Emmanuel Macron, Presidente de Francia, es más amante del esquí en primavera que en invierno. En cuanto llega el mes de marzo asoma por La Mongie, donde aprendió a esquiar y pasó muchas de las vacaciones de su infancia. De hecho allí está enterrada su abuela Germaine Noguès. Este año además lo ha vuelto a hacer con su esposa Brigitte.
Aunque siempre ha aprovechado para hacerse un 'baño de masas' y se pasea por la estación junto a su esposa, el año pasado fue a esquiar solo hasta Grand Tourmalet y además fuertemente protegido por un equipo de seguridad. No gozaba de mucha popularidad, después de que medio país se le levantara con los famosos chalecos amarillos, y por unas filtraciones en las que se descubrió que enviaba misiles a Ucrania camuflados nada menos que en Audi Q7 que atravesaron las autopistas de media Europa.
Si el año pasado fue un 4 de marzo, esta primavera se ha esperado hasta el día 21. En esta ocasión si ha vuelto con su esposa aunque de nuevo en una visita privada y muy discreta. No se han hecho ver, no hay foto, y un equipo de seguridad vigila que nadie se le acerque demasiado.
Y es que últimamente se ha puesto de moda insultar dirigentes de Gobierno. Al Presidente de Canadá, Justin Trudeau le increparon estas navidades en Canadá. Más repulsa vivió el vice-presidente de los Estados Unidos JD Vance a principios de este mes de marzo cuando fue a esquiar a Sugarbush. Cientos de personas salieron a recibirle con pancartas de repulsa. El año pasado fue a Emmanuel Macron al que acosaron.
Emanuel Macron almorzó en el Col du Tourmalet, en el restaurante L'Étape du Berger. Fue en este establecimiento donde recibió al presidente chino Xi Jinping en visita diplomática a Francia en mayo de 2024. El director del albergue, Éric Abadie, es un viejo amigo del jefe de Estado francés.
Lejos quedan de todas maneras, aquellos años en que la pareja se paseaba por Grand Tourmalet mientras se dejaban forografiar. La estación incluso decoró la silla número 6 del telesilla Le Béarnais de La Mongie en su honor.
Los presidentes de Francia tradicionalmente son esquiadores. Y algunos con buen nivel. Valéry Giscard d'Estaing lo hacía en Courchevel e incluso llegó a descender la cara norte del Mont Blanc el 16 de mayo de 1966 desde los 4.000 metros de altitud.
Después de él con la llegada de los socialistas François Mitterrand y François Hollande se dejó de verles esquiar al considerar este deporte como una actividad para la élite. Una tendencia que rompió el también socialista Michel Rocard, quién no solo volvió a la nieve todos los inviernos, sino que además alternaba Alpes y Pirineos.
Con Jacques Chirac, ya de la derecha, volvió a pederse la imagen de un Presidente esquiando, pero su sucesor Nicolas Sarkozy volvió a poner el esqui en el Gobierno. Este además era un esquiador muy experto, que al parecer hacía ir de cabeza a sus guaerdaespaldas. Eso si, era un gran amante de las estaciones exclusivas y los alojamientos de cinco estrellas.
François Fillon también esquió cada invierno, en Val d'Isère, y también en exclusivos hoteles que le costó una advertencia por el coste al contribuyente.
