No puedes competir en los Juegos de Invierno con cualquier marca de esquís o tabla de snowbard. Al parecer el Comité Olímpico Internacional tiene una política muy rígida en la regulación de los patrocinadores no afiliados a los Juegos.
En los Juegos Olímpicos de Pekin 2022 la estadounidense Julia Marino se llevó una plata en el slopestyle femenino de snowboard. Pero lo hizo con una tabla 'ilegal'. Y es que participó con una de la marca italiana Prada que no tiene ningún vínculo con el COI.
Y es que lejos quedaron aquellos tiempos en que el olimpismo era la imagen del amateurismo más puro, en el que se llegó a vetar la participación de algún deportista por ser parte de algún equipo profesional.
Las cosas han cambiado, y aunque todavía no se permite la inserción de publicidad en la ropa de los deportistas, es imposible evitar que se vean logos en algunas prendas. Por eso, el COI trata de todas las maneras posibles que los deportistas olímpicos participen exclusivamente con empresas que tengan algún acuerdo de patrocinio. Y es que al fin y al cabo, el COI no deja de ser una empresa privada que debe pasar cuentas y generar beneficios.
El nivel de control sobre todo lo que rodea a los eventos olímpicos es extremo. Ninguna imagen asociada a los cinco aros puede ser emitida por cadenas de televisión o Internet no autorizadas. Si pruebas a poner un vídeo de ellos en Youtube, será eliminado al momento. Tanto celo tienen, que en muchos casos tampoco puedes insertar ese vídeo en una web de Internet. Para verlo has de ir al canal del COI en Youtube.
Tienen mucho cuidado con lo que ellos llaman,
"la gestión de los patrocinadores no afiliados a los Juegos, para preservar los valores más puros del deporte y a la vez privilegiar a sus colaboradores históricos, que con su aportación económica ayudan a fomentar la práctica deportiva por el mundo."
Controlan las imágenes que aparecen en Internet, las marcas durante los Juegos, y desde hace unas pocas ediciones incluso los mensajes que se publican en las redes sociales.
La regla 40 de la Carta Olímpica, que en el pasado prohibía que la imagen de los deportistas fuera explotada con fines publicitarios durante los Juegos, ya no prevé esta obligación, pero sí exige que los patrocinadores respeten determinados criterios.

Dicho todo esto, solo queda imaginar la cara de atónitos que se les debió poner a los del COI cuando la norteamericana Julia Marino apareció en el Slopestyle con una tabla Linea Rossa de Prada. No solo eso, sino que además ganó la plata, con lo que su participación y por tanto el logo de la marca italiana apareció en todos los informativos. Para darse cuenta del éxito que tuvo, la tabla ya está completamente agotada en su tienda online, tanto en su versión blanca como en la negra, y eso que tiene un coste de 2.700 euros.
La intención de Julia Marino era participar también en el Big Air. Pero ya no pudo porque los funcionarios del COI le dijeron que esa tabla era ilegal. Que la solución pasaba por tapar las letras con rotulador.
"Me dijeron que me descalificarían si no cubría el logo y me obligaron literalmente a cubrir la parte inferior de mi tabla con un rotulador. Para quienes no lo sepan, la base de un snowboard es importante por tu velocidad y no debe llevar nada encima. El hecho de tener un rotulador encima le impide funcionar"
La estadounidense de 24 años, que días antes había sufrido una caída que le impedía estar al máximo de forma, decidió igualmente intentar entrenarse con la tabla modificada, pero aseguró que
"me faltaba velocidad. Me sentía físicamente y mentalmente agotada por esta distracción".
Así, ya satisfecha por la plata ganada en su especialidad favorita, el Slopestyle, Marino prefirió evitar riesgos y renunció a pelear por otra medalla en Big Air.
El caso de Julia Marino acaparó un importante protagonismo en Estados Unidos, donde la cadena de televisión NBC o el periódico "New York Times" contaron la particular historia.
Según Apex Marketing Group, empresa especializada en consultoría de márketing, la cobertura mediática en torno a la tabla de snowboard y las gafas de Julia Marino generó 9,8 millones de dólares en todo el mundo en valor de marca equivalente para Prada.
- En 2003 la actriz norteamericana Barbra Streisand hizo retirar una fotografía aérea en que aparecía su casa de Malibú, publicada en una página web. Pidió una compensación de 50 millones de dólares por daños. Hasta ese momento tan solo la habían visto un puñado de personas. Pero cuando se conoció el caso, la imagen empezó a circular por la red. En un mes ya la habían visto 420.000 personas.

Julia Marino mostró en su perfil, lo que tuvo que hace en su tabla para intentar competir