Ironías del destino, justo cuando la FIS decidió cancelar el Descenso de la Copa del Mundo de esquí alpino en Zermatt para este noviembre de 2024, las condiciones en el recorrido previsto para la carrera son más que excelentes. Es más, la meteorología parece que incluso tiene pinta de que va a respetar aquella montaña.
Zermatt firmó un contrato de tres años con la FIS para organizar dos dobles Descensos de Copa del Mundo de esquí alpino. Un fin de semana en categoría masculina y al siguiente la femenina. Lamentablemente las dos primeras veces que se intentó se tuvieron que cancelar tanto las carreras como los entrenamientos. En 2022 por falta de nieve suficiente en los últimos metros de la linea de meta. En 2023 fue un vendaval que se emperró en no irse en dos semanas los que obligaron a anular la prueba.
Saltaron las críticas tanto de técnicos y corredores como de la ciudadanía en general. Aseguraban que un glaciar no era el sitio adecuado para organizar una carrera por las meteorología tan cambiante allí arriba. Y eso que un par de semanas antes del Speed Opening Zermatt - Cervinia se había organizado la apertura de Copa del Mundo en otro glaciar, el del Rettenbach de Soelden.
Por si fuera poco, unas imágenes difundidas por la prensa suiza desvelaban trabajos con bulldozer. Se veía a las máquinas rascar la nieve del glaciar, lo que acabó de escandalizar a todos. Así que la FIS decidió no esperar a ver si a la tercera iba la vencida y a finales del pasado mes de marzo anunció que los Descensos de Zermartt salían del calendario. Una decisión que se confirmó en el Congreso del mes de junio de este año Reikiavik (Islandia).
Se cerró así la posibilidad histórica de haber organizado la primera carrera transfronteriza de la historia de la Copa del Mundo de esquí alpino. La Gran Becca, pista diseñada por Didier Défago para estos Descensos, tenía comienzo en Suiza, para rápidamente entrar en Italia. Allí, ya en Cervinia, los corredores se encontraban con la linea de meta.
Quién también se cerró fue la propia Zermatt, que como venganza por no dejarles una tercera oportunidad, este verano cerró su zona de entrenamiento sobre el glaciar (el único con pista de velocidad en esos meses) a todos los corredores y corredoras profesionales. Es decir, a los que participan en Copa del Mundo y la de Europa (si se ha permitido el entrenamiento a ski clubs y equipos regionales).
Esta decisión ha provocado un fuerte desembolso a muchas federaciones, que han tenido que llevar más corredores y corredoras de lo esperado hasta las pistas de sudamérica.
Una nueva oportunidad para Zermatt
Para calmar ánimos y que Zermatt vuelva a abrirse este verano a los y las profesionales del esquí de competición, la FIS ha decidido estudiar un nuevo recorrido, esta vez ya íntegramente en la estación de esquí suiza. Les ha propuesto recuperar la infame Gornergrat, un estadio de competición muy popular hasta los años '60 y considerado como el más duro y exigente del momento, aunque no llegó nunca a estrenarse para una Copa del Mundo de esquí alpino.
Eso sí, ahora se recortaría notablemente el recorrido. El original acogió carreras de Descenso durante los años '40 a '60 con inicio para los corredores en la cota 3089, mientras que las esquiadoras partían en Riffelberg a 2.582 metros. Las dos carreras sí tenían una meta única: la pradera de “Tuftra”, al sur de Zermatt.
Su recorrido tenía una longitud de nada menos que seis kilómetros. Hoy en día sería una carrera prácticamente imposible de completar. Hay que tener en cuenta que el Descenso más largo de la Copa del Mundo de esquí alpino es el de Wengen-Lauberhorn (Suiza) con algo más de 4 kilómetros. Ahí los corredores acaban extenuados tras apretar dientes y muslos durante una bajada vertiginosa sobre una nieve dura como una piedra.
Si en Wengen los mejores suelen hacerse la bajada en algo menos de 2 minutos y medio, en la última edición del Descenso de Gornergrat (1967), el suizo Jean-Daniel Dätwyler estableció un nuevo récord: llegó a la meta en 6 minutos y 10 segundos. Hoy no habría corredor de velocidad que aguantase tanto tiempo sobre unos esquís.