Según una encuesta revelada estos días en algunos medios británicos, el 27% de los esquiadores afirma que está dispuesto a cruzar el canal de la Mancha con su coche para plantar sus esquís en alguna de las estaciones de los Alpes. Ya veremos que pasa cuando llegue el momento. Aunque un 7% lo hace habitualmente.
Los que se están frotando las manos con lo que les puede llegar este invierno son las estaciones de esquí de Escocia. Sus temporadas son como una montaña rusa. Algunas van muy bien y con mucha nieve, y otras las pasan canutas por las malas condiciones. Además han de luchar contra las compañías aéreas low cost y las agencias de viaje británicas, que se llevan a los esquiadores a los Alpes por menos de lo que cuesta llegar desde Londres o Manchester al norte de Escocia en coche.
En Escocia hay cinco estaciones más una. Caringorm Mountain, The Lecht, Nevis Range, Glencoe Mountain y Glenshee en el norte. En el sur, y ya tocando la frontera con Inglaterra, está la pequeña instalación de Lowter Hills. A todas ellas se puede esquiar con un solo pase, excepto en la última.
No obstante las mismas estaciones reconocen que esquiar en Escocia no es la misma experiencia que hacerlo en los Alpes. El clima es más duro, la meteorología suele ser implacable con sus vientos, y a menudo puede caer fuertes nevadas que lo colapsen todo o estar casi todo el invierno sin apenas ver un copo. Tampoco están preparadas para asegurar sus pistas con cañones, aunque un par de estaciones compraron una de esas máquinas capaces de fabricar nieve incluso a temperaturas de pleno verano. No obstante su producción no alcanza más que para un par de centenares de metros de pista. Suficientes para asegurar clases a principio de temporada o incluso en inviernos famélicos.
Algunos operadores turísticos que han abandonado totalmente la idea de enviar a clientes suyos a Europa, están tratando de captar algún cliente para estas estaciones de Escocia, o incluso para hacer esquí de travesía en el Cairngorms National Park. Aún así, habrá que estar atentos a las condiciones y en cuanto sean las idóneas, salir pitando hacia el norte, como los surfistas hacen cuando saben que es el día de las buenas olas.