Ucrania: Cómo vive la estación de esquí de Bukovel la llegada de la guerra

La invasión de Ucrania por parte de Rusia pilló tan de sorpresa a todo el mundo, que a muchos ucranianos los cogió esquiando en alguna de las estaciones del país. El jueves 24 de febrero, cuando las noticias anunciaban la entrada de los tanques en el país, muchas familias todavía estaban apurando las vacaciones de febrero. Ese día no tuvieron ni tiempo de ponerse los esquís. Se lanzaron a los armarios, echaron la ropa en la maleta rápidamente, y soltaron las llaves de la habitación en el mostrador antes de salir a la carrera en coche hasta Kiev.

Una estación a la 'europea'

Con unos estándares de calidad europeos, Bukovel es la estación de esquí más importante y moderna de Ucrania. Fue creada de cero en 2001, comprada por Privatbank en 2008, y vendida en 2018 al estado. Entre las empresas que participaron está la canadiense Ecosign. Situada totalmente dentro de una enorme zona boscosa de los Cárpatos, cuenta con 75 kilómetros de pistas, un centenar de hoteles, varios de ellos de cuatro estrellas.

La estación de esquí de Bukovel se diferencia de otros centros invernales en Ucrania por tener un alto nivel de servicio y una infraestructura de remontes y pistas bien desarrollada. Por eso, es aquí donde  tienen lujosas viviendas muchos de los oligarcas ucranianos, los que hicieron fortuna tras la caída de la Unión Soviética con la privatización de los servicios del electricidad, gas, petroleo, etc... Situada al oeste del país, representa un  enclave ideal para salir pitando a la Unión Europea en caso de que la guerra llegue aquí. Pero también es una zona donde hoy todavía se sigue relativamente al margen del conflicto.

Activados en modo guerra

Cuando estalló el conflicto bélico, se impuso una ley marcial en todo el país por un período de 30 días que obligó a cerrar las pistas de esquí. Se apagaron todas las luces como medida para evitar las bombas, y se iluminaron las instalaciones con linternas, luces de los móviles o velas. Aquella noche el personal de los hoteles solo pudo sentarse a esperar en los sofás de los vestíbulos mientras observaban la majestuosidad de la montaña en una noche con una oscuridad nada habitual, ya que las pistas ofrecen esquí nocturno durante la temporada.

Los responsables de Bukovel anunciaron que aunque cerraban los hoteles para el turismo, también se pedía que no viniera nadie. Que reservaban la comida para el personal de la estación de esquí aunque también ofrecieron dar de comer gratis a quien lo necesitase en la región de Ivano-Frankivsk, donde está el complejo invernal.

Con el tiempo las cosas han ido cambiando. La comida a esta zona del país sigue llegando. Incluso en Kiev, donde los supermercados siguen abiertos con algo de productos a la venta que llegan en camiones desde Polonia. Pero aunque muchos ucranianos han preferido pasar la frontera y buscarse la vida en la Unión Europea, los hay que han decidido hacer un desplazamiento interno, especialmente al oeste del país, donde el conflicto todavía sigue lejos.

Muchos de los que han vuelto a Bukovel son los mismos que salieron a la carrera el 24 de febrero. Solo el fin de semana del 5 de marzo se contaron casi 5.000 automóviles, en su mayoría con matricula de Kiev. Son gente de clase media-alta que pueden pagar las habitaciones de hotel. Y es que, en vista de que de momento los servicios de agua, luz y gas siguen estables, la gran mayoría de alojamientos han vuelto a abrir las reservas. También aquí sigue llegando comida y productos desde la frontera con Rumanía, y las calles permanecen en relativa tranquilidad.

A la pregunta de que son, no saben decir si calificarse como "desplazados", "refugiados" o "turistas". Las pistas de esquí siguen cerradas, pero han vuelto a abrirse de momento algunos pubs y bares, a la espera de que algún día lleguen los rusos.

Los jóvenes graban su día a día en vídeos que luego cuelgan en Tik-Tok. Algo que ya se ha bautizado como War-Tok. Una manera de poder olvidarse del drama de una guerra, de evadirse de la presión por saber qué les propone el futuro. No es la primera vez que se sigue una guerra a través de las redes sociales. La Primavera Árabe fue de Facebook, la Guerra de Siria para Twitter, y la Invasión de Ucrania está siendo pasto de Tik -Tok.

Ayudando el ejército de Ucrania

Mientras esto ocurre arriba en la estación de esquí, abajo en el pueblo de Tatariv la gente se ha movilizado para ayudar al ejército ucraniano. Las mujeres que se han quedado, crean trajes de camuflaje, chalecos, etc.... Los hombres de 18 a 60 años no pueden salir de Ucrania por la Ley Marcial. Así que les han dado armas, y ahora, armados, dan vueltas por las calles para vigilar que entre los desplazados que llegan desde otras partes del país, no se cuele algún ruso.

Por su parte, los dueños de la estación de esquí, han anunciado que pagarán por adelantado 110 millones de Grivnas en impuestos (unos 3,5 millones de euros) para ayudar a la reconstrucción del país.

Uno de los dueños de la estación de esquí de Bukovel es un diputado conocido por sus labores filantrópicas. Cada año invitan a niños con graves enfermedades a pasar unos días divirtiéndose en la nieve. También han instalado una cocina en el vestíbulo del aparcamiento número 1, y dos veces al día ofrecen comida caliente gratuitamente.