Salvo una nevada de última hora y a menos de dos semanas de que se acabe su cortísima temporada, la pequeñísima estación de esquí de Saint Gallo cerrará sin haber podido estrenar su temporada. Y si esto es así, será todo un éxito para sus impulsores, ya que buscaban precisamente eso, hacer ver al mundo que el planeta se está calentando y que cada vez nieva menos.
La historia de esta diminuta pero (posible) esquiable estación de esquí comienza hace unos meses, cuando un grupo de artistas especializados en exposiciones efímeras o de corta duración, deciden construir una pista en la población suiza de Saint Gallo. Para ello cuentan con el jardín de una casa que será demolida esta primavera para dar paso a un pequeño bloque de edificios, pero que el constructor les cede para esta 'performance'.
Con el permiso del dueño del suelo en la mano se lanzan a la aventura de conseguir un telesquí. No muy lejos de allí la pequeña estación municipal de Gaissau-Hintersee está renovando el suyo, así que se lo ceden, aunque deberán ser ellos los que lo lleven a Saint Gallo. El transporte y la modificación del remonte para acortarlo corre a cuenta de este grupo de artistas. Para conseguir el dinero piden una subvención al departamento de cultura del Ayuntamiento, que primero parece que se les va a conceder, pero que finalmente les es rechazada, por lo que abren una campaña de recaudación de fondos que finalmente es un éxito, ya que completan los 35.000 euros que pedían.
En Saint Gallo hace frío en invierno y cae alguna nevada que otra, pero no en abundancia como para poder pisarla y que se pueda esquiar. Además, la nieve suele irse rápido. Aún así, montan un sistema para poder transportar nieve de la calle en caso de que nieve para poder amontonarla en la pequeña pista.
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El proceso de construcción de Grauer Himmel se llevó a cabo en el mes de enero
A principios del mes de enero comenzó la construcción de la estación de esquí de Grauer Himmel (cielo gris). Ubicada en el número 50 de la Schneebergstraße (casualmente traducida como calle de la nieve) comienzan a montar el pequeño telesquí que dará servicio a una pista de no más de 20 metros que por su fuerte inclinación será solo para esquiadores y snowboarders expertos. Además se monta una zona de apres ski e incluso una webcam. ¿El coste para poder esquiar ahí? Un forfait de 80 francos suizos, algo más de 85 euros.
Tal como está programado, el 1 de febrero se inauguró la temporada de esquí. Eso si, sin nieve. Apenas algunas manchas blancas gracias a lo que se ha traído en cubos e incluso descargó un camión para poder lanzar a la pista a través de una cinta que atraviesa la casa.
Los impulsores aseguran que esta miniestación de esquí, aunque pequeña en tamaño, representa una clara demostración de los desafíos actuales en los deportes de invierno. Al no haber nieve natural, esta pequeña instalación no puede competir con las zonas de esquí tradicionales.
Sin embargo, su objetivo va más allá del simple entretenimiento. Su objetivo es concienciar tanto a la comunidad local como a los visitantes sobre los desafíos que enfrentan las estaciones de esquí en el contexto del cambio climático. Muchas de estas instalaciones luchan contra la falta de nieve y las condiciones climáticas adversas, lo que hace cada vez más difícil garantizar una temporada invernal sostenible.
De momento nadie ha podido esquiar. Pero la zona de apres-ski se llena cada fin de semana. Está en el piso superior de la casa, y además de servir copas, se montan conciertos y charlas.
El 15 de marzo será su último día de la temporada y de la vida de Grauer Himmel. Aún le queda casi un mes para ver si se puede estrenar la pista.
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Esto es Grauer Himmel, la estación de esqui más pequeña que haya existido nunca