La montaña no llegó a esos límites, pero las colas han sido una constante durante estos años. En algunas estaciones incluso las pistas más cercanas a la base han sido un constante sorteo de esquiadores y snowboarders. Pues bien, parece que este invierno la sensación y la experiencia será otra. Para pesar de las estaciones, que tendrán que mantenerse con menos forfaits vendidos; pero para alegría de los clientes.
Así se ha visto en algunas de las encuestas de satisfacción publicadas por las estaciones de esquí de Australia. Este pais junto al de Nueva Zelanda, han sido los únicos en el hemisferio sur que han abierto su temporada de esquí a un gran público. Todo un test para ver como funcionan las cosas en plena pandemia en un complejo invernal.
Solo dos estaciones, ambas de Vail Resorts, cerraron sus puertas. Lo hicieron a las dos semanas de abrir. El resto se han mantenido operativas, aunque con ciertas normas de protección ante el COVID-19 y en muchos momentos al 50% de su capacidad en los remontes. Algunas de ellas se sienten molestas porque pese a que se cuidaron muy mucho de mantener el orden y vigilar que se respetaran las directrices sanitarias, se vieron a merced de las órdenes que dictaban los Gobiernos estatales y central. No sabían nunca si les podrían obligar a cerrar de un día para otro, aunque fueran una 'isla de protección y organización'.
De hecho una de las cosas que los clientes han destacado, son los 'vigilantes del COVID'. Personal que las estaciones pusieron en casi todos sus remontes, especialmente los de más afluencia, para controlar que todo el mundo se mantuviera en las colas con la mascarilla correctamente puesta (en Nueva Zelanda no se obligó) y que se guardara la distancia adecuada.
Los clientes también destacan que no subieron en todo el invierno con ningún extraño en el telesilla. Siempre era gente conocida, amigos o familiares.
En los restaurantes también les sorprendió la fluidez a la hora de pedir las consumiciones. No hubo muchas esperas como otros inviernos. Esto se vio más en julio y agosto, periodo pico de las estaciones en el hemisferio sur, que además coincidió con un repunte de los casos de coronavirus en Australia. No se decretó el cierre de los centros turísticos, pero si que se limitaran algunas situaciones.
También que la experiencia de esquiar fue mucho mejor al no haber tantos esquiadores y snowboaders en la montaña. No hubo aglomeraciones y se disfrutó de la montaña "como lo debían hacer nuestros abuelos"
La regulación del flujo de esquiadores se hizo mediante el control del número de forfaits a la venta. Para evitar que nadie se encontrase frente a la taquilla sin poder comprar su pase, todas las estaciones habilitaron un sistema de venta on-line. Esto causó un problema a muchos de estos complejos invernales, ya que sobre todo a principio de temporada, se encontraron con verdaderos atascos de esperas para comprar. En Thredbo por ejemplo, se llegaron a encontrar con 38.000 personas tratando de acceder para hacerse con su forfait. Por eso los responsables de estas estaciones de esquí en el hemisferio sur, piden a sus compañeras del norte, que tengan sus sistemas de pasarela de pago por internet preparados para poder absorber una gran demanda, especialmente en los fines de semana y periodos vacacionales.
En resumen, han sido un gran trabajo y esfuerzo para las estaciones y su personal. Tanto el de control de esquiadores en los remontes, como el que se encargaba de tareas administrativas, especialmente las tecnológicas,
Pero los esquiadores en cambio la experiencia ha sido buena. El control en la venta de forfaits ha evitado mayores colas que otros inviernos, y además han podido esquiar mucho más tranquilos por las pistas.
