Situada en pleno centro de Asia y lejos de cualquier país que no toque sus fronteras, está Kirguistán. Es una de las ex-repúblicas soviéticas y todo un oasis democrático de aquella parte del planeta, al menos hasta hace relativamente pocos años.
Durante la época de la Unión Soviética Kirguistán era el lugar donde muchos militares y sus familias pasaban las vacaciones en algunos de sus balnearios y alguna estación de esquí como la de Oruu-sai a una hora aproximadamente de Biskek, capital del país.
Si en algún momento quieres saber como se esquiaba en la era soviética solo tienes que ir a Oruu-Sai. Allí las instalaciones se han mantenido casi intactas desde entonces hasta el punto de que podríamos subirnos en un vertiginoso telesilla monoplaza donde el asiento es realmente una tabla donde poner el culo y una barra donde agarrarte. No hay cadena ni más sistema de seguridad que el sentido común del viajero. Toda una temeridad que también podemos encontrar en países que se suponen más modernos como Japón o los Estados Unidos.
En todo caso en Oruu-Sai la situación parece que va a cambiar dentro de poco. En un momento de cambios políticos en que el mundo se está volviendo a dividir en dos bloques, Europa y Estados Unidos por un lado y prácticamente el resto del mundo por el otro, las alianzas con países que se han quedado entre una y otra parte se han vuelto importantes.
Austria ha firmado un acuerdo de colaboración económica con Kirguistán en el que entre otras cosas entra un paquete de ayudas para modernizar algunas instalaciones deportivas y turísticas. Y es aquí donde entra Oruu-Sai, la principal estación de esquí del país.
Se le va a colocar nuevos remontes, entre ellos un telecabina que se ha encargado lógicamente al fabricante austriaco Doppelmayr. Austria pondrá el 70% del dinero de la inversión total y el estado kirguiso el 30% restante.
No es la primera vez que Austria paga un telesilla en algún país en vías de desarrollo. El que se montó en Malam Jabba (Pakistán) también fue financiada por los austriacos. Luego fue destruido por los talibanes y hace poco volvió a recuperarse de nuevo gracias a unas ayudas por parte austriaca.
