El pasado fin de semana de Copa del Mundo de esquí alpino en Wengen se cerró como uno de los que mejores se recuerdan tanto para la organización como para los aficionados, y por supuesto los corredores del Swiss Ski. Y es que la selección nacional está viviendo una gran temporada y se esperaba ver algo grande en el Lauberhorn.
Y así fue: doble victoria suiza, primero por parte del joven Franjo Von Allmen el Super-G del viernes, y al día siguiente Marco Odermatt fue quién se quedó los 100 puntos en el Descenso y además acompañado en el podio por el ganador el día anterior. Por tanto, un nuevo doblete para el Swiss Ski.
Se calcula que en Wengen caben unos 37.000 espectadores entre los asientos de gradas y especialmente las ubicaciones en los laterales de la montaña. Pero este fin de semana tanto el viernes como el sábado se alcanzaron las 40.000 plazas. 120.000 en tres días. Todo un récord.
Pero se ha visto que no solo ese es el tope, sino que lo mejor sería no volver a alcanzarlo. Por logística y seguridad y por el dinero que ha costado organizar todo aquello para tanta gente.
Según datos comunicados por el Servicio Médico de la organización de la Copa del Mundo de esquí en Wengen, desde el viernes al domingo tuvieron que intervernir en 140 rescates, pero entre el público,
«Hubo caídas, huesos rotos, pero también otras emergencias médicas. Entre ellas, por ejemplo, infartos. Sólo en la jornada de descenso se produjeron 35 lesiones o enfermedades moderadas y 52 leves. Ese sábado predominaron los accidentes con huesos rotos, lesiones de ligamentos de rodilla y cortes».
Podría parecer de lesiones típicas de los corredores de velocidad, que lamentablemente lo son, pero en este caso este Doctor está hablando del público. El mismo equipo médico se ocupa de lo que ocurre dentro del estadio del Lauberhorn como de lo que pasa fuera.
Tradicionalmente, en una gran competición de esquí se consume mucho alcohol. A menudo se toman la primera cerveza en el tren a primera hora de la mañana de camino a la carrera. Por otra parte, los espectadores se desplazan con esquís, tablas de snowboard, trineos y a pie, sobre nieve, hielo y en condiciones resbaladizas. Esto puede provocar rápidamente caídas y accidentes. Con todo el equipo médico afirma que «Muchos de nuestros pacientes no están sobrios».
Más de 50 personas formaron el equipo médico permanente durante el fin de semana de Copa del Mundo de esquí alpino en Wengen. Como este año había aún más espectadores que el año pasado, hubo ciertas zonas en las que llegaron al límite de su capacidad en determinados momentos. Por ello, el año se harán revisiones al sistema y se harán los ajustes necesarios.
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El público llenaba este fin de semana el estadio Lauberhorn de Wengen
Uno podría pensar que 'no hay mal que por bien no venga' y que si bien rozaron el desbordamiento en el tema del control, al menos con tantos espectadores habrán ganado mucho más dinero. Pero según se puede leer en el diario SonntagsZeitung parece que 'no es oro todo lo que reluce'.
Los gastos y ingresos no han dejado de aumentar en los últimos años. El presupuesto de las carreras del Lauberhorn oscila actualmente entre nueve y diez millones de francos. El aumento de los costes energéticos, las medidas de seguridad adicionales y las exigencias de las autoridades han incrementado los costes, afirma el Presidente del Comité Organizador, Urs Näpflin.
La principal fuente de ingresos de la organización es la venta de entradas. Y se vendieron todas los tres días. En total 120.000. Los derechos de comercialización y televisión están en manos de Swiss-Ski que, aunque transfiere parte de ese dinero a los organizadores, se queda con la mayor parte para la formación de sus esquiadores. según datos de la Federación, formar a un deportista les cuesta unos 100.000 francos al año (más o menos lo mismo en euros).
Para colmo la FIS apenas contribuye: paga un 20% de los premios y pone personal de pista.
Otras aportaciones a la organización llegan del municipio de Wengen y el cantón de Berna, mientras que el gobierno federal pone la seguridad aportando entre 150 a 200 soldados del ejército y otras 150 personas de Protección Civil. A parte de esto, unos 600 voluntarios hacen tareas complementarias a los cuales se les da un obsequio y se les da algún refresco.
Para colmo el descenso del Lauberhorn es el más largo del mundo. Preparar el estadio y montar las instalaciones, como las redes de seguridad, es muy caro. Además, la pista no es accesible para vehículos grandes por lo que los costes son un 30% más altos. La mayor parte del material se trae en ferrocarril y desde allí se suben vehículos por la nieve y si no hay remedio, pues con vuelos en helicóptero.
A parte de otros pormenores exclusivos de Wengen como que parte de las instalaciones del estadio está en terrenos agrícolas que se arriendan para esos días y que por tanto se ha de montar y desmontar todo cada año, hay otros datos que si son comunes al resto de etapas de la Copa del Mundo de esquí alpino.
Por ejemplo, según recuerda el diario suizo, en la Copa del Mundo de Esquí el organizador se hace cargo del alojamiento de los equipos, corredores, entrenadores y demás personal. En Wengen, los organizadores también contribuyen a los gastos de viaje. Además, todos los hoteles donde pernoctan los atletas deben ofrecer comidas calientes las 24 horas. Se trata de una exigencia de la FIS que conlleva costes adicionales que corren a cargo de los organizadores. En total, se necesitan unos 300.000 francos suizos.
A todo esto se suma también la contratación de una póliza de seguros que cuesta medio millón de francos al año que cubre hasta un tope de siete cifras los gastos de cancelación de la carrera por alguna causa.
Para cubrir todos estos gastos se cuenta con la venta de entradas de las tres carreras que fueron de unos 40 millones de CHF en ingresos. Una cantidad que podría parecer más que suficiente, pero restado todos los gastos apenas deja beneficios.
Al otro lado de la frontera en Kitzbühel los derechos televisivos los tiene la propia organización de la carrera. También la comercialización de todo lo que hay en el estadio de la Streiff. Allí se vende cada metro de pista a base de publicidad, arcos, entradas VIP y todo lo que se les ocurra. Y después dan una parte a la Federación Austriaca.
Desde la Organización de la Copa del Mundo de Wengen aseguran estar replanteándose el modelo de gestión futura, que incluye incluso dejar de organizar este fin de semana de carreras si el volumen de beneficios no sube, ya que si un año ganan algo, al siguiente puede que lo pierdan.
En 2020, cuando el corredor suizo Beat Feuz ganó el Descenso