La temporada de regreso de Marcel Hirscher puede considerarse ya finalizada. El esquiador austriaco, que esta temporada de Copa del Mundo de esquí alpino defendía los colores de Países Bajos, sufrió una rotura del ligamento cruzado de su rodilla izquierda mientras entrenaba en Schladming (Austria). Esa misma noche fue operado con éxito, pero tal como relata el propio corredor,
“Obviamente tenía otros planes para este invierno pero todo esto es parte del juego. Quizás mi viaje finalmente haya terminado".
Irónicamente pese a que esta es una lesión habitual en los esquiadores, Marcel Hirscher nunca la había sufrido. De hecho su carrera deportiva en la Copa del Mundo de esquí alpino se caracterizó por las muy escasas lesiones que padeció, lo que le ayudó sin duda a lograr los ocho grandes Globos de Cristal de manera consecutiva.
Hirscher se preparaba para volver a competir en Val d Isere, donde el fin de semana del 14 y 15 de diciembre se disputa un Gigante y un Slalom respectivamente. El corredor esperaba que ese fuese su regreso definitivo tras unas primeras participaciones que dejaron una sensación agridulce.
Si bien en el Gigante de Soelden fue capaz de pasar el corte para los 30 mejores pese a salir con un dorsal muy alto, luego se quedó en el puesto 23. Una actuación que no pudo repetir en los Slaloms de Levi y Gurgl donde no pudo pasar a la segunda manga. A través de la Federación neerlandesa, Hirscher ha asegurado que