"Uru wo mamoru" y "Sonkei" son dos palabras que se marcan a fuego en los japoneses desde que son pequeñitos. "Las reglas se respetan" y "respeto".
En Japón son muy disciplinados. Hay quién dice que esto proviene de su sistema feudal y de su educación basada en el sintoismo y el confucionismo, pero sea como fuere, la realidad es que no son pocas las imágenes de japoneses guardando estricto orden en casos de extrema emergencia, como el tsunami de 2011, donde mantuvieron la compostura pese al estrés del momento.
Es cierto que al mismo tiempo es una sociedad bastante clasista y machista, donde las castas imperaron durante muchos siglos y han tenido que poner vagones de trenes solo para mujeres. Las fronteras apenas están abiertos para los inmigrantes, quienes representan tan solo un 2,5% de la fuerza laboral. En cambio los turistas internacionales sí son bienvenidos. Gastan y crean economía. En el caso del esquí lo hacen además en zonas de montaña deprimidas donde la edad media de lo residentes es altísima y la industria se basa en la agricultura y desde hace unos años el turismo.
Los Juegos de Invierno de Sapporo'72 sirvieron especialmente para eso, para dar a conocer las estaciones de esquí de Japón. Mientras nosotros lo aprovechábamos para lograr nuestra primera medalla de oro olímpica gracias a los esquís de Paquito Fernández Ochoa, ellos lo hacían para promocionarse. Nagano'98 sirvió para atraer también a turistas internacionales.
Los primeros en llegar fueron los australianos, atraídos por la nieve polvo. La crisis económica que desde entonces registra Japón sirvió para bajar precios, vender estaciones de esquí a precio de saldo y que capital extranjero se metiese en el sector. Muchos complejos invernales han visto fuertes inversiones para modernizarlas y atraer a esquiadores extranjeros. Y han venido.
Ahora japoneses y occidentales se encuentran en las estaciones de esquí. Y cada uno tiene su forma de ser.
Hay preocupación en el país por la imagen que los accidentes mortales está teniendo en el exterior. Este año se ha registrado un incremento de fallecimientos por esquiar fuera de pista o zonas prohibidas. La semana pasada murió Kyle Smaine. Todo un campeón de freestyle norteamericano. Al ser de los Estados Unidos, cientos de agencias se hicieron eco de la noticia y la rebotaron a otras tantas de medio planeta. Decenas de miles de periódicos y medios de comunicación que nunca hablan del esquí, se hicieron eco del accidente de una persona que la mayoría de gente ni conocía. Pero lo que se quedó por tanto es que en Japón fallecía gente, y eso ha preocupado a los nipones.
No hay datos nacionales, pero en la prefectura de Nagano explicaba hace unos días que en todo 2019 unas 22 personas sufrieron accidentes esquiando fuera de las zonas señaladas por las estaciones. Y que solo el mes pasado, ocho esquiadores extranjeros se vieron implicados en accidentes en este territorio situado en la zona norte de Japón.
Los esquiadores, la policía y las autoridades acusan a una combinación de factores:
- Falta de información sobre seguridad en inglés;
- Ausencia de un sistema nacional de seguridad, que incluya la regulación de los guías extranjeros; y
- Falta de voluntad de algunos esquiadores por seguir los consejos de seguridad.
Tomohiro Kushibiki, jefe de la división de seguridad en montaña de la policía de Nagano, afirmó la semana pasada cuando falleció Kyle Smaine y un acompañante austriaco, que aunque la afluencia de esquiadores extranjeros es positiva para la economía local,
"la triste realidad es que la concienciación sobre la seguridad de los esquiadores extranjeros no está a la altura. De hecho, se está quedando muy atrás.
Es esencial ya, un sistema nacional de medidas de seguridad.
Desde la Asociación Nacional de Operadores de Remontes, se describe el trato con los turistas no japoneses como "un juego del gato y el ratón".
Cultura del freeride
La reputación de la nieve japonesa despegó tras los Juegos Olímpicos de Nagano. El freeride también creció a pesar de los peligros de las avalanchas. Riesgo que algunos esquiadores internacionales están dispuestos a afrontar por la emoción de esquiar sobre nieve fresca en zonas alejadas de las estaciones, a veces abarrotadas. La Oficina de Turismo de Nagano señalaba a la prensa la semana pasada que
"No estábamos comercializando intencionadamente el freeride. A medida que llegaban a Japón más esquiadores extranjeros de países con una larga historia de freeride y travesía, traían consigo esta cultura".
La policía de Nagano ha empezado a publicar advertencias y directrices en inglés en folletos que se hace llegar a los esquiadores extranjeros. La Red de Avalanchas de Japón tiene información diaria online, pero en cambio apenas están traducidas al inglés porque la web está en desarrollo.
En Estados Unidos en cambio podemos ver como las zonas para freeride están muy señalizadas. A algunas solo se puede acceder por una especie de 'puerta' donde además hay un código QR que permite a los esquiadores acceder a la información de seguridad más reciente, especialmente el riesgo de avalanchas y la meteorología.
Los operadores de remontes de Japón piden que se haga más por la seguridad de los esquiadores extranjeros. Y que se impliquen más actores del sector como son los hoteles para que transmitan información sobre seguridad o controlando con más rigor a los guías extranjeros.
Japón quiere acoger a esquiadores extranjeros, pero éstos deben conocer la realidad de los riesgos que corren.