Vas a reparar una moto, y le falta una correa de distribución. Buscas la pieza para algo de tu jardín, y tampoco está. ¿Juguetes para estas navidades? Pues parece que este año no elegirán los niños, sino que serán los Reyes Magos los que decidirán que tienen en la saca para repartir. Y así un buen número de productos que estas semanas están faltando. ¿La razón? Se ha roto la cadena de suministros a nivel global. Y el sector del esquí no es ajeno a ello, aunque por suerte la mayoría de entregas se hicieron poco antes de que apareciese este problema.
El diario Tages-Anzeige de Zurich se centraba esta semana precisamente en el sector del esquí. Y como no, se fue a las instalaciones de Stöckli, el único gran fabricante de material duro de invierno que queda en el país. Allí le atendió Christoph Fuch, uno de los directivos de la marca, que le confirmó que
Stöckli obtiene muchos materiales de empresas de Austria, que a su vez compran materias primas de todo el mundo y, por lo tanto, sufren cuellos de botella internacionales. Este verano, por ejemplo, la marca suiza no recibió madera de paulownia durante tres semanas, que la marca necesita para fabricar los esquís de travesía que son más ligeros. La empresa se vio obligada a cambiar de programa y fabricar otros modelos.
La mayor dificultad en este momento es el aluminio. Cuenta el diario suizo, que dos capas muy delgadas de este material se incrustan en cada esquí Stöckli estándar. Hoy, para recibir la materia prima, la empresa tiene que esperar 24 semanas en lugar de las 8 habituales, y la fecha de entrega también es incierta.
"La situación es extremadamente difícil: en cuanto nos controlamos un frente, surge el siguiente problema. Es fundamental que todos los componentes estén disponibles. Si sólo falta uno de los veinte elementos individuales, no podemos hacer el esquí".
Y a pesar de las numerosas llamadas telefónicas, no siempre es posible encontrar lo que necesita. Para que las máquinas puedan seguir funcionando de la mejor manera, Stöckli ha reorganizado la producción, gracias también a la flexibilidad de los empleados, que en poco tiempo han trasladado el horario de trabajo a la tarde o al fin de semana, cuando finalmente se entrega el material. pedido.
Stöckli produce 216 pares de esquís al día. En verano ya comienza la exportación a Norteamérica, países escandinavos, Pirineos y otras regiones. Las tiendas de los países alpinos, incluidas las de Suiza, donde se vende la mitad de la producción de la marca, se entregan en octubre y noviembre. Actualmente tienen retrasos para modelos puntuales, pero la empresa asegura que los clientes no notarán nada porque lo más grave de la rotura de la cadena de suministro empezó a notarse en otoño, cuando ellos ya habían lanzado gran parte de la producción.
Pero todo esto trae un efecto secundario. Y es que a mayor demanda con poca oferta, suben los precios. Hay empresas pagando más con tal de adelantarse a otras en el suministro de ciertos materiales, lo que hace que final suba para todos. Stöckli vende gran parte de su producción al finalizar la ISPO Winter de Munich. Este año no se hizo, pero las ventas se cerraron igualmente entre enero a marzo de 2021. Con los precios de los esquís ya marcados a los compradores, la empresa no ha podido repercutir el incremento del coste de las materias primas, por lo que el aproximadamente 10% de sobrecoste, lo ha tenido que asumir.... de momento.
Y es que para el próximo invierno si se espera que los precios se puedan subir tal como confirma Fuchs,
"Nuestros esquís costarán lo mismo este invierno. Pero obviamente estamos pensando en cómo fijar los precios para el próximo año. La probabilidad de que estos artículos se vuelvan más caros en la temporada 2022/23 es alta.
Aunque el reportaje se ha centrado en Stöckli, ya que es la marca de esquís más importante de Suiza, el diario asegura que este problema se hace extensible a todos los principales fabricantes como Atomic, Head, Fischer y Rossignol.
Para todo ellos hay mucho en juego, especialmente porque el mercado europeo del esquí se ha desplomado entre un 40% y un 50% a raíz de la pandemia. Pero ahora la demanda está aumentando. "Vemos señales positivas y vemos que la gente vuelve a esquiar", dice Fuchs.
En su opinión, a largo plazo, aquellas empresas que sean capaces de encontrar nuevos canales de suministro podrán aprovechar la situación. Para Stöckli, un productor relativamente pequeño, la búsqueda será más difícil. "No tenemos mucho poder en el mercado", concluye el directivo.
