Nieve en el Pirineo y ráfagas de viento de hasta 110 kilómetros por hora en las desiertas playas de la Costa Brava. Hoy empieza la segunda quincena, pero parece que el calendario tenga que marcar octubre. No hay quien se aclare con este tiempo a ratos estival pero sin que el sol caiga a plomo, a ratos otoñal e incluso tirando a frío. En la montaña, chaquetón y paraguas y manga larga en la playa. Estos días no hay sitio para las gafas de sol, ni para el bronceador ni el "aftersun". Es el verano al revés. ¿Sabe alguien dónde está el sol?
La llegada del calor se hace de rogar en las zonas de montaña. El valle de Aran, Andorra, el Pallars Sobirà y la Alta Ribagorça amanecieron ayer blancas por encima de los 2.000 metros. Los turistas disfrutaron con la inesperada nevada, mientras que los empresarios aseguran que la ocupación hotelera está, a mediados de julio, muy por debajo de la registrada el pasado año por las mismas fechas.
"Estamos encantados. Teníamos muy claro que las vacaciones de este verano las íbamos a pasar en el valle de Aran, pero si nos hubieran asegurado, hace un mes, que íbamos a pisar nieve en julio le aseguro que no nos perdemos esta experiencia aunque el viaje nos hubiese costado el doble", relata en el puerto de la Bonaigua un turista de Badajoz, entusiasmado con el espectáculo. "Hacía diecinueve años que no veíamos nieve. La última vez fue en 1983, cuando cayó en Badajoz", explica su esposa mientras camina con sandalias sobre la nieve. El temporal la sorprendió sin ropa de abrigo, como a otros turistas del Pirineo.
Por encima de los 2.000 metros de altitud, ayer la temperatura no superó los cinco grados. Esta ola de frío en pleno verano dejó aletargados a los turistas. La mayoría de las excursiones por la montaña se suspendieron, aunque algunos, como un grupo de Granollers, sacaron sus bicicletas y probaron su estabilidad sobre la nieve. Una turista holandesa no dejó escapar la oportunidad de deslizarse sobre un plástico por un prado del puerto de la Bonaigua, mientras un niño inglés se revolcaba, con sandalias y pantalones cortos, sobre la nieve, mirando al objetivo de la máquina de su padre, que no paró de sacarle fotos.
Fuente: La Vanguardia