Aunque fue Giuseppe Conte el primer líder de la Unión Europea que anunció que no habría esquí en las Navidades, 24 horas después le siguió su homólogo francés, Emmanuel Macron, quien en un discurso televisado anunció a la nación que entre otras cosas, e igual que los italianos, tampoco habría vacaciones de invierno ni complejos invernales abiertos hasta mediados del mes de enero de 2021.
No obstante la principal instigadora de esta trama europea contra el esquí ha sido Angela Merkel. La canciller alemana no quiere ver repetirse la situación del pasado mes de marzo, cuando un fallo en Ischgl (Austria) provocó que el coronavirus entrase por la puerta grande en su país, donde por cierto se acaba de registrar su pico histórico con más de 400 muertos en 24 horas. Y el país pronto cruzará la marca simbólica del millón de casos de personas que han estado contagiados en algún momento de este 2020.
Dada la situación, en Berlín así como en unos sesenta distritos particularmente afectados, el confinamiento parcial se mantiene hasta enero. En tiendas de hasta 20 m2 se permite como máximo un cliente. Los contactos deben ser limitados en todas partes (cinco personas como máximo para reuniones privadas, los menores de 14 años no están incluidos, y la cifra se elevará a 10 para las vacaciones de Navidad). También se ha pedido a los alemanes que no se vayan a esquiar.
El siguiente paso de Alemania es pedir formalmente a Bruselas que se prohíba la apertura de las estaciones de esquí dentro de la Unión Europea. Quedarían fuera por tanto las de Suiza y Andorra, así como algunos países del este como Serbia o Ucrania.
De momento el estado de Baviera ha anunciado el cierre de sus estaciones de esquí. Por tanto no se podrá esquiar en emblemáticos complejos invernales como el de Garmisch-Partenkirchen. Pero lo que Alemania no quiere ver es a alemanes saliendo por las autopistas hasta las estaciones austriacas. Así que pidió a los austriacos que cierren sus centros, pero recibieron un gran "nein" como respuesta.
El Presidente de Baviera ha amenazado con cuarentenas a la vuelta de las vacaciones para aquellos alemanes que decidan saltarse la recomendación. Todo aquel que vuelva de las vacaciones, deberá pasar 10 días confinado en su casa.
Austria, que se prepara para desconfinarse a principios de diciembre, se resiste. El sector del turismo de montaña representa en el país más de 100.000 puestos de trabajo (directos o indirectos). Cerrar las estaciones de esquí supondría una pérdida de más de 2.000 millones de euros. El ministro de Hacienda austriaco fue muy claro: si hay un cierre europeo, Bruselas tendrá que pagar la factura.
En todo caso, si ni franceses, británicos ni alemanes pueden llegar a Austria, las estaciones del país se verán abocadas a una fuerte pérdida de ingresos. La gran mayoría de los 60 millones de días de esquí que se venden allí lo compran extranjeros, sobre todo germanos.
Otros dos importantes destinos para los deportes de invierno mantienen sus intenciones de abrir este invierno todas sus instalaciones a excepción del apré-ski, y podrán hacerlo en caso de que hubiera mandato desde Bruselas, al no pertenecer a la Unión Europea.
En Suiza muchas áreas ya están abiertas, siendo obligatorio el uso de mascarilla en colas, remontes, clases de esquí y tiendas. En las pistas, menos limitaciones. El único momento en que puede 'deshacerse' del protector facial es cuando se disfruta del aire libre y se hacen curvas en las pistas. Para compensar la caída de extranjeros, un tercio de la clientela, las estaciones incluso han lanzado una campaña publicitaria, “¡Tous en pista!”, Para animar a los suizos que aún no se han puesto los esquís a que lo hagan ya. Hay fuertes promociones y ayudas cantonales para que las familias pasen sus vacaciones en la montaña.
Más complicado lo tiene Andorra, que con apenas 77.000 habitantes (la cantidad de días de esquí que se puede llegar a vender en una semana de invierno) no puede tirar de la ciudadanía local para alimentar sus estaciones. Aunque viven de un esquiador de proximidad que en más de un 85% llega en coche, la prohibición en Francia de irse más allá de los 20 km del domicilio habitual y la restricción en Catalunya de salir del perímetro municipal los fines de semana, hace muy complicado que lleguen suficientes clientes a las pistas.
De momento se mantiene la intención de abrir. Se ha retrasado al 19 de diciembre perdiéndose la Inmaculada, pero esperan que a partir de esa fecha con la relajación de algunas restricciones en Francia y España, puedan volver a ver algunas colas en sus remontes.
