No ha sido nada fácil tirar adelante este proyecto, tal como pasa en general cuando se quiere instalar un remonte en la montaña. Rápidamente entran conflictos de intereses empresariales con grupos ambientalistas.
Con solo tres remontes, sin pistas pisadas ni fabricación de nieve, sin control de avalanchas, 2150 m de desnivel y couloirs, acantilados y desnivel en abundancia, La Grave es un antídoto para los vastos megaresorts interconectados de la actualidad. La montaña está libre de letreros y señales. La mitad de los esquiadores, desde valientes expertos hasta aventureros extremos, salen con un guía de montaña. Los locales lo llaman 'esquí salvaje' y ha cambiado poco a lo largo de las décadas.
La primera sección del actual teleférico de La Grave fue construida en 1976, y tiene la salida en el mismo centro del pueblo, a 1.400 metros. Tiene una pequeña parada intermedia a 1.800, y sigue hasta los 2.450 de Peyrou d'Amont. Allí has de cambiar de remonte y tomar la segunda sección, construida en 1978, y que te permite seguir hasta Col des Ruillans (3.200 metros). En ese punto hay un telesquí que da acceso a la única pista pisada de este complejo invernal, considerado como la meca del freeride en Europa.
En 2017 la Corporación de Turismo de Alpe d'Huez (SATA) se queda con las instalaciones de La Grave - La Meije. Es decir, el teleférico y poco más, porque aquello sigue tan salvajemente hermoso como cuando se inauguró hace casi 50 años. Apenas un restaurante de altitud, una máquina pisapistas, el remonte principal, el telesquí y la pista azul que cruza el glaciar Girose en invierno y que en verano está limitado a entrenamientos de varios clubs de esquí.
“Cinco bajadas al día es lo que un esquiador consumado y en forma puede esperar lograr, y se sabe que los novatos bajan llorando”, escribió el guía de montaña sueco Pelle Lang en Fall-Line a principios de los '90. Había llegado a La Grave desde Chamonix para crear el Skiers' Lodge, que sigue siendo el corazón de la comunidad del pueblo en la actualidad.
La nueva propietaria se puso rápidamente manos a la obra para poder ampliar el teleférico hasta los 3.600 metros del dôme de la Lauze, un proyecto que ya se contemplaba cuando se creó esta estación de esquí, pero que no se pudo nunca llevar a cabo tras la quiebra de sus impulsores en 1986.
Aunque en algún momento se especuló con la intención de conectar La Grave con Les 2 Alpes, algo que se puede hacer con cierta normalidad cuando hay nieve suficiente, la empresa negó estas intenciones, y aseguró que buscaba diversificar la oferta y modernizar las instalaciones.
Rápidamente se encontró con la oposición de ecologistas y montañeros como Mountain Wilderness. Se da la circunstancia que uno de los máximos activistas de este último grupo, es al mismo tiempo administrador de la concesión de dos refugios para alpinistas en esas montañas. Mientras argumentaba que el paso de esquiadores podía provocar el daño en la flora, admitía la llegada de montañeros en verano, pisando directamente sobre el suelo.
Hace un par de semanas, Fabrice Boutet, director de SATA, anunció que por fin tenían la aprobación de la administración para ampliar el teleférico a La Meije desde el Col des Ruillans a 3 200 metros de altitud, al Dôme de la Lauze à 3.600 metros con cabinas de 35 plazas a lo largo de un trazado de 1,8 kilómetros. Tan solo se necesita una pilona de 27 metros para extender el aparato.
Además se desmantelará por completo el telesquí (al que se llega arrastrado por una pisapistas) liberando de hierros esa parte de la montaña. Boutet destacó además que se trata de un remonte que aún hoy en día funciona con un motor de gasoil, lo que hacía más necesario eliminación de este aparato.
"Estará completamente integrado en su entorno: la terminal de recepción a 3.200 metros se rehará con los colores de la piedra y la estación de llegada a 3.600 metros se integrará en la roca. Esto permitirá desmantelar el telesquí, que distorsiona el glaciar."
Este proyecto, presupuestado en 12 millones de euros y que incluye la modernización del segundo tramo del teleférico, se inscribe en un proceso de diversificación de las actividades turísticas. Arriba en la estación de llegada final no habrá nada más que un mirador. Ni se construirá un restaurante ni se permitirá el paso de esquiadores e Les 2 Alpes.
"En concreto, seremos menos esquiadores!. Este remonte está diseñado para utilizarse todo el año. En invierno, por supuesto, subirá a los esquiadores, pero en verano no habrá esquí en el glaciar. Nuestro deseo es dar a los visitantes ganas de ir a practicar a la montaña, cada uno a su nivel, facilitando el acceso.
El objetivo no es aumentar el flujo de visitantes al glaciar, sino repartirlo a lo largo del año, lo que contribuirá a desarrollar la actividad turística del pueblo de La Grave.
