Poca broma en Francia con las negociaciones sindicales. El país tiene una larga tradición de movilización que incluye el secuestro de directivos para obligarles a firmar un acuerdo. Aunque hace años que los políticos llevan poniéndolo sobre la mesa como un método que no se puede aceptar, a día de hoy siguen habiendo casos.
El último de ellos se vivió ayer por la tarde en Sallanches. Allí los trabajadores de Dynastar encerraron a Bertrand Bogaert, vicepresidente de desarrollo y operaciones del grupo Rossignol, y Cécile Deixonne, directora de recursos humanos de la empresa, después de que no se llegara a ningún acuerdo por las indemnizaciones por despido.
Hace un par de meses el Grupo Rossignol anunciaba que cerraba por completo su fábrica en Sallanches, sede originaria de Dynastar. La producción se traslada ahora ya prácticamente toda a la planta que tiene en Artés (Barcelona). Solo algunos modelos especiales o de taller se harán en la sede que Rossignol tiene en la localidad de Saint-Jean de Moirans.
El cierre este próximo 31 de julio es la culminación de un proceso que en los últimos años ha llevado a ir disminuyendo tanto la carga de trabajo en Sallanches, como el número de trabajadores, pasando de los 200 antes de la pandemia, a los poco más de 50 que quedaban ahora.
Aunque los trabajadores son conscientes que la fábrica de Sallanches había perdido competitividad frente a la de España (la cual se ha ido modernizando estos años incluyendo sistemas de energías renovables que reducen la factura de electricidad), al menos ahora buscan una salida bien remunerada.
Este pasado lunes 16 de junio organizaron una manifestación en Sallanches a la que se sumaron tanto trabajadores y personas del sector del esquí como son profesores e incluso algún excorredor profesional, como los políticos municipales. De hecho el propio alcalde del pueblo encabezaba la marcha.
El problema está en las condiciones del la negociación del Plan de Protección del Empleo (PSE). Se acepta un curso para poder optar a otros empleos pero el dinero que cuesta esa formación se lo quieren descontar de la indemnización extra que la empresa le propone.
Además piden 1.000 euros por año trabajado, mientras que la empresa ofrece 200 euros y un curso de formación más reducido. La CGT asegura que en 2020 se pagó más a los que se despidió en aquel momento,
"Alguien que lleva 40 años en la empresa se marcharía con 40.000 euros, lo cual sigue siendo poco dinero. Para Wauters (director general del grupo), no debe ser ni dos meses de salario, pero para nosotros son dos años de trabajo".
Así que ayer a las 18h de la tarde colocaron candados en los despachos de estos dos directivos y los dejaron allí encerrados, según ha publicado hoy el diario lemessager.fr/. Aunque la prensa no ha dicho nada más hoy, se supone que los debieron dejar marchar. Porque no se sabe si a las 17h todavía no habían comido.
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Una manifestación de los trabajadores de Dynastar recorrió las calles de Sallanches este pasado lunes, con el Alcalde de la localidad encabezando la marcha.