He probado algunas veces los bastones y no me gustan. A mi me da la impresión de que todas las ventajas que aportan se las terminan robando a nuestra propia habilidad.
Por ejemplo, ayudan a mantener el equilibrio hasta que, con el paso del tiempo, se vuelven imprescindibles para mantener el equilibrio. Ayudan a quitarle trabajo a las piernas hasta que, con el tiempo, las piernas ya no suben nada sin ellos. Nuestro cuerpo siempre termina siendo el resultado de nuestra actividad.
Si todos los días caminamos diez kilómetros por suelo liso y sin bastones y un día decidimos empezar a usar los bastones, entonces también deberíamos ampliar el kilometraje y añadir dificultad al terreno o nuestras piernas y nuestro sentido del equilibrio comenzarán a perder potencial.
En cambio, como accesorios eventuales, tal y como algunos lo utilizan cuando llevan exceso de peso, pues, me parecen idóneos y realmente prácticos
Eso sí, yo nunca he entendido el uso de bastones en llano, no me cabe duda de que es cansar gratuitamente los brazos.
Un saludo