Aurélie Dutertre es un milagro. Esta mujer de 46 años y madre de un hijo, pasó 3 días y 4 noches atrapada bajo la nieve que cubrió totalmente una pequeña cabaña de montaña para pescadores situada cerca de la estación de esquí de Les 7 Laux en el macizo de Belledonne (Isère, Francia), en la que se había refugiado para pasar la noche.
Sólo cuatro metros cuadrados, a 2.130 metros de altitud. Esta esquiadora de Grenoble, acostumbrada a los retos y los raids, pensaba que se quedaría allí para siempre.
"Por la noche empieza a nevar y hay viento. estoy atrapada en una tormenta de nieve y me refugio en esa cabaña, pero cuando intento salir me di cuenta que era imposible. El viento había levantado una gran masa de nieve delante de la puerta. Empujé todo lo que pude, pero no funcionó. Me dije: 'No puedes quedarte ahí encerrada como una rata'".
Antes de eso estuvo durante una hora quitando la nieve de la puerta para evitar que se atascara, pero no paraba de nevar y de cubrir lo que Aurélie Dutertre trataba de vaciar. Finalmente agotada se tumbó a dormir. Cuando se despertó ya había una gran masa de nieve imposible de sacar.
Había pasado un día y vio que sus posibilidades de sobrevivir disminuían, su "ropa estaba empapada", así que colocó una manta de supervivencia en el suelo, que literalmente le salvó la vida. También se hizo una pequeña tienda de campaña par aislar algo el frío.
Obligada a esperar, la nieve empezó a caer de nuevo del jueves al viernes, "creo que fueron 150 cm", calcula Aurélie Dutertre. Las condiciones en las que sobrevive la esquiadora son rudimentarias:
"la humedad, el frío, toda mi ropa estaba empapada. Estaba congelada. Este malestar pronto dio paso a la desesperación: Veía la nieve cada vez más profunda [...]. Me veía enterrada viva.
Lloraba contra la puerta [...] Pensaba en mis hijos, gritaba a la muerte...".
Convencida de que iba a morir enterrada, la esquiadora luchó golpeando la puerta. Finalmente comprende que ha de ahorrar oxígeno. Sobrevive con sólo una linterna frontal a pilas, algunas barritas de cereales, almendras, albaricoques y mazapán. También un litro de agua. Para mantenerse ocupada, leyó "La vida ante si", de Romain Gary: "Un libro de esperanza que me hizo muy bien".
La esquiadora salió el miércoles día 12 de abril para pasar tres días esquiando por su cuenta. Avisó de que no volvería hasta el viernes, pero ese día no apareció, así que su pareja llamó y se activó el protocolo de búsqueda y rescate de personas. Pero las fuertes nevadas que comenzaron el jueves presagiaron el peor de los desenlaces.
Aunque por la zona no hay cobertura de telefonía móvil, la esquiadora sí logró establecer un último contacto el mismo miércoles cerca de los refugios de los 7 Laux. Pero las fuertes rachas de viento y el peligro de avalanchas obligó al personal de rescate a dar media vuelta el sábado para volver a reiniciarla el domingo
Un rescate in extremis gracias a un "trocito de manta"
A pesar de que los rescatadores vieron la cabaña, no se dieron cuenta que estaba dentro Aurélie al no oír ningún ruido cuando la inspeccionaron. Tampoco ella los oyó, lo que da una imagen del aislamiento del habitáculo por la acumulación de nieve.
Por fortuna el helicóptero seguía haciendo pasadas, y eso si que lo oyó, así que rápidamente pensó en como llamar su atención:
"corté un trocito de la manta de supervivencia, que pasé por el hueco de la parte superior de la puerta. Mi plan funcionó, el trozo voló y fue visto por los socorristas desde el helicóptero."
Aurélie rompió a llorar cuando se da cuenta que los socorristas se han fijado en ella. Tras retirar la nieve, ve de lo que acaba de escapar:
"Había dos metros de nieve delante de la puerta, solo me quedaban 1,5 cm para respirar. Aparte de la hipotermia y algunas abrasiones, salí bastante bien y ahora estoy en plena forma".
De hecho, aunque los rescatadores no encontraron uno de sus esquís se le pudo facilitar unos y bajó esquiando con ellos.
Osteópata de profesión, la esquiadora prometió a los socorristas "una sesión gratuita" para agradecerles que le hubieran salvado la vida.
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Aurélie Dutertre tras su rescate el domingo
