En Europa hay unos 175 volcanes activos, pero solo en uno de ellos se puede esquiar. Es el Etna, sin duda alguna el que más actividad tiene en nuestro continente. Prácticamente cada año tiene alguna erupción. Alguna más grande que otras. Por más increíble que parezca, alli hay toda una estación de esquí. Antes habían dos, pero hace unos años acabó arrasada por la lava y no se reconstruyó.
A la otra, llamada Nicolosi o popularmente Etna Nord, también le afecta alguna vez la lava del volcán, pero es propiedad de un rico empresario de Milán, que cuando los remontes se destruyen, vuelve a comprar otros para instalarlos. Sin duda alguna una dura lucha del hombre contra la naturaleza.
Pero los hay que simplemente tratan de jugar con esa naturaleza, como los esquiadores que en la noche del pasado 11 de febrero se filmaron deslizándose por la nieve del Etna mientras a su espalda el volcán lanzaba lava y fuego. Unas imágenes fuertemente criticadas por la inconciencia de la acción, pero que han dado la vuelta al mundo, quizás lo que buscaban los autores en la era del 'like' y los 'me gusta'.
Expertos vulcanólogos han criticado la acción, explicando que
"estos esquiadores deben ser conscientes del alto riesgo de verse involucrados en este tipo de explosiones. A gran altitud el principal peligro lo representa la actividad explosiva del Cráter Sureste, cuya intensidad está aumentando progresivamente en los últimos días. Incluso en esa zona es necesario extremar la máxima cautela."
Con todo, hay que reconocer que estas imágenes, compartidas en las redes sociales por Carlo Teri, capturan la audacia de estos entusiastas que, desafiando los peligros, combinaron su pasión por el esquí con su atracción por el poder del volcán.
El contraste entre el blanco de la nieve y el rojo de la lava crea una escena de rara belleza, subrayando la dualidad del Etna: un volcán tan fascinante como impredecible.
Sin embargo, igual que los vulcanólogos, muchos usuarios en las redes sociales expresaron su preocupación por la arriesgada elección de los esquiadores y criticaron su proximidad al flujo de lava. Algunos calificaron la acción de “imprudente”, mientras que otros elogiaron el coraje de los esquiadores, aunque reconocieron los peligros de tal escenario.