En Sudáfrica se comenzó a esquiar en 1929, cuando el The Mountain Club of South Africa instaló un rudimentario telecuerda en la cima de los 2.247 metros del Matroosberg, en las afueras de Ciudad del Cabo. Desde entonces se llegaron a contar hasta media decena de instalaciones más. La mayoría en el sur, donde los inviernos traen nieve a sus montañas, y otras más al norte, donde las temperaturas ya suben, pero se pueden ver nevadas en el Ben MacDhui Pass, el techo del país gracias a sus 3.001 metros de elevación sobre el mar.
Allí se abrió en 1993 la estación de esquí de Tiffindell. Mientras las del resto del país fueron cerrando, ésta logró mantenerse a flote gracias a la diversificación de sus actividades. Así, casi desde un principio, la oferta de nieve se diseñó como un más a más a otras como los itinerarios en buggys, parque de aventuras, alojamientos en cabañas, etc... 10 años más tarde se la adjudicó Lew Campbell en subasta.
Este ex-corredor de esquí con resultados muy discretos, tenía el objetivo de ampliar el area esquiable hasta los 10 kilómetros, pero el proyecto se quedó en el cajón. La última vez que abrió, en 2019, contaba con 200 empleados.
De todas maneras, aunque su ubicación era buena para captar nieve en invierno, por otra parte está lejos de cualquier gran ciudad de Sudáfrica. Y aunque el esquí debía ser un complemento, la realidad es que su facturación siempre fue mucho más alta que lo que se ofrece en el verano. Muy dependiente del invierno, y tras sufrir dos años de restricciones por el COVID que le impidió abrir ni en 2020 (cuando apareció) ni en 2021 (cuando se empezaban a recibir las vacunas), fue difícil volver a equilibrar los números.
En 2022 no abrieron, tampoco en 2023, y por alguna razón no ha sido hasta este 2024 que se han decidido a poner el cartel de 'se vende'.
Su temporada de invierno dura tres meses, y entre otros eventos, allí se organizaba la Copa de Sudáfrica de Esquí alpino. Cuente con poco menos de 3 kilómetros de pistas, y aunque nieva en algunos momentos del año, dependen mucho de la nieve artificial porque a las borrascas les cuesta llegan tan adentro del país.
En Matroosberg sigue existiendo el viejo telecuerda montado hace casi un siglo. Hasta la pandemia, cuando había nieve suficiente se lograba volver a poner en marcha para hacerse unas bajadas. No hay pistas marcadas ni pisapistas, alquiler de material o cualquier otra cosa que la haga parecer a una estación de esquí. Ni siquiera su temporada es regular: hay condiciones se abre. Si no hay se cierra de nuevo. De todas maneras hace tiempo que no se sabe nada de ese vetusto remonte, por lo que es probable que tampoco funcione ya.
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Muchos sudafricanos aprendieron a esquiar en Tiffindell, y muchos otros compitieron en la única pista FIS de Africa,