La estación de esquí austriaca de Ischgl, que se convirtió en sinónimo de COVID-19 después de registrar un brote masivo allí el año pasado, anunció ayer miércoles que no abrirá sus instalaciones esta temporada de invierno, ya que quiere evitar "riesgos innecesarios" dado el ratio de contagio que todavía se mantiene alto a nivel nacional.
El virus encontró un caldo de cultivo en los abarrotados bares apres-ski de la estación, donde la fiesta es tan popular, que a menudo se le denomina como la “Ibiza de los Alpes”. Cuando se detectó el primer caso a principios de marzo, el COVID-19 ya llevaba propagándose desde hacía un mes y miles de turistas de toda Europa se llevaron el virus a casa.
El brote se esparció principalmente en la vecina Alemania, la mayor fuente de visitantes de Ischgl, y muchos de los contagiados culparon a las autoridades locales por no hacer nada para detenerlo. Los responsables políticos de Ischgl aseguraron que respondieron adecuadamente teniendo en cuenta lo que se conocía del COVID en ese momento.
Para evitar una repetición de ese brote, Ischgl invirtió en medidas de seguridad como un centro de test, y cámaras para reforzar el distanciamiento social. Las medidas nacionales de cierre obligaron a los hoteles a permanecer cerrados y los restaurantes solo pueden servir comidas para llevar. Esto obligó a Ischgl a posponer repetidamente su apertura en invierno. Andreas. Steibl, director de la oficina de turismo de Ischgl aseguró ayer que
“Nuestro corazón está triste, pero al final se trata de salud, y es por eso que decimos: 'Muy bien, cancelaremos este invierno debido a la situación excepcional y nos concentraremos en la temporada de verano'”
Austria permitió que los remontes volvieran a abrir el 24 de diciembre, pero muchas estaciones de esqui que dependen principalmente de visitantes extranjeros, como Ischgl, decidieron permanecer cerrados hasta que los hoteles pudieran reabrir y se levantaran las restricciones de cuarentena que disuaden a los visitantes internacionales. Para compensar las semanas perdidas, esta estación austriaca esperaba que su temporada de esquí pudiera extenderse hasta junio,
