve deben quedar únicamente dos líneas claramente diferenciadas que corresponden a cada uno de los cantos, como los raíles de un tren. A veces empezamos bien la curva pero luego desaparece la huella; tendremos que fijarnos en ese punto y buscar las causas que lo producen. El siguiente paso es intentar, en esa misma pendiente, enlazar varios giros; debemos pasar de unos cantos a otros dejando los esquís planos el menor tiempo posible.
En una pendiente algo más acusada y partiendo de la posición de diagonal, nos dejamos caer inclinando las rodillas al monte, a uno y otro lado. Ahora sentiremos que los esquís tienden a subir hacia la montaña. A continuación vamos dirigiendo progresivamente los esquís cada vez más cerca de la línea de máxima pendiente y hacemos lo mismo que anteriormente pero ahora ya haciendo más presión sobre los esquís y aumentando la movilidad del cuerpo (movimientos de extensión-inclinación-flexión). Al igual que antes, intentamos aquí también enlazar varios giros.
Todos estos ejercicios es conveniente hacerlos también sin bastones para no descuidar en ningún momento la posción del cuerpo.
Lo más asombroso del Carving es el alto grado de inclinación, del cuerpo respecto a la pendiente, al que podemos llegar, lo cerca que podemos llevar el cuerpo de la nieve. Ni que decir tiene que el grado de inclinación depende de la velocidad, es decir, a poca velocidad es imposible inclinar mucho el cuerpo en una curva. Como ejemplo, pensemos en motociclismo. Cuando el piloto conduce a baja velocidad no puede inclinarse en las curvas porque se cae. La fuerza que nos saca de la curva (fuerza centrífuga) la contrarrestamos, aparte de con la fuerza ejercida mediante la presión sobre los esquís, con la inclinación del cuerpo al interior de la curva (fuerza centrípeta); si la velocidad disminuye lo hace también la fuerza centrífuga y la inclinación deberá, por tanto, ser menor para contrarrestarla. Si es mayor se produce un desequilibrio y caemos.
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