Ahora que muchos Ayuntamientos buscan alternativas para desestacionalizar su turismo dependiente del invierno, en Pfingstegg tienen un buen ejemplo de lo que es buscar ideas para atraer turistas a base de crear propuestas y atracciones para todo el año, y sin depender para nada del esquí. Y parece que la cosa les debe ir bien si tenemos en cuenta que acaban de inaugurar un moderno teleférico al que han pedido que se lo entreguen con las cabinas hechas totalmente de madera.
En Pfingstegg ya habían turistas en 1887. La gente subía hasta los 1.387 metros de altitud haciendo senderismo. Un día una enorme avalancha de nieve dejó allí grandes cantidades de madera, así que en 1938 a alguien se le ocurrió montar un restaurante para la gente que subía. En 1965 quisieron ampliar la propuesta sumándose a la moda del esquí, e inauguraron un un teleférico el cual daba acceso a un puñado de pistas, pero rápidamente se dieron cuenta que estaban mal encarados y que la nieve fallaba bastante en invierno. Además al otro lado del pueblo comenzaba a crecer Grindelwald. Así que en 1979 deciden cerrar las pistas de esquí.
Se quedaron entonces con el teleférico y el restaurante, abriendo prácticamente solo en verano. Y no es hasta al cabo de 20 años, en 1999, que inauguran una pista de trineos que también podría utilizarse en invierno aunque tuviera nieve.
A partir de ahí han ido creando muchísimas propuestas, la mayoría basadas en el senderismo. Hoy si miramos su mapa, es similar al de una estación de esquí, pero en lugar de pistas, se marcan las rutas para caminar y su dificultad. Cada una de ellas llega a un restaurante. Y para las familias, además se añaden propuestas como la clásica tirolina que cada vez se ven más en los complejos invernales que se quieren desestacionalizar.

Mapa de Pfingstegg
Pero luego hay otras que quizás acabemos viendo por nuestras latitudes algún día. Por ejemplo tiene unas pasarelas que atraviesan un cañón (esto si lo tenemos) pero a mitad de recorrido puedes saltar a una red elástica para poder tener una visión del entorno distinta, desde el centro.
Otra de las propuestas es el ofrecer cenas en altura viajando en alguna de las dos cabinas del teleférico. Son amplias, con capacidad para 32 personas y permite que puedan cenar una decena de personas y también se puede hacer una reserva más íntima para parejas.
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Cenas en altura o saltar sobre una red elástica dentro de un cañón de agua, entre las propuestas nada habituales en Pfingstegg
Este año han inaugurado este teleférico. Es la segunda renovación que se hace. Después de estrenarlo en 1965, se cambió en 1985 y ahora de nuevo en 2025. Sus cabinas, construidas por la empresa suiza CWA para Doppelmayr, están repletas de detalles que hace que simulen un chalet alpino.
En el exterior no se ha olvidado poner tiestos de geranios, unas ventanas típicamente alpinas y hasta una campana para llamar. Un diseño original que continua en el interior donde hay asientos de madera plegables (para poder meter bicicletas de montaña), paredes de madera y piedra (simuladas ambas), así como una imagen de una chimenea con troncos ardiendo para crear un ambiente hogareño.
Y porque lo antiguo no tiene porque ser incompatible con lo moderno, se ha instalado una pequeña ventana sin vidrio por la que poder hacer fotos sin que cree reflejos. Ideal para poder publicar luego en las redes sociales
Las nuevas cabinas están pensadas también para las ya tradicionales cenas que tanto éxito tienen, así que cuentan con una iluminación interior que simula un cielo estrellado, cuya intensidad puede ser regulada para adaptarse a la ocasión ya sea para veladas simulando estar a cielo abierto como a la luz de las velas.
Y por supuesto todo el sistema viene con acceso inclusivo para personas con dificultades de movimiento.
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Revestimento de madera, iluminación interior, una campana y hasta tiestos con geranios. Al nuevo teleférico de Pfingstegg no le falta de nada.