el que se pica, ajos come.
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Chenmo
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psicorr2
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Chenmo
Resulta que en la década prodigiosa del pelotazo, cuando media España se lo llevaba caliente a casa, cuando un encofrador sin estudios se embolsaba tres mil euros, cuando hasta el último garrulo montaba una constructora y en onnivencia con un par de concejales se forraba sin cuento, cuando un gañán que no sabía levantar tres ladrillos a derechas se paseaba en Audi, los funcionarios aguantaban y penaban. Nadie se acordaba de ellos. Eran los parias, los que hacían números para cuadrar su hipoteca, hacer la compra en el Carrefour y llegar a fin de mes, porque un nutrido grupo de compatriotas se estaba haciendo de oro inflando el globo de la economía hasta llegar a lo que ahora hemos llegado.
Y ahora que el asunto explota y se viene abajo, la culpa del desmadre… es de los funcionarios.
Los alcaldes, diputados y senadores que gobiernan la cosa pública a cambio de una buena morterada no son responsable de nada y nos apuntan directamente a nosotros: somos demasiados, hay que ultracongelarnos, somos poco productivos.
Los responsables bancarios que prestaron dinero a quienes sabían que no podrían devolverlo tampoco se dan por aludidos.
Todos los intermediarios inmobiliarios, especuladores, amigos de alcalde y compañeros de partida de casino de diputado provincial no tenían noticia del asunto. Nosotros sí. Como diría José Mota: “¿Ellos? No. ¿Nosotros? Si”. “Siendo así que ellos? No. Por tanto, nosotros? Si”.
La culpa, según estos preclaros adalides de la estupidez, es del juez, abogado del estado, inspector de hacienda, administrador civil del estado que, en lugar de dedicarse a la especulación inmobiliaria a toca teja, ha estado cinco o seis años recluido en su habitación, pálido como un vampiro, con menos vida social que una rata de laboratorio y tanto sexo como un chotacabras, para preparar unas oposiciones monstruosas y de resultado siempre incierto, precedidas, como no podía ser de otra forma, de otros cinco arduos años de carrera.
Del profesor que ha sorteado destinos en pueblos que no aparecen en el mapa para meter en vereda a benjamines que hacen lo que les sale de los genitales porque sus progenitores han abdicado de sus responsabilidades.
Del auxiliar administrativo del Estado natural de Granada y destinado en Barcelona que con un sueldo de 1000 euros paga un alquiler mensual de 700 y soporta estoicamente que un taxista que gana 3000 le diga: joder, que suerte, funcionario.
La culpa es nuestra. A poco que nos descuidemos nosotros los funcionarios seremos el chivo expiatorio de toda una caterva de inútiles, vividores, mangantes, políticos semianalfabetos, altos cargos de nombramiento digital, truhanes, pícaros, periodistas ganapanes y economistas de a verlas venir que sabían perfectamente que el asunto tarde o temprano tenía que petar, pero que aprovecharon a fondo el momento al grito de mientras dure dura! y que ahora, con esa autoridad que da tener un rostro a prueba de bomba, se pasan al otro lado del río y no sólo tienen recetas para arreglar lo que ellos mismo ayudaron a estropear, sino que, además, han llegado a la conclusión de que los
culpables son... tachan...los funcionarios.
"Soy funcionario. Y diplomado universitario. Funcionario de carrera por oposición ganada compitiendo en buena lid contra miles de candidatos. ¿Y saben qué? No me avergüenzo de nada. No debo nada a nadie (sólo a mi familia, maestros y profesores). No tengo que pedir perdón. No me tocó la lotería. No gané el premio gordo en una tómbola. No me expropiaron una finca. No me nombraron alto cargo, director provincial ni vocal asesor por agitar un carnet político que nunca he tenido.
Aprobé frente a tribunales formados por ceñudos señores a los que no conocía de nada. En buena lid: sin concejal proclive, pariente político, mano protectora ni favor de amigo. Después de muchas noches de desvelos, angustias y desvaríos y con la sola e inestimable compañía de mis santos cojones. Como tantos y tantos compañeros anónimos repartidos por toda España a los que ahora algunos mendaces quieren convertir, por arte de birli-birloque, en culpables de la crisis.
Amigos funcionarios, estamos rodeados de gente muy tonta y muy hija de puta.
PD. Si alguien, en cualquier contexto, os reprocha -c omo es frecuente - vuestra condición de funcionario os propongo el refinado argumento que yo utilizo en estos casos, en memoria del gran Fernando Fernán-Gómez: " váyase Usted a la mierda, hombre, a la .... mierda.
SI eres funcionario pásalo a toda España. Si no lo eres y no estás de acuerdo, ¡váyase usted a la mierda!”
Te lo dedico, so trol
Yo no soy funcionario y ya de seguro nunca lo seré, pero OLÉ AHÍ TUS COONES, psicorr2, así se habla yo te doy toda la razón porque la tienes.
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luismasur
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psicorr2
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Chenmo
Resulta que en la década prodigiosa del pelotazo, cuando media España se lo llevaba caliente a casa, cuando un encofrador sin estudios se embolsaba tres mil euros, cuando hasta el último garrulo montaba una constructora y en onnivencia con un par de concejales se forraba sin cuento, cuando un gañán que no sabía levantar tres ladrillos a derechas se paseaba en Audi, los funcionarios aguantaban y penaban. Nadie se acordaba de ellos. Eran los parias, los que hacían números para cuadrar su hipoteca, hacer la compra en el Carrefour y llegar a fin de mes, porque un nutrido grupo de compatriotas se estaba haciendo de oro inflando el globo de la economía hasta llegar a lo que ahora hemos llegado.
Y ahora que el asunto explota y se viene abajo, la culpa del desmadre… es de los funcionarios.
Los alcaldes, diputados y senadores que gobiernan la cosa pública a cambio de una buena morterada no son responsable de nada y nos apuntan directamente a nosotros: somos demasiados, hay que ultracongelarnos, somos poco productivos.
Los responsables bancarios que prestaron dinero a quienes sabían que no podrían devolverlo tampoco se dan por aludidos.
Todos los intermediarios inmobiliarios, especuladores, amigos de alcalde y compañeros de partida de casino de diputado provincial no tenían noticia del asunto. Nosotros sí. Como diría José Mota: “¿Ellos? No. ¿Nosotros? Si”. “Siendo así que ellos? No. Por tanto, nosotros? Si”.
La culpa, según estos preclaros adalides de la estupidez, es del juez, abogado del estado, inspector de hacienda, administrador civil del estado que, en lugar de dedicarse a la especulación inmobiliaria a toca teja, ha estado cinco o seis años recluido en su habitación, pálido como un vampiro, con menos vida social que una rata de laboratorio y tanto sexo como un chotacabras, para preparar unas oposiciones monstruosas y de resultado siempre incierto, precedidas, como no podía ser de otra forma, de otros cinco arduos años de carrera.
Del profesor que ha sorteado destinos en pueblos que no aparecen en el mapa para meter en vereda a benjamines que hacen lo que les sale de los genitales porque sus progenitores han abdicado de sus responsabilidades.
Del auxiliar administrativo del Estado natural de Granada y destinado en Barcelona que con un sueldo de 1000 euros paga un alquiler mensual de 700 y soporta estoicamente que un taxista que gana 3000 le diga: joder, que suerte, funcionario.
La culpa es nuestra. A poco que nos descuidemos nosotros los funcionarios seremos el chivo expiatorio de toda una caterva de inútiles, vividores, mangantes, políticos semianalfabetos, altos cargos de nombramiento digital, truhanes, pícaros, periodistas ganapanes y economistas de a verlas venir que sabían perfectamente que el asunto tarde o temprano tenía que petar, pero que aprovecharon a fondo el momento al grito de mientras dure dura! y que ahora, con esa autoridad que da tener un rostro a prueba de bomba, se pasan al otro lado del río y no sólo tienen recetas para arreglar lo que ellos mismo ayudaron a estropear, sino que, además, han llegado a la conclusión de que los
culpables son... tachan...los funcionarios.
"Soy funcionario. Y diplomado universitario. Funcionario de carrera por oposición ganada compitiendo en buena lid contra miles de candidatos. ¿Y saben qué? No me avergüenzo de nada. No debo nada a nadie (sólo a mi familia, maestros y profesores). No tengo que pedir perdón. No me tocó la lotería. No gané el premio gordo en una tómbola. No me expropiaron una finca. No me nombraron alto cargo, director provincial ni vocal asesor por agitar un carnet político que nunca he tenido.
Aprobé frente a tribunales formados por ceñudos señores a los que no conocía de nada. En buena lid: sin concejal proclive, pariente político, mano protectora ni favor de amigo. Después de muchas noches de desvelos, angustias y desvaríos y con la sola e inestimable compañía de mis santos cojones. Como tantos y tantos compañeros anónimos repartidos por toda España a los que ahora algunos mendaces quieren convertir, por arte de birli-birloque, en culpables de la crisis.
Amigos funcionarios, estamos rodeados de gente muy tonta y muy hija de puta.
PD. Si alguien, en cualquier contexto, os reprocha -c omo es frecuente - vuestra condición de funcionario os propongo el refinado argumento que yo utilizo en estos casos, en memoria del gran Fernando Fernán-Gómez: " váyase Usted a la mierda, hombre, a la .... mierda.
SI eres funcionario pásalo a toda España. Si no lo eres y no estás de acuerdo, ¡váyase usted a la mierda!”
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Sin olvidar sin lugar a dudas que hay funcionarios que parecen estar amargados en su puesto de trabajo y son unos impresentables tratando al público, funcionarios que escurren el bulto y no dan ni golpe, estas cosas de siempre pero puntualicemos que estos individuos estan en todos los gremios y no hay que generalizar y señalar a todos los de un sector.
Pero vamos que tu mensaje no se puede comparar con el que te contesta más abajo, al de más abajo ni puto caso, porque más bien da a entender que se tiene que parar segundos para darse cuenta cual es su mano derecha-
Ya digo no soy funcionario, pero te comprendo perfectamente y te digo que llevas más razón que un Santo. Saludo.......s
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psicorr2
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Chenmo
Resulta que en la década prodigiosa del pelotazo, cuando media España se lo llevaba caliente a casa, cuando un encofrador sin estudios se embolsaba tres mil euros, cuando hasta el último garrulo montaba una constructora y en onnivencia con un par de concejales se forraba sin cuento, cuando un gañán que no sabía levantar tres ladrillos a derechas se paseaba en Audi, los funcionarios aguantaban y penaban. Nadie se acordaba de ellos. Eran los parias, los que hacían números para cuadrar su hipoteca, hacer la compra en el Carrefour y llegar a fin de mes, porque un nutrido grupo de compatriotas se estaba haciendo de oro inflando el globo de la economía hasta llegar a lo que ahora hemos llegado.
Y ahora que el asunto explota y se viene abajo, la culpa del desmadre… es de los funcionarios.
Los alcaldes, diputados y senadores que gobiernan la cosa pública a cambio de una buena morterada no son responsable de nada y nos apuntan directamente a nosotros: somos demasiados, hay que ultracongelarnos, somos poco productivos.
Los responsables bancarios que prestaron dinero a quienes sabían que no podrían devolverlo tampoco se dan por aludidos.
Todos los intermediarios inmobiliarios, especuladores, amigos de alcalde y compañeros de partida de casino de diputado provincial no tenían noticia del asunto. Nosotros sí. Como diría José Mota: “¿Ellos? No. ¿Nosotros? Si”. “Siendo así que ellos? No. Por tanto, nosotros? Si”.
La culpa, según estos preclaros adalides de la estupidez, es del juez, abogado del estado, inspector de hacienda, administrador civil del estado que, en lugar de dedicarse a la especulación inmobiliaria a toca teja, ha estado cinco o seis años recluido en su habitación, pálido como un vampiro, con menos vida social que una rata de laboratorio y tanto sexo como un chotacabras, para preparar unas oposiciones monstruosas y de resultado siempre incierto, precedidas, como no podía ser de otra forma, de otros cinco arduos años de carrera.
Del profesor que ha sorteado destinos en pueblos que no aparecen en el mapa para meter en vereda a benjamines que hacen lo que les sale de los genitales porque sus progenitores han abdicado de sus responsabilidades.
Del auxiliar administrativo del Estado natural de Granada y destinado en Barcelona que con un sueldo de 1000 euros paga un alquiler mensual de 700 y soporta estoicamente que un taxista que gana 3000 le diga: joder, que suerte, funcionario.
La culpa es nuestra. A poco que nos descuidemos nosotros los funcionarios seremos el chivo expiatorio de toda una caterva de inútiles, vividores, mangantes, políticos semianalfabetos, altos cargos de nombramiento digital, truhanes, pícaros, periodistas ganapanes y economistas de a verlas venir que sabían perfectamente que el asunto tarde o temprano tenía que petar, pero que aprovecharon a fondo el momento al grito de mientras dure dura! y que ahora, con esa autoridad que da tener un rostro a prueba de bomba, se pasan al otro lado del río y no sólo tienen recetas para arreglar lo que ellos mismo ayudaron a estropear, sino que, además, han llegado a la conclusión de que los
culpables son... tachan...los funcionarios.
"Soy funcionario. Y diplomado universitario. Funcionario de carrera por oposición ganada compitiendo en buena lid contra miles de candidatos. ¿Y saben qué? No me avergüenzo de nada. No debo nada a nadie (sólo a mi familia, maestros y profesores). No tengo que pedir perdón. No me tocó la lotería. No gané el premio gordo en una tómbola. No me expropiaron una finca. No me nombraron alto cargo, director provincial ni vocal asesor por agitar un carnet político que nunca he tenido.
Aprobé frente a tribunales formados por ceñudos señores a los que no conocía de nada. En buena lid: sin concejal proclive, pariente político, mano protectora ni favor de amigo. Después de muchas noches de desvelos, angustias y desvaríos y con la sola e inestimable compañía de mis santos cojones. Como tantos y tantos compañeros anónimos repartidos por toda España a los que ahora algunos mendaces quieren convertir, por arte de birli-birloque, en culpables de la crisis.
Amigos funcionarios, estamos rodeados de gente muy tonta y muy hija de puta.
PD. Si alguien, en cualquier contexto, os reprocha -c omo es frecuente - vuestra condición de funcionario os propongo el refinado argumento que yo utilizo en estos casos, en memoria del gran Fernando Fernán-Gómez: " váyase Usted a la mierda, hombre, a la .... mierda.
SI eres funcionario pásalo a toda España. Si no lo eres y no estás de acuerdo, ¡váyase usted a la mierda!”
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Fr@nkee
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psicorr2
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Chenmo
Resulta que en la década prodigiosa del pelotazo, cuando media España se lo llevaba caliente a casa, cuando un encofrador sin estudios se embolsaba tres mil euros, cuando hasta el último garrulo montaba una constructora y en onnivencia con un par de concejales se forraba sin cuento, cuando un gañán que no sabía levantar tres ladrillos a derechas se paseaba en Audi, los funcionarios aguantaban y penaban. Nadie se acordaba de ellos. Eran los parias, los que hacían números para cuadrar su hipoteca, hacer la compra en el Carrefour y llegar a fin de mes, porque un nutrido grupo de compatriotas se estaba haciendo de oro inflando el globo de la economía hasta llegar a lo que ahora hemos llegado.
Y ahora que el asunto explota y se viene abajo, la culpa del desmadre… es de los funcionarios.
Los alcaldes, diputados y senadores que gobiernan la cosa pública a cambio de una buena morterada no son responsable de nada y nos apuntan directamente a nosotros: somos demasiados, hay que ultracongelarnos, somos poco productivos.
Los responsables bancarios que prestaron dinero a quienes sabían que no podrían devolverlo tampoco se dan por aludidos.
Todos los intermediarios inmobiliarios, especuladores, amigos de alcalde y compañeros de partida de casino de diputado provincial no tenían noticia del asunto. Nosotros sí. Como diría José Mota: “¿Ellos? No. ¿Nosotros? Si”. “Siendo así que ellos? No. Por tanto, nosotros? Si”.
La culpa, según estos preclaros adalides de la estupidez, es del juez, abogado del estado, inspector de hacienda, administrador civil del estado que, en lugar de dedicarse a la especulación inmobiliaria a toca teja, ha estado cinco o seis años recluido en su habitación, pálido como un vampiro, con menos vida social que una rata de laboratorio y tanto sexo como un chotacabras, para preparar unas oposiciones monstruosas y de resultado siempre incierto, precedidas, como no podía ser de otra forma, de otros cinco arduos años de carrera.
Del profesor que ha sorteado destinos en pueblos que no aparecen en el mapa para meter en vereda a benjamines que hacen lo que les sale de los genitales porque sus progenitores han abdicado de sus responsabilidades.
Del auxiliar administrativo del Estado natural de Granada y destinado en Barcelona que con un sueldo de 1000 euros paga un alquiler mensual de 700 y soporta estoicamente que un taxista que gana 3000 le diga: joder, que suerte, funcionario.
La culpa es nuestra. A poco que nos descuidemos nosotros los funcionarios seremos el chivo expiatorio de toda una caterva de inútiles, vividores, mangantes, políticos semianalfabetos, altos cargos de nombramiento digital, truhanes, pícaros, periodistas ganapanes y economistas de a verlas venir que sabían perfectamente que el asunto tarde o temprano tenía que petar, pero que aprovecharon a fondo el momento al grito de mientras dure dura! y que ahora, con esa autoridad que da tener un rostro a prueba de bomba, se pasan al otro lado del río y no sólo tienen recetas para arreglar lo que ellos mismo ayudaron a estropear, sino que, además, han llegado a la conclusión de que los
culpables son... tachan...los funcionarios.
"Soy funcionario. Y diplomado universitario. Funcionario de carrera por oposición ganada compitiendo en buena lid contra miles de candidatos. ¿Y saben qué? No me avergüenzo de nada. No debo nada a nadie (sólo a mi familia, maestros y profesores). No tengo que pedir perdón. No me tocó la lotería. No gané el premio gordo en una tómbola. No me expropiaron una finca. No me nombraron alto cargo, director provincial ni vocal asesor por agitar un carnet político que nunca he tenido.
Aprobé frente a tribunales formados por ceñudos señores a los que no conocía de nada. En buena lid: sin concejal proclive, pariente político, mano protectora ni favor de amigo. Después de muchas noches de desvelos, angustias y desvaríos y con la sola e inestimable compañía de mis santos cojones. Como tantos y tantos compañeros anónimos repartidos por toda España a los que ahora algunos mendaces quieren convertir, por arte de birli-birloque, en culpables de la crisis.
Amigos funcionarios, estamos rodeados de gente muy tonta y muy hija de puta.
PD. Si alguien, en cualquier contexto, os reprocha -c omo es frecuente - vuestra condición de funcionario os propongo el refinado argumento que yo utilizo en estos casos, en memoria del gran Fernando Fernán-Gómez: " váyase Usted a la mierda, hombre, a la .... mierda.
SI eres funcionario pásalo a toda España. Si no lo eres y no estás de acuerdo, ¡váyase usted a la mierda!”
Te lo dedico, so trol
Como lea esto un autonomo con 10 minutos libres os va a dar cera pero bien.
Y quien ha escrito esto es un maleducado. Asi que le cedo el paso para irse a donde el me manda, que yo seguire luchando en mi trabajo y mis clientes para que este año me vuelvan a pagar la extra. Y si puedo, tambien para que me suban el sueldo aunque creo que el esfuerzo extra, este año va a ser de nuevo para hacienda.
Aunque creo que lo mio es menos grave, asi que en vez de quejarme trabajare un poquito mas duro, y mejor.
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luismasur
Aquí lo que de verdad sobran y todos los sabemos son políticos, que tenemos 445.000 y Alemania tiene 145.000, y si cogemos por referencia Alemania que se coga también el número de políticos. Alemania tiene 80M de habitantes y España 47M, con la mitad de habitantes les tripricamos en políticos, así nos va, pues comparamos la gestión de ellos con los nuestros y estamos a años luz, y no digamos de la corrupción política, sirva como ejemplo.
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Me entristece
Hola.
Yo soy funcionario,si si pero no naci funcionario, lo consegui a los 33 años despues de haber trabajado en varios gremios en la privada desde los 16 años. No tengo carrera y si me descuido ni el graduado. Por supuesto no deje de trabajar para preparar las oposiciones, pero cada uno se esfuerza en lo que quiere y a su manera. Yo solo puedo aportar que el vago, jeta, tonto, listo...... da igual que sea funcionario, empresario, contratado o lo que sea.
Y ESTAMOS HACIENDO LO QUE LOS POLITICOS QUIEREN echarnos las culpas unos a otros y asi no la tiene ellos. Que son la puta peste.
Han gastado todo lo que tenian
Han gastado lo que no tenian
Y siguen gastando
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psicorr2
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Me entristece
Hola.
Yo soy funcionario,si si pero no naci funcionario, lo consegui a los 33 años despues de haber trabajado en varios gremios en la privada desde los 16 años. No tengo carrera y si me descuido ni el graduado. Por supuesto no deje de trabajar para preparar las oposiciones, pero cada uno se esfuerza en lo que quiere y a su manera. Yo solo puedo aportar que el vago, jeta, tonto, listo...... da igual que sea funcionario, empresario, contratado o lo que sea.
Y ESTAMOS HACIENDO LO QUE LOS POLITICOS QUIEREN echarnos las culpas unos a otros y asi no la tiene ellos. Que son la puta peste.
Han gastado todo lo que tenian
Han gastado lo que no tenian
Y siguen gastando
Aquí hay mucho listillo que se alegra de que le den "cera" a los funcionarios, como si nosotros no sufriéramos con las subidas del IRPF, la luz, gas, electricidad, el IVA, las congelaciones salariales, la subida de la edad de jubilación.... Como los funcionarios vivimos en otro planeta y no sufrimos nada de eso, tenían que darnos por el ojete de laguna manera, ya que tras tener la suerte de nacer funcionarios, encima disfrutamos de subidas de salario del "IPC previsto" durante los años de bonanza
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psicorr2
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Chenmo
Resulta que en la década prodigiosa del pelotazo, cuando media España se lo llevaba caliente a casa, cuando un encofrador sin estudios se embolsaba tres mil euros, cuando hasta el último garrulo montaba una constructora y en onnivencia con un par de concejales se forraba sin cuento, cuando un gañán que no sabía levantar tres ladrillos a derechas se paseaba en Audi, los funcionarios aguantaban y penaban. Nadie se acordaba de ellos. Eran los parias, los que hacían números para cuadrar su hipoteca, hacer la compra en el Carrefour y llegar a fin de mes, porque un nutrido grupo de compatriotas se estaba haciendo de oro inflando el globo de la economía hasta llegar a lo que ahora hemos llegado.
Y ahora que el asunto explota y se viene abajo, la culpa del desmadre… es de los funcionarios.
Los alcaldes, diputados y senadores que gobiernan la cosa pública a cambio de una buena morterada no son responsable de nada y nos apuntan directamente a nosotros: somos demasiados, hay que ultracongelarnos, somos poco productivos.
Los responsables bancarios que prestaron dinero a quienes sabían que no podrían devolverlo tampoco se dan por aludidos.
Todos los intermediarios inmobiliarios, especuladores, amigos de alcalde y compañeros de partida de casino de diputado provincial no tenían noticia del asunto. Nosotros sí. Como diría José Mota: “¿Ellos? No. ¿Nosotros? Si”. “Siendo así que ellos? No. Por tanto, nosotros? Si”.
La culpa, según estos preclaros adalides de la estupidez, es del juez, abogado del estado, inspector de hacienda, administrador civil del estado que, en lugar de dedicarse a la especulación inmobiliaria a toca teja, ha estado cinco o seis años recluido en su habitación, pálido como un vampiro, con menos vida social que una rata de laboratorio y tanto sexo como un chotacabras, para preparar unas oposiciones monstruosas y de resultado siempre incierto, precedidas, como no podía ser de otra forma, de otros cinco arduos años de carrera.
Del profesor que ha sorteado destinos en pueblos que no aparecen en el mapa para meter en vereda a benjamines que hacen lo que les sale de los genitales porque sus progenitores han abdicado de sus responsabilidades.
Del auxiliar administrativo del Estado natural de Granada y destinado en Barcelona que con un sueldo de 1000 euros paga un alquiler mensual de 700 y soporta estoicamente que un taxista que gana 3000 le diga: joder, que suerte, funcionario.
La culpa es nuestra. A poco que nos descuidemos nosotros los funcionarios seremos el chivo expiatorio de toda una caterva de inútiles, vividores, mangantes, políticos semianalfabetos, altos cargos de nombramiento digital, truhanes, pícaros, periodistas ganapanes y economistas de a verlas venir que sabían perfectamente que el asunto tarde o temprano tenía que petar, pero que aprovecharon a fondo el momento al grito de mientras dure dura! y que ahora, con esa autoridad que da tener un rostro a prueba de bomba, se pasan al otro lado del río y no sólo tienen recetas para arreglar lo que ellos mismo ayudaron a estropear, sino que, además, han llegado a la conclusión de que los
culpables son... tachan...los funcionarios.
"Soy funcionario. Y diplomado universitario. Funcionario de carrera por oposición ganada compitiendo en buena lid contra miles de candidatos. ¿Y saben qué? No me avergüenzo de nada. No debo nada a nadie (sólo a mi familia, maestros y profesores). No tengo que pedir perdón. No me tocó la lotería. No gané el premio gordo en una tómbola. No me expropiaron una finca. No me nombraron alto cargo, director provincial ni vocal asesor por agitar un carnet político que nunca he tenido.
Aprobé frente a tribunales formados por ceñudos señores a los que no conocía de nada. En buena lid: sin concejal proclive, pariente político, mano protectora ni favor de amigo. Después de muchas noches de desvelos, angustias y desvaríos y con la sola e inestimable compañía de mis santos cojones. Como tantos y tantos compañeros anónimos repartidos por toda España a los que ahora algunos mendaces quieren convertir, por arte de birli-birloque, en culpables de la crisis.
Amigos funcionarios, estamos rodeados de gente muy tonta y muy hija de puta.
PD. Si alguien, en cualquier contexto, os reprocha -c omo es frecuente - vuestra condición de funcionario os propongo el refinado argumento que yo utilizo en estos casos, en memoria del gran Fernando Fernán-Gómez: " váyase Usted a la mierda, hombre, a la .... mierda.
SI eres funcionario pásalo a toda España. Si no lo eres y no estás de acuerdo, ¡váyase usted a la mierda!”
Te lo dedico, so trol
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Alvaro_GRA
España será un gran país cuando la mitad de la población deje de querer fusilar a la otra mitad y viceversa.
Un país de jetas, cainitas y envidiosos los unos de los otros.
Un poco de cordura por favor!, De esto se sale todos juntos, nos guste o no.
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Dragon de Agua
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Alvaro_GRA
España será un gran país cuando la mitad de la población deje de querer fusilar a la otra mitad y viceversa.
Un país de jetas, cainitas y envidiosos los unos de los otros.
Un poco de cordura por favor!, De esto se sale todos juntos, nos guste o no.
Por otro lado, el dia en q todos los servicios del estado esten privatizados lloraremos acordandonos de cuando la cosa era pública. El problema son los directores de los funcionarios q son puestos a dedo por los politicos.
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Hulk
Psicorr no creo que nadie se alegre de que se les toque el sueldo a los funcionarios, simplemente creemos que ahora con la que esta cayendo y lo necesitado que esta el estado de dinero es justo que arrimeis el hombro y paséis lo que ya todos los demás hemos pasado antes.
En tus mensajes y los copipega que los funcionario colgais en las redes sociales si da la impresión de que en su día tuvisteis envidia y luego os alegrasteis del mal del gremio de la construcción, lo demostrais continuamente con comentarios como "enconfrador sin estudios", "garrulo constructor" o "gañan que no sabe poner tres ladrillos".
Curioso como descalificais al obrero pero os molesta que os califiquen.
) y mucho gañán constructor, que se metía a esto tras cobrar una herencia o ver cómo le recalificaban unos terrenos y veían dónde estaba el dinero fácil.
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psicorr2
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Hulk
Psicorr no creo que nadie se alegre de que se les toque el sueldo a los funcionarios, simplemente creemos que ahora con la que esta cayendo y lo necesitado que esta el estado de dinero es justo que arrimeis el hombro y paséis lo que ya todos los demás hemos pasado antes.
En tus mensajes y los copipega que los funcionario colgais en las redes sociales si da la impresión de que en su día tuvisteis envidia y luego os alegrasteis del mal del gremio de la construcción, lo demostrais continuamente con comentarios como "enconfrador sin estudios", "garrulo constructor" o "gañan que no sabe poner tres ladrillos".
Curioso como descalificais al obrero pero os molesta que os califiquen.
Yo he trabajado en la construcción ( como carpintero metálico) y como muy buen conocedor del sector, lo que yo jamás entenderé es cómo en muchas épocas se podía ganar más en una obra cualquiera, con requisitos CERO para entrar a currar en ella que un médico ( por ponerte un ejemplo de "privilegiado" funcionario) tras matarse durante años y años ( por no decir décadas) para lograr un puesto de trabajo.
Y respecto a los calificativos que mencionas son, por desgracia, muy ciertos, ya que en las épocas de bonanza había mucho encofrador ( y no encofrador) sin estudios, mucho gañán que de cada tres ladrillos ponía mal cuatro ( no quiero entrar a hablar sobre la calidad de la construcción en España, que eso da para una enciclopedia
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psicorr2
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Dragon de Agua
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Alvaro_GRA
España será un gran país cuando la mitad de la población deje de querer fusilar a la otra mitad y viceversa.
Un país de jetas, cainitas y envidiosos los unos de los otros.
Un poco de cordura por favor!, De esto se sale todos juntos, nos guste o no.
Por otro lado, el dia en q todos los servicios del estado esten privatizados lloraremos acordandonos de cuando la cosa era pública. El problema son los directores de los funcionarios q son puestos a dedo por los politicos.
+ 10 multiplicado por 10 elevado a la enegésima.....
